
"J'habite une blessure sacrée/J'habite des ancêtres imaginaires/J'habite un vouloir obscur..." Tenía una poética volcánica, lírica y surrealista, anafórica, aliterada y musical, no le era difícil decía: soy martiniqués, y se reía, tenía palabras deliciosas venidas del mar, de un francés antiguo y de un mundo de palabras musicales que crecieron y sobrevivieron en un rincón americano de la lengua francesa, palabras que encantaban y revolteaban por los oídos, procedientes del pueblo, de los libros, de Europa y de África; era un hombre culto cuyo padre decía: cuando escribe Aimé, la gramática sonríe; tenía violencia en sus poemas y también un dolor ancestral. Se murió un "nègre", un negro rabioso, un negro que hizo de su color y de su dolor su más bello canto, un negro fundamental. Se murió un poeta que yo admiraba, que yo quería.
Pablo Picasso
Se murió Aimé Césaire, el inventor de almas, el hombre que decía que la cultura era una creación del ser humano para poder hacer del mundo un lugar digno, para poder enfrentar la muerte: Je définis la culture ainsi: c'est tout ce que les hommes ont imaginé pour façonner le monde, pour s'accommoder du monde et pour le rendre digne de l'homme. C'est ça, la culture: c'est tout ce que l'homme a inventé pour rendre le monde vivable et la mort affrontable. Era un hombre que creyó en el hombre hasta su último día. Le poète est mort, vive le poète.

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