Nací a las doce de la noche del día 28 de enero sobre, según me dicen, la calle Córdoba al 300 en San Miguel de Tucumán. Habrán cuarenta kilómetros, un poco más quizás, entre Santa Lucía el ingenio azucarero camino a Tafí del Valle dónde vivían mis padres, y el centro de la ciudad. Tomó el ómnibus mi mamá, jovencita era, y se instaló en la clínica, una casa antigua con patio interior, y las piezas sobre un costado. Sería yo, Inés, su primer hija, el parto se anunciaba complicado y sobre todo largo largo, sus hermanas, Noemí, Maisú, Sonia y Silvia todas pasaron por allá durante el día, mi padre, Mikita, algunas amigas, la acompañaban, por el calor intenso, ardiente, pleno verano en Tucumán, se habían instalado en el patio, Mikita mi abuela, rezaba el rosario protestando contra los maridos médicos, "¡qué desgracia, qué desgracia, había sabido ser tener un marido médico!" lo diría por los nervios de mi papá, se pone muy insoportable cuando está nervioso. Cuando se dieron cuenta que tomaría yo mucho tiempo en nacer, se pusieron a comentar: "Martita, que te saldrá gordita ¿no?, tienes que darte cuenta que cambiará tu vida, decile adiós a tu libertad, ya verás, los hijos te comen la vida," hasta que ya en la tarde mi madre gritó "basssstaaa, fuera de aquí", solo quedaron las hermanas, casi calladas y se pusieron a mirar la hora, acercándose las doce. Mi tía Noemí se levantó y se arrimó, la hora es adelantada en Tucumán desde Perón, nacería el 28, seguro, como mi primo José; mi padre entraba y salía de la sala de parto. Silvia, Maisú, Sonia, se divirtieron con la hora, ¿eh casi las doce?, faltan quince minutos, decía Noemí, no no, Noema, ya no, mira, y al mismo tiempo que comprobaban la hora pegaba mi primer grito yo. "Es mujer".
Por causa de ese nacimiento, tan largo, tan sobre la hora, tan lleno de calor y gente, y aunque mi padre se haya opuesto determinadamente a esto, me festejan siempre los dos días. Cómo en Navidad. La nochebuena y el día mismo. Ayer me acordé de mi madre y de su primer día conmigo, y también de mis tías, Noemí, Maisú, Sonia, Silvia...
Esta carta se la mandé a mi amiga Rosa. Rosa, Rosarum, Rosis, la cambié un poco. Te la robo. ¿No te importa? Besos