
Mamá, el texto corregido para vos. Con la ayuda de A.V.
Winston Churchill, el premio Nobel de literatura (sí, sí, Sir Winston Leonard Spencer-Churchill, que se le va a hacer, quince años con un inglés marcan), decía que el éxito es ir de fracaso en fracaso con entusiasmo. Ocurrente, el viejo loco éste. Digamos que el éxito fue llegando después del fracaso pero, no sé por qué, siempre me faltó el entusiasmo. Tampoco hubo placer en ningún momento aunque sí, al principio, un poco de curiosidad. Además de profesora de francés, soy irremediablemente curiosa. Los Hassidim constituyen una comunidad hermética; hablan Yiddish, se visten con atuendos del siglo XVIII, no tienen televisión en casa ni permiten libros escolares con imágenes de niñas en pantalones o arremangadas y, en pleno siglo XXI, los 12 000 miembros que constituyen la comunidad viven sin ningún tipo de interés en el mundo moderno y pasean por la ciudad sin mirar a los demás por la calle. Entrar en esta sociedad como si fuera una invitada fue interesante y exigente a la vez. Sin embargo, no era un trabajo para mí, así que seguiré el consejo de Monsieur Winston y continuaré fracasando en cualquier otra parte, siempre que haya entusiasmo, claro. Porque cuando hay entusiasmo hay vida y buena voluntad.
Shalom, Chaim, el de la bonita sonrisa, qué sigás fanfarroneando y tirando cosas por la ventana, esa habilidad quizás te sirva en algún momento, ¡ese movimiento de brazo! Dovid, si hacés sonar la alarma de incendios una vez más te van a expulsar, ah, es lo que querés, bueno, bueno. Yitzchock Meir, vos tan callado, creo que nunca he oído tu voz. Yitzy, ¿estás?, ¿huuum?, ¿habrás hecho tu ejercicio? o será el mismo "¿qué ejercicio?" de siempre. Shmaryahou, tan inteligente vos, procurá no aburrirte demasiado, que si te aburrís un segundo pegás gritos por la clase, te levantás y trepás hasta la ventana, peleás con Daniel que a su vez te devuelve la patada y acaban los dos tirándose al piso, en una refriega sin tregua, hasta que pase algo, y una profesora pierda la voz pidiéndoles que paren, y eso todos los días cansa, te lo digo yo. Eliezer de Alberta, ya sabemos que no sabés francés, pará de repetirlo y ponete a escuchar lo que dicen, quizás aprendás algo, y entonces ya no habrá "para qué", tu frase preferida. Yaakov, hermoso Yaakov, tenés mal carácter, controlalo un poco, y recordá que la clase dura más de veinte minutos, dale, un poco de ánimo, y no molestés tanto a los otros tirándoles elásticos a los ojos. Raphael, dibujar y no hacer nada es una estrategia, pero vos también vas a tener que trabajar, y cuando haya pelea, que la habrá, no te imaginés que sos un personaje de Asterix y que por solidaridad tenés que tirarte al suelo gritando con los otros chicos, "es una cuestión de principios" decías, pero no, Raphael, así no se puede: si te gusta ser solidario y participar hacelo, pero que sea con el cuaderno. Oh, ¡el cuaderno!: Shmuel, sí, Shmuel, todos los días hay que sacar el cuaderno, y no preguntés más qué cuaderno, es el mismo de siempre, ¡qué hostilidad!, ¡que agresivo te ponés!, no te negués de esa manera a estudiar, dejá a Shlomo tranquilo, que a veces pinta que algo va a suceder. ¡Shimon!, ¡Shimon!, vas a tener que poner un poco de orden en tus papeles, las fotocopias son para los ejercicios y no para limpiarse la suela de los zapatos, no me mirés así Shimon de ojos verdes, yo sé que te irá bien, pibe simpático, tu imaginación es de oro. Shalom, Yehudah, Yonah, Nechemiah, Daniel, Elyokum, Shelomo, que su odio por el francés no les amargue demasiado el cerebro, ya lo tienen bastante perezoso e indisciplinado; es como con todo, ya que están en el baile, dejen de llorar y ponganse a bailar. Hablando de llorar, Avrohom, no hay ninguna conspiración contra vos, todos tienen que sentarse en la silla, y poner un poco de atención, aprender, y cuando digo aprender no va para tanto la cosa, pero vos con tus quejas continuas… date cuenta de cuanto molestas a todos… ¡sí, son largos los horarios!, ¡ya lo sabemos!, si lo sabré yo que tuve que soportarlos, ¡estudiar hasta la seis de la tarde! … y cuanto más ruido haya en la clase más trabajo se les da, pensalo: si están callados, se tranquiliza la profe y descansás, eh. No, Yeshiva, no es una cárcel, todo podría ser más divertido si le dieras una oportunidad. Avrumi, pequeño, inquieto e inestable Avrumi; debe ser porque tengo un niño dramático en casa que supe detener tus cóleras legendarias: cuidate y ocupate bien de Yisroël, ayudalo porque no sabe como estudiar. Mordechai, mirá adelante de vez en cuando, te darás cuenta que la persona frente a vos está diciendo algo. Zundel, la clase de francés es dentro del aula y no en el pasillo, enterate, dejá de abrir y cerrar la puerta, no te levantés, dejá de mover el escritorio, pará de moverte, por favor, ya sé que no te gusta el francés, que el gobierno te obliga a aprenderlo, que no lo vas a usar en tu vida, nunca jamás, que te vas a ir a los EE.UU. y te casarás con una americana, pero de momento, Eliyahu Zundel, tenés que pasar un examen, así es. Y Gavriel, nadie te dará nada si hacés tu tarea, pará de pedir: dinero, recreo, menos trabajo, así no se puede funcionar. Chicos, Yehudah, Yehuda Daniel, Moshe, Yonatan, Yonatan Dos, Morty, Shaul, Daniel, Isaac, Yehoshua, Boruch... menos ruido chicos, no pierdan tanto tiempo fastidiando a la profesora que si se enoja, se envenena el ambiente y aparecen tensiones, rencores y otras cosas que no les van a gustar... estar juntos tantas horas así, qué horror ¿no? Ya no habrá guerra, pararon las hostilidades, no les daré más trabajo de francés, "demasiado" trabajo de francés, un francés que ni entienden ni les interesa, ya no habrá mas "buenos días, señoritos, ¿qué hacemos hoy?", y no contestarán "¡Nada!". Eso tenía su gracia al final. Suerte a todos, la van a necesitar. Será con otra profesora. Se me fue el entusiasmo, las ganas y, sobre todo, la paciencia. Solo quedó el cansancio y el deseo de estar en cualquier otro lugar. Pero, ya ven, al menos nos fuimos conociendo un poco, ¿no?, y a mí sí me saludarán por la calle cuando pase porque, ya que no el estudio del francés, paradójicamente empezó el cariño. Epa, supe que les encantaba cuando los imitaba en broma, sí, me lo dijo el Rabino. No, no le conté que hablábamos de religión, no se preocupen. Y respondo hoy a su pregunta constante: No.
Shalom, Chaim, el de la bonita sonrisa, qué sigás fanfarroneando y tirando cosas por la ventana, esa habilidad quizás te sirva en algún momento, ¡ese movimiento de brazo! Dovid, si hacés sonar la alarma de incendios una vez más te van a expulsar, ah, es lo que querés, bueno, bueno. Yitzchock Meir, vos tan callado, creo que nunca he oído tu voz. Yitzy, ¿estás?, ¿huuum?, ¿habrás hecho tu ejercicio? o será el mismo "¿qué ejercicio?" de siempre. Shmaryahou, tan inteligente vos, procurá no aburrirte demasiado, que si te aburrís un segundo pegás gritos por la clase, te levantás y trepás hasta la ventana, peleás con Daniel que a su vez te devuelve la patada y acaban los dos tirándose al piso, en una refriega sin tregua, hasta que pase algo, y una profesora pierda la voz pidiéndoles que paren, y eso todos los días cansa, te lo digo yo. Eliezer de Alberta, ya sabemos que no sabés francés, pará de repetirlo y ponete a escuchar lo que dicen, quizás aprendás algo, y entonces ya no habrá "para qué", tu frase preferida. Yaakov, hermoso Yaakov, tenés mal carácter, controlalo un poco, y recordá que la clase dura más de veinte minutos, dale, un poco de ánimo, y no molestés tanto a los otros tirándoles elásticos a los ojos. Raphael, dibujar y no hacer nada es una estrategia, pero vos también vas a tener que trabajar, y cuando haya pelea, que la habrá, no te imaginés que sos un personaje de Asterix y que por solidaridad tenés que tirarte al suelo gritando con los otros chicos, "es una cuestión de principios" decías, pero no, Raphael, así no se puede: si te gusta ser solidario y participar hacelo, pero que sea con el cuaderno. Oh, ¡el cuaderno!: Shmuel, sí, Shmuel, todos los días hay que sacar el cuaderno, y no preguntés más qué cuaderno, es el mismo de siempre, ¡qué hostilidad!, ¡que agresivo te ponés!, no te negués de esa manera a estudiar, dejá a Shlomo tranquilo, que a veces pinta que algo va a suceder. ¡Shimon!, ¡Shimon!, vas a tener que poner un poco de orden en tus papeles, las fotocopias son para los ejercicios y no para limpiarse la suela de los zapatos, no me mirés así Shimon de ojos verdes, yo sé que te irá bien, pibe simpático, tu imaginación es de oro. Shalom, Yehudah, Yonah, Nechemiah, Daniel, Elyokum, Shelomo, que su odio por el francés no les amargue demasiado el cerebro, ya lo tienen bastante perezoso e indisciplinado; es como con todo, ya que están en el baile, dejen de llorar y ponganse a bailar. Hablando de llorar, Avrohom, no hay ninguna conspiración contra vos, todos tienen que sentarse en la silla, y poner un poco de atención, aprender, y cuando digo aprender no va para tanto la cosa, pero vos con tus quejas continuas… date cuenta de cuanto molestas a todos… ¡sí, son largos los horarios!, ¡ya lo sabemos!, si lo sabré yo que tuve que soportarlos, ¡estudiar hasta la seis de la tarde! … y cuanto más ruido haya en la clase más trabajo se les da, pensalo: si están callados, se tranquiliza la profe y descansás, eh. No, Yeshiva, no es una cárcel, todo podría ser más divertido si le dieras una oportunidad. Avrumi, pequeño, inquieto e inestable Avrumi; debe ser porque tengo un niño dramático en casa que supe detener tus cóleras legendarias: cuidate y ocupate bien de Yisroël, ayudalo porque no sabe como estudiar. Mordechai, mirá adelante de vez en cuando, te darás cuenta que la persona frente a vos está diciendo algo. Zundel, la clase de francés es dentro del aula y no en el pasillo, enterate, dejá de abrir y cerrar la puerta, no te levantés, dejá de mover el escritorio, pará de moverte, por favor, ya sé que no te gusta el francés, que el gobierno te obliga a aprenderlo, que no lo vas a usar en tu vida, nunca jamás, que te vas a ir a los EE.UU. y te casarás con una americana, pero de momento, Eliyahu Zundel, tenés que pasar un examen, así es. Y Gavriel, nadie te dará nada si hacés tu tarea, pará de pedir: dinero, recreo, menos trabajo, así no se puede funcionar. Chicos, Yehudah, Yehuda Daniel, Moshe, Yonatan, Yonatan Dos, Morty, Shaul, Daniel, Isaac, Yehoshua, Boruch... menos ruido chicos, no pierdan tanto tiempo fastidiando a la profesora que si se enoja, se envenena el ambiente y aparecen tensiones, rencores y otras cosas que no les van a gustar... estar juntos tantas horas así, qué horror ¿no? Ya no habrá guerra, pararon las hostilidades, no les daré más trabajo de francés, "demasiado" trabajo de francés, un francés que ni entienden ni les interesa, ya no habrá mas "buenos días, señoritos, ¿qué hacemos hoy?", y no contestarán "¡Nada!". Eso tenía su gracia al final. Suerte a todos, la van a necesitar. Será con otra profesora. Se me fue el entusiasmo, las ganas y, sobre todo, la paciencia. Solo quedó el cansancio y el deseo de estar en cualquier otro lugar. Pero, ya ven, al menos nos fuimos conociendo un poco, ¿no?, y a mí sí me saludarán por la calle cuando pase porque, ya que no el estudio del francés, paradójicamente empezó el cariño. Epa, supe que les encantaba cuando los imitaba en broma, sí, me lo dijo el Rabino. No, no le conté que hablábamos de religión, no se preocupen. Y respondo hoy a su pregunta constante: No.

La frase de Churchill, ¿cómo iba? Ah, sí, de fracaso en fracaso con entusiasmo... bien.
Ines, no sabes como me angustio tu relato! Me hizo acordar cuando trabaje en una escuela ortodoxa en Buenos Aires y no dure mas que dos dias. La directora me dio una bolsa con premios que tenia que darle a las chicas de 7 grado cada vez que se dignaban a hacer una multiplicacion...Sali corriendo mas pobre pero feliz de no tener que volver a trabajar en ese ese colegio. Y a no desesperarse que ya se van a abrir otras puertas. Que tal unos dias de descanso en Boston? Besos mil!
ResponderEliminarCarola
Mirá vos, durante las clases de hebreo, por la mañana, el rabino les da dinero, dinero falso, de jugar pero que al final se cambiará por algo, supongo, para que aprendan. Todas las profesoras tienen en sus aulas premios. Más que nada, Carola, no soy profesora de primaria y sin estructura, libros, o ganas, la clase se había vuelto una verdadera tortura. Por supuesto que uno se encariña con los chicos, son chicos, pero no era un trabajo grato de ninguna manera. Surgió la posibilidad de enseñar a adultos inmigrantes, algo que me conviene más. Mientras tanto, Carolín, Carolán, dicen que el pescado en Boston es riquísimo, los parques verdísimos, la ciudad deliciosa para caminar, los museos llenos, las calles también, estudiantes, y su gente hermosa y simpática... Va a ser difícil resistir.
ResponderEliminarUn beso enorme, nos vemos.
Inés
Y aca estamos los Plotkin Five, ansiosos esperando tu visita! Besos! Nos vemos!
ResponderEliminarCarola
(Sophie esta "enojada" porque su twin se queda en Montreal).