martes, 16 de enero de 2018

Ocasos habaneros

Buscando puestos de libros alrededor de la Plaza de Armas, ocurrió que los vendedores habían sido escondidos detrás de una valla de hierro forjado, no lejos de la célebre plaza,  haciendo del lugar un rincón  de los tesoros. Además de ser el sitio donde me hicieron el más bonito piropo cubano. En ese lugar, un hombre me recomienda un libro que solo empecé a leer en el avión de regreso. Ocurrió que el libro es una maravilla.

Virgilio Piñera.



Una noche

Una noche en la calle Zanja,
saltando entre chinos impávidos,
escuché una voz que me decía:
Qué bobo tú eres, Virgilio!
pensando todas esas marañas,
esos mares, esas montañas:
tomas el bosque por los árboles
y esperas un amor al paso.
Qué bobo eres. Si supieras,
o lograras adivinarlo,
no abrieras tanto los ojos,
y me tendieras la mano.
Una noche en la calle Zanja.
Pero yo pasé de largo.

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