Tanto el año
pasado me fastidiaba el tener que manifestar conmoción en este día, tanto este
año me siento rodeada por vos. Arropada. Estás en el aire, estás en las cosas
que digo; estás en la tradición familiar que participo a mis hijos, estás en
las cosas que me diste y que daré de vuelta, en los valores de nuestra unidad
nuclear: la hospitalidad, el acogimiento, el cuidado del otro; la aceptación de
la vida como se presenta, sin olvidar algunas reglas fundamentales de educación.
Eras de una generosidad autentica sin artificios ni interés. Algo de tu ejemplo
pasó a mí, pasó a mis hermanas, pasará a mis hijos, vos te transmites en
nosotros. Estás, mamá querida, en lo que me legaste, en lo más bonito,
Estás de
repente aquí y allá, con mis hermanas que te echan de menos, con mis primas que
te querían, estás resonando en nuestro nombre.
Pienso en
tu voz, y en como hubieses dicho las cosas, en tu mirada, veías cosas que yo
nunca pude ver, en tus manos, tus gestos, tu cuerpo.
Te veo y te
siento en todo hoy.
Está
precioso el día, aquí primavera, allá otoño. Te hubiese gustado el color verde naciente de
los árboles. Las flores sacando cabeza con determinación. Las veredas algo más
despejadas. El sol que apareció para saludar un rato. Y por supuesto, madre
pícara, en el día feriado del
trabajador que no puedo disociar de vos.
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