martes, 4 de noviembre de 2008

Aire de otoño




El aire

Aún más que el mar, el aire,
más inmenso que el mar, está tranquilo.
Alto velar de lucidez sin nadie.
Acaso la corteza pudo un día,
de la tierra, sentirte, humano. Invicto,
el aire ignora que habitó en tu pecho.
Sin memoria, inmortal, el aire esplende.

Vicente Aleixandre

5 comentarios:

  1. CABELLERA NEGRA

    ¿Por qué te miro, con tus ojos oscuros,
    terciopelo viviente en que mi vida lastimo?
    Cabello negro, luto donde entierro mi boca,
    oleaje doloroso donde mueren mis besos,
    orilla en fin donde mi voz al cabo se extingue y moja
    tu majestad, oh cabellera que en una almohada
    derramada reinas.
    En tu borde se rompen,
    como en una playa oscura, mis deseos continuos.
    ¡Oh inundada: aún existes, sobrevives, imperas!
    Toda tú victoriosa como un pico en los mares.

    Vicente Aleixandre (Sombra del paraiso)

    http://santitafarella.files.wordpress.com/2008/07/nude-with-pubes-modigliani.jpg

    a.v.

    ResponderEliminar
  2. ¡A quién se le ocurre! ¡un amarillo así, para un otoño!

    Me quedaría pegada a esas fotos, como me quedo clavada en los bosques de por acá, de pie, en medio de colores imposibles, rebeldías vegetales que te acercan, pero apenas un instante, al sentido de vivir, o de morir, nunca lo sé, debe ser lo mismo.

    Semejante divinidad divina divi di.
    Mil besos ocres y marrones.

    ResponderEliminar
  3. Pero.. bueno, esto que es lo que es? Vengo yo toda vestida de lunes maravilloso, de sol, para este otoño tan colorido y me encuentro con eloisa almendrada, toda otoño ella, toda almendro, toda apetitosa con esas guindas, toda ella siendo ella y mis palabras quedan balanceándose en el respaldo de la silla en la que estoy sentada, la cual es de lo más incómoda.
    Cómo me gustan esos colores. Eso es lo que envidio de los lugares en los que el otoño aún existe, ese naranja que es una tarjeta de invitación para comerte a pequeños bocados un cuerpo, un hermosos cuerpo, un gran cuerpo.

    Pasados los días de lluvia, se aposenta sin verguenza ninguna la calima. Hay calima y hay sol.

    ResponderEliminar
  4. Con cada lluvia quedan menos hojas. Una pena, era tan bonito. Con cada lluvia avanza un poco más el tiempo del invierno. Uy. Con cada lluvia me acuerdo de una Eloísa y una Bank, en París, con aguacero, mirando el cielo gris y pesado, patinando sobre escaleras Montmartrianas, paseando con el coche, entre chaparrón y chaparrón,¡cómo llovió! me acuerdo de una primavera lluviosa pero hermosa porque estaban. Y lo pasamos más que requete bien. Así que vayan pensando que no conocen el invierno canadiense: es una experiencia, les asueguro, algo que no volverán a vivir nunca jamás de la vida, y venganse para aquí.

    BESOTES, hermosas, las quiero.

    Inés

    ResponderEliminar
  5. que yo si voy a cánada es pa ver a los de la montada, que los uniformes me ponen que no veas

    ResponderEliminar