Imaginate que vaya ahora a los objetos perdidos en Garrucha y le pida al encargado si le han traído esa pulsera de plata preciosa que tenía grabado: "Te amo corazón de melón", esa finita, esa linda, ¿te acordás? Qué le cuente que la perdí sobre la playa este verano, en algún momento en agosto, cerca del chiringuito que estaba a la izquierda de la entrada de la playa, o quizás en el agua, no sé. Y qué me diga: ¡sí, señora recién me la traen! O que vayas el viernes a la tarde al correo, sí ese al lado del video club, que la cola, eterna siempre, salga por la puerta y de vuelta hasta en frente del club, y que la encargada grite, "los que tienen postales para la Argentina, San Miguel de Tucumán, pasen por aquí": ¿qué pensarías? ¡QUE SUERTE TENGO HOY!
-Ay mamá, nunca más te preguntaré si juegas a la lotería.
Bueno mijo, no vayas a creer, podés ganar, no dije que no.
O que me toquen el timbre y seas vos.
ResponderEliminarTambién se puede incluir que vayas al hospital y que te atiendan enseguida...
ResponderEliminar