Llenar el auto hasta que rebose de todas partes, cargarlo hasta el tope de las mil boludeces que he ido guardando, a ver, a ver, meter esos libros, papeles que he acumulado a lo largo de mis idas y venidas de un continente al otro, cajitas, recuerdos, esas macanas que uno va juntando, --mi historia lo llamaba yo--, llenar el auto e irme al vertedero de Saint Germain y tirarlo todo de un golpe, librarme de peso, alivianarme de una vez, verlos caer y sentirme liberada, “El arte del tricot”, "Los jardines japoneses", las revistas, los diarios, las carpetas de clases que he armado en todos estos años y que guardaba por una razón oscura, ¿pensaba realmente que me servirían? Los dibujos de los chicos cuando eran pequeños, papeles y más papeles que tenía pegados a mi cuerpo como si pudieran darme una identidad. No, esta vez no me los llevaré, cambio de vida, me voy ligera y libre, me voy nueva. ¿Y qué?, quizá me arrepiente de alguna cosa, de algún mueble, no, no llevaré casi nada, mi cama, el mueble chino del mercado “aux Puces” de París, mis cartas, esas sí, las fotos, unos cuadros, no muchos, los mejores, no tengo nada de valor, lo mínimo, lo menos posible, y volver a empezar. Sí, eso tengo que hacer hoy. Una musiquita me sigue desde esta mañana: "du passé faisons table rase"... Ajá, qué bien me siento hoy.
sábado, 23 de febrero de 2008
Desnudándome
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Hay que ver la cantidad de cosas que podemos acumular. Odio las mudanzas
ResponderEliminarun punto en el océano
Después de unas veinte mudanzas, cuatro trasatlánticas, y dos o tres de norte a sur, sur a norte, uno podría esperar saber un poco como va la cosa, resignarse por lo menos, pero no, maja, uno no aprendre y sigue teniendo que tirar un montón de cosas al último minuto. Había conseguido conservar muchas cosas de mi historia sin embargo, y no, a estas alturas de mi vida, me cansé, al bote, todo... O ser rica, muy muy rica, esa sería otra opción, ¿no?
ResponderEliminarOtros besos, puntito, falta poco.