sábado, 26 de julio de 2008

miércoles, 23 de julio de 2008

Trois fois

Para Pierre, amigo.


Trois fois j'ai été confrontée à la mort, la vraie mort, celle qui déchire et éloigne, celle qui reste dans l'air avec des paroles qui ne seront plus prononcées, des gestes qui ne seront pas vus et des regards perdus,-il y a des choses qui devraient être éternelles, "tu ne verras pas..."-, celle qui fait mal, l'avenir tronqué, la vie en suspend; une fois avec la mort bruyante, qui crie, celle qui est injuste pour celui qui reste, " et moi, et moi", une autre avec celle qui fait mal, mal parce qu'on se sent seul dans un monde qui n'a plus de sens. "Tu devrais être là parce que c'est dans l'ordre des choses et cet ordre je ne le comprends plus." Celle qui laisse le vivant seul, un peu con à sa place de survivant. Trois morts si douloureuses. En 1994 juste après la naissance de mon fils Guy, en 1999, puis en 2001. Je me suis sentie flouée, c'est bête non? Des égratignures profondes, des blessures, des douleurs qui n'ont pas de fond. Des coups de massue. Des merde alors, putain ça fait mal. Et puis on sent le mort présent, autour, on le voit, on lui parle, on lui dit tout ce qu'on aurait voulu dire, on regrette, on ne sait pas quoi, mais il est là, le regret à fleur de peau, on a beau crier non, c'est oui, c'est fini, tu es là, je suis parti. On se sent différent, tout d'un coup, on regarde le monde et on se dit qu'il ne peut pas comprendre. Moi qui ai toujours été loin, je pensais que cela m'aiderais à supporter, mais la mort est puissante. Je sais que ça passe, d'une certaine manière, avec des compromis avec la vie, des justifications, des excuses, des raisons et le temps. La douleur passe, mais la mort reste, présente, d'une autre manière, certes, mais la vie c'est cela, accepter qu'on est toujours là, quand on se croyait protégé, un peu plus triste, aigri, toujours seul. Et puis un jour, on se sent mortel, et voilà, on accepte, on a moins mal, même si l'absence est toujours palpable. Le souliers qui étaient mis devant la porte, la voix au téléphone, les commentaires, l'intérêt qu'on nous portait, le regard de l'autre... cela prend du temps, mais tout passe, avec le temps, avec les jours, les nuits et la vie. Avec le temps, avec le temps tout s'en va... le coeur quand ça bat plus, faut laisser faire et c'est très bien. Il faut pleurer, il faut crier, il faut... Il faut, parce c'est comme ça, on est comme ça... humain, vivant, et qu'on a de la peine, parce qu'on comprend l'incompréhensible, parce qu'on le voit, parce qu'on reste et qu'avec le temps tout va, tout s'en va. Même si ça revient parfois. Oui, tout s'en va. Tu le sais. J'ai de la peine et je pense à toi, avec tendresse. Je t'embrasse, mon ami.

sábado, 12 de julio de 2008

El banco y el mundo


Pour Antonio, mon grand, mon tendre, mon merveilleux amour.


He decidido abrir la puerta, salir de mi cárcel y ver el mundo. El consejo de un amigo. Salir de la cárcel del tiempo que me tiene loca, que espera y que espero, tiempo lento desde que llegué; las cosas se hacen con un cuentagotas cuando necesito que corran, que se apuren, que avancen, ¡por favor!, estoy tan decidida a empezar, pero no, el tiempo tiene un ritmo de verano, tranquilo, "mira" me dice: "las cosas se harán
poquito a poco", ¿los muebles? "Ya llegarán", ¿mi conexión Internet?, "la semana que viene si Dios quiere", ¿el coche? "ah, no, falta, falta", ¿el trabajo?, "más adelante, por favor", yo quiero un huracán, una tormenta eléctrica, un milagro, quiero que esté todo en su lugar, no me gusta esperar, nada de ir despacito, no, no, no, ay maldito tiempo en medio de mi verano, que por otra parte está precioso, Montreal está verde, con brisa y calor, hermoso, todos en la calle, en bici, en rollers, o en chancletas sexy; tiempo que me acorrala de más de una manera porque si en mis cosas nada pasa, en cambio cada cuatro horas vuelve el dolor, ese sí puntual, un dolor que envenena cada paso que doy, inmobilizando mi cuerpo chueco, la espalda rígida, la pierna acalambrada y tan dolorida, yo: sin poder sentarme, caminar o estar parada por más de diez minutos sin que unas ganas irreprimibles de tirarme por el suelo a aúllar un rato me vengan donde esté: llevo a espaldas un tiempo ciático además de estival. Sin embargo, hoy abrí la puerta y salí a ver el mundo...

-Oiga, ¿está tan cansada que tiene que ocupar todo el banco?
-No, no estoy cansada, estoy con la pierna mal, perdone, necesité echarme aquí a esperar que pase un poco el dolor. Debajo de este árbol, es lindo, ¿no?
-Y, ¿cuánto tiempo necesita para que se sienta bien?
-El tiempo necesario, qué sé yo, un momento, ¿por qué pregunta?
-Es mi banco.
-¿Cómo que es su banco? Es un banco público, no tiene dueño, y llegué primero.
-Todos se lo dirán, es mi banco.
-¿Todos? Todos ¿quiénes?
-Todos los que viven por aquí.
-Y, ¿por qué es su banco?
-Yo a usted no le debo ninguna explicación. Pero si está herida se lo presto a cambio de conversación.
-Ya, ya.
-Está escribiendo, a ver, es un idioma extranjero.
-Mire, es privado. Sí, escribo en español.
-Y, ¿qué estaba escribiendo?
-Más que escribir estaba pensando en el tiempo.
Pensaba que no tengo nada contra el tiempo, sino que a veces me vienen ganas de matarlo.
-Qué rara es usted. Rara pero divertida.
-Eso también me lo dice mi amiga Rosa.
-¿Tiene una amiga que se llama Rosa?
-Sí. Y le gusta como pienso, ¡eh!
-Es bonito el nombre Rosa... El tiempo, ¿el clima?
-No, el pasar del tiempo, el tiempo que corre, que pasa o no pasa, estuve recordando una frase de Schopenhauer: "no hay que avanzar sobre el futuro, pidiendo antes de tiempo, solo lo que puede venir con el tiempo."
-Schopenqué, ¿es otro amigo suyo?
-No, es un filósofo alemán.
-Ah. ¿Todo llega cuando debe llegar?
-Algo por el estilo. En fin, no exactamente. No importa, ya estoy mejor, le dejo su banco. Sin embargo quiero decirle que es un poco joven para tener banco propio.
-Joven o viejo, qué importancia
-El tiempo concede a veces importancia a las cosas.
-¿Derechos?
-Bueno, no sé, nada, quizás tenga razón, ahí tiene su banco, y yo sigo mi camino.
-¿Volverá mañana?
-No sé. No creo.
-Ah, bueno, pero le había gustado el árbol, a mí también me gusta este arce, si quiere podemos conversar del tiempo si tanto le interesa.
-No sé, es un tema que me frustra. No, tenga un lindo día, y hasta otra...
-Hasta luego amiga de Rosa, rara y divertida. Vuelva, estoy dispuesto volver a prestárselo si quiere...
-Hasta luego, proprietario de banco público, mañana espero estar mejor y no tener que echarme por ahí...