
miércoles, 17 de diciembre de 2014
viernes, 5 de diciembre de 2014
Para Joseph
Poeta guatemalteca, barcelonesa y argentina: Alaíde Foppa
El corazón
Dicen que es del tamaño
de mi puño cerrado
Pequeño, entonces,
pero basta
para poner en marcha
todo esto.
Es un obrero
que trabaja bien
aunque anhele el descanso,
y es un prisionero
que espera vagamente
escaparse.
¿Qué te parece éste?
Mis hijos
Cinco hijos tengo: cinco,
como los dedos de mi mano,
como mis cinco sentidos,
como las cinco llagas.
Son míos:
cada día
soy más de ellos,
y ellos,
menos míos.
Por la secreta vía de la sangre,
algo de mi apariencia se llevaron.
Mis ojos castaños me miran hoy
con renovado brillo; ríe mi boca
alegre y limpia, con dientes de niño.
Y misteriosamente reaparecen
semblantes de mi infancia,
que nueva vida ocultos esperaron.
Hondo caudal irremplazable, el tiempo
también les di, más mío que mi sangre:
el hilo ininterrumpido de los sueños
y el curso roto de los pensamientos;
la larga espera, las noches despiertas,
el reposo no repuesto, las fiestas...
Y el tiempo se acortó
de mi frágil belleza pasajera
Intacto brotó el amor cada vez,
como si diera la misma semilla
el fruto que de mí se desprendía
y en mi fértil corazón, nueva flor.
Oh, amor, estremecimiento sombrío,
esperanza y temor,
y el manto de piedad que los abriga.
Sangre, amor y tiempo,
de mi vida les di.
Mas no me dejó desnuda
la inagotable entrega
por si misma nutrida:
entera me daría,
cada día,
por cada uno de ellos,
y entera y florecida
quedaría.
Cinco hijos tengo,
cinco caminos abiertos,
cinco juventudes,
cinco florecimientos.
Y aunque lleve el dolor
de cinco heridas
y la amenaza
de cinco muertes,
crece mi vida
todos los días.
El corazón
Dicen que es del tamaño
de mi puño cerrado
Pequeño, entonces,
pero basta
para poner en marcha
todo esto.
Es un obrero
que trabaja bien
aunque anhele el descanso,
y es un prisionero
que espera vagamente
escaparse.
¿Qué te parece éste?
Mis hijos
Cinco hijos tengo: cinco,
como los dedos de mi mano,
como mis cinco sentidos,
como las cinco llagas.
Son míos:
cada día
soy más de ellos,
y ellos,
menos míos.
Por la secreta vía de la sangre,
algo de mi apariencia se llevaron.
Mis ojos castaños me miran hoy
con renovado brillo; ríe mi boca
alegre y limpia, con dientes de niño.
Y misteriosamente reaparecen
semblantes de mi infancia,
que nueva vida ocultos esperaron.
Hondo caudal irremplazable, el tiempo
también les di, más mío que mi sangre:
el hilo ininterrumpido de los sueños
y el curso roto de los pensamientos;
la larga espera, las noches despiertas,
el reposo no repuesto, las fiestas...
Y el tiempo se acortó
de mi frágil belleza pasajera
Intacto brotó el amor cada vez,
como si diera la misma semilla
el fruto que de mí se desprendía
y en mi fértil corazón, nueva flor.
Oh, amor, estremecimiento sombrío,
esperanza y temor,
y el manto de piedad que los abriga.
Sangre, amor y tiempo,
de mi vida les di.
Mas no me dejó desnuda
la inagotable entrega
por si misma nutrida:
entera me daría,
cada día,
por cada uno de ellos,
y entera y florecida
quedaría.
Cinco hijos tengo,
cinco caminos abiertos,
cinco juventudes,
cinco florecimientos.
Y aunque lleve el dolor
de cinco heridas
y la amenaza
de cinco muertes,
crece mi vida
todos los días.
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