jueves, 10 de diciembre de 2009

Carta a Rosa: amiga



-"Oigan, los de primer número, prepárense, por favor. Cuando oigan la música tienen que entrar sobre el escenario. ¡¡¡Vamos, chicos!!!"
-"Señorita, faltan los varones, están en el baño."
-"¿Por qué están en el baño?, que no saben que éste es el ensayo general. Pero, ¿qué diablos pasa? ¿Dónde están? Estamos esperándolos".
-"Ay, por qué se enoja, señorita, no se da cuenta que estamos estresados, están en el baño, eso es todo."
-"Escúchenme, chiquitos, (pienso: esto es un desastre) tienen que estar listos y atentos. Atentos. No peinándose, o haciéndose no se qué, tienen que entrar sobre el escenario y dar todo lo que pueden cuando empieza la música. Bailen y muévanse, porque de lejos no se ve nada y parecen estar parados como imbéciles inmóviles. Me entendieron. Ah, y, por favor, sonrían cuando entren, que tienen doscientas personas mirándolos..."

Ese fue el día de hoy.

Todo el espectáculo fue una catástrofe, que, al final, no resultó estar tan mal por el milagro de santa Lavinia que protege a los artistas. Practicamos esa sola vez, una sola vez, los tres centros de transición, muchos chicos disparates, con cantos en punjabi, reggeaton mexicano, baile árabe, canciones a capella en Ingala, rap, y más...-en eso trabajo, mi querida amiga, en la transición, ya te explicaré-, y unos treinta treinta y cinco chicos tuvieron que cantar y bailar delante de sus compañeros de clase además de los directores y los novios, novias, parientes que pudieron venir. El espectáculo de Navidad. Ufa.

Doy clases de francés, veinte horas por semana, a chicos que vienen de países extranjeros y que son demasiado grandes, entre 16 y 19 años, para estar en la escuela secundaria normal. Están en nuestro programa para poder acceder a la educación de los adultos, pasando un examen difícil, después de muchas horas de francés. Chicos que aprenden lentamente, qué escriben mal y deben escribir mejor. Veinte horas de hablar y escribir, leer y comprender, con historia, geografía y literatura. Dios, qué trabajo pesado. Tengo tanto trabajo por el momento que no sé ni cómo me llamo. La mitad de los alumnos son latinos, mexicanos, hondureños, colombianos, la otra viene de Asia: Filipinas, China e India, Pakistán, Corea... En su país no terminaron el segundo año de secundaria, quizás el tercero. Y ahora, con nuestra ayuda tienen que ingresar al programa normal. Los llaman transición porque están entre el aprendizaje del idioma y la secundaria.
Me gusta el trabajo. Me chupa toda la energía de mi cuerpo y mente, además de la salud, la garganta, la voz, los ojos, y ni te cuento porque lo sospechas, pero me gusta y lo tomo muy en serio. Tenemos clases, preparaciones y reuniones, tantas reuniones que ya ni puedo trabajar, ya tengo tanto proyectos que faltarían tres años para llevarlos a cabo. Llego a casa y tengo a mis pre-y-adolescentes con sus temas y pedidos, tantos, tantos... Estoy bien, Rosa, estoy cansada todo el tiempo, pero por suerte está la nieve, tan bonita ella, que cayó ayer durante muchas horas con gran viento: veinte, treinta centímetros, imposibilitando las calles, haciéndonos palear, y salir más temprano en la mañana, casi a la madrugada, para tener tiempo de llegar a hora al trabajo que empieza a las ocho, pero que ilumina el camino. Yo ando esperando mi regalo de Navidad, uno que a veces me regala la nieve, la que inmoviliza los aviones, la que me regala noches de amor, y mi amor, que sigue siendo lo más preciado de mi vida. Los chicos, mis hijos, están bien, por suerte, tienen que llegar hasta la semana que viene, con el poco de soplo que les queda, para que se vayan a Inglaterra donde les espera el papá. En eso estamos, amiga, con vida profesional y personal llena, pero con poco tiempo para la mente y la escritura, que me hace falta y extraño, pero admito no puedo, en este momento no puedo, no puedo escribir.
¿Qué si pienso en Cantabria, oh, sí, tanto... Y te beso por ser vos y a pesar de lejana, tan cercana en mi corazón.

Un beso grandísimo, amiga, te quiero, y te echo de menos.

Inés

PD: te leo.

1 comentario: