1969, Tucumán, mi madre compró este disco en el centro. Éramos pocos en Tucson a saber y comprender la letra. Supongo que la recuerdas, mami; se la canto a Emilia cada vez que suena el teléfono y ahora se la sabe de memoria; te la cantará cuando te vaya a visitar a tu casa. ¡Mamá: el teléfono suena, hay que responder! Mirá las bailarinas por Dios. Cuando regrese te lo pongo a Gastón, no te preocupes. Un beso.
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