sábado, 10 de junio de 2006

En los Westerns (para Benjamín)

-¿Te gusta mamá?
Acostado sobre la panza, los pies alzados formando círculos lentos sobre la cama del cuarto, Pedro mira a su madre que está sentada en su escritorio frente a la ventana. Apoya la cara sobre las manos, se aburre, la observa, tan concentrada.
-¿Me gusta qué, hijo?, perdona, no entendí, estoy escribiendo, y...
-¿Te gusta en los Westerns cuando los indios se la llevan a la mujer del sheriff y lo dejan solo abandonado en el pueblo, sobre el camino el polvo subiendo por el aire, y el sol radiante en el cielo?
-Sí, me gusta. Hijo, dejame trabajar.
-¿Mamá?
-¿Qué Pedro?
-¿Te gusta en los Westerns cuando lo transforman al joven blanco en un terrible guerrero indio y vuelve a vengarse de todos sus enemigos, uno por uno, aplicadamente?
-Ummm, sí, me gusta.
-¿Te gusta en los Westerns, cuando entra el héroe en el saloon, lo miran todos a él, y él solo a la bailarina burlona y provocativa...
-Sí, me gusta, me gusta....
-¿Te gusta en los Westerns, cuando el héroe se va solo como un perro y no vuelve...
-Sí, sí, mucho.

Pedro se ha dado vuelta y ha cerrado los ojos. La madre se coloca a su lado. Acodada, lo mira divertida. Pedro la abraza.

-Mamá: deberíamos irnos ,entonces, a un país salvaje, tú y yo, donde podríamos vivir libres. Te defendería, sabes, con coraje. No tendrás miedo, mamá, sabré protegerte, con mis botas, de un golpe haré sonar las culebras y los escorpiones. Domaré caballos negros, bajo la luna, iremos los dos por el desierto, ¿te gusta mamá en los Westerns cuando...
-Sí Pedro, me gusta, me gusta mucho.
-¿Has dejado de escribir? ¿Vamos a jugar?
-Vamos, hijo.

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