Espíritu Santo. Una pequeña municipalidad situada a unos treinta kilómetros de Montreal, allasito nomás al norte de la isla, cruzando el bello río del San Lorenzo, atravesando la isla Jesús; enclavada entre las montañas al oeste y la llanura agrícola abundante de la región de Lanaudière, rodeada de lagos y cascadas; los habitantes han elegido un nuevo alcalde, como en todas las municipalidades del Quebec, la semana pasada. El candidato Clément Grégoire se presentaba contra Sylvain Grégoire. No, Mesdames et Messieurs, no son parientes. Es más, no solo tienen estos señores el mismo apellido sino que también obtuvieron el mismo número de votos: 73. Volvieron a contar los votos. Siguió el empate. ¿Qué dice la ley?, ¿cómo se soluciona el problema?. ¿Quién ganó la alcaldía?
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Delante de los candidatos perplejos, el juez se sacó la boina, la dió vuelta y pidió que los aspirantes pusieran un papelito con sus nombres y así se decidió de quién sería el nuevo alcalde. El sorteo dió ganador al alcalde Grégoire, qué cosa, ¿no?