Mi jefe me llama hoy y me dice: "-Inés, tenés que dividir tu vida en tres globos, te explico: el primer globo es tu familia. El segundo globo tu trabajo, y el tercero lo personal, tu vida íntima. No debés mezclar esos globos" .Para los que no saben, advierto que mi honorable jefe fue profesor de matemáticas durante muchos años antes de ser sub-director, y su historia de globos me hace recordar mi primer año de secundaria cuando estudiábamos la teoría de los conjuntos, uf, teníamos que dibujar globitos, exactamente como los que me está haciendo él sobre un papel, sobre su despacho. Lo miro en diagonal, con una mirada cansada, ya sé lo que me va a decir. Mi jefe puede ser matemático pero también es predecible. -"Cuando estés con tu familia date a 100 por ciento a ella, en el trabajo, sé organizada y efectiva, en tu vida personal, ¿tu vida personal, Inés?" -- Si piensa que le voy a decir algo de mi vida personal se mete el dedo en el ojo hasta el codo-- -"tenés que darte un tiempo para que estés bien". -"Yes boss!" le respondo: "puedo irme a casa, patrón? Ya es hora" ... "-Inés, Inés", me dice, explicándome un poco más su teoría, "-piensa en lo que te digo. Para mí funciona".
Ah, les juro. Y no. Yo no funciono así, no tengo la habilidad puritana norte americana de encasillar la vida en cuadritos diferentes. Soy una histérica latinoamericana doblada de francesa y canadiense de procedencia étnica. Así soy, mezclando todo, todo el tiempo. Yo no puedo emborracharme con el colega de trabajo y volver al trabajo el día siguiente como si no hubiera pasado nada. No. Work is work!, Fun is fun! Sí, aquí es así, pero yo soy una, toda y entera: un entrevero de cosas, y me va bien, bueno, más o menos bien, puesto que todo está, todo el tiempo, latiendo en mí. El trabajo, la familia y lo personal. Yo haré lo imperdonable, preguntaré al colega si ha dormido bien a pesar de la resaca...
Si no fuera por los jefes sicólogos que me dan lecciones de vida, ya estaría a medio camino hacia la escuela de mi hija, y no llegaría tarde, joder, tampoco me hubiera tocado el paso a nivel cerrado: en ese punto, los trenes pasan lentos y son largos, largos, largos..... magníficamente poéticos, ya lo contaré, pero hoy fastidiada por la lección y el retraso, pienso en mi hija, oigo la radio y recuerdo la clase de historia. Estos días, estoy intentando dar a mis queridos alumnos, nociones de historia y geografía del Quebec. ¿Cómo hacer para que se interesen, que retengan algo, que les quede algo en la memoria? Me gustan tanto esas materias, seguro que algo de mi entusiasmo se les pegará, sin embargo, se cansan tan rápidamente, se olvidan tan rápidamente. Pienso y espero que pase el tren, miro mi entorno, escucho la radio: y sin quererlo diviso en la esquina derecha del ojo una estatua. Oh, pienso: -"¿Y eso qué es? Es Louis Cyr. Louis Cyr mismísimo, "el hombre más fuerte del Canadá". Got it!, me digo en mi fuero interior, ya, el lunes empezaré la clase de historia con Louis Cyr... Louis Cyr es un hombre del siglo XIX que fue fuerte, grandote y fuerte, gordo y fuerte, fuerte y leñador, fuerte y policía, fuerte y en parte del l barrio St-Henri, el barrio donde trabajo, al sur de donde vivo, St-Henri el barrio detrás de la vía férrea, al sur de la riqueza, que fue obrero y que ya solo es pobre. Un barrio desolado, perdido pero con historia. Una historia fascinante. Pero esa es otra historia.
Miro de arriba abajo el cuerpo de mi franco-canadiense de los años de la gran emigración económica quebeca hacia los Estados Unidos y pienso que ahí está el Quebec enterito. Ya veo como les explicaré, su cara risueña, sus piernas fuertes como los árboles de los bosques inmensos e impenetrables, su barriga gorda llena de oro y de minerales, sus brazos duros como la piedra, la piedra cubierta de nieve, la piedra del escudo canadiense, suave llena de peces, la pezca, oh, sí la pezca, y los ojos color de uranio y cobre. Ya, tenía mi clase: se acordarán de todo pensando en él... ¡Oh!, terminó de pasar el tren, "Mimi, allá voy, mi amor: compraremos pan antes de llegar a casa y pasaremos por el correo, sí mi vida, sacaré la foto de Louis, pensaré también en nuestro viaje a New York, los cuatro juntos para Pascua. El examen de gramática, el martes, sí, ah, mi amor". Y hablando de amor, amores y enamoramientos, pienso en mi querido amor: falta poco para su cumpleaños. El tren, qué bonito fue esperar que pasara... ¿Qué boludeces dijo mi jefe, hoy? Ah, sí me habló de globitos. -"Emilia, querida, tenés que deshacerte de los globos que quedaron de tu cumple, ya sabés que no me gustan los globos, amor, explotan y me asusta el ruido...
Louis, AV, Mimi, mi jefe, la clase de historia, sí todo bien, un buen día...
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ResponderEliminarestoy descubriendo tu blog, no lo conocia, ¡estoy disfrutando tu blog!
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