¿Qué se necesita para conducir una ambulancia?: destreza, cautela, valor. Y ahora pongamos que no es solo manejar una ambulancia sino manejarla en 1944, plena guerra mundial, los alemanes peleando cada centímetro de territorio en Francia y sobre todo peleándose por París, no querían perder París. ¿Ya ves? ¿Estás? Imaginemos lo que debía ser aquello: conductor de ambulancia. Sentí como vibra mi Clio, es que ella también se cree un momento vehículo útil en época trastornada como yo me siento valiente hoy sobre las rutas de Francia. Y así se fueron hacia el Este de Francia, a toda velocidad, siguiendo los carros de combate de la Segunda División Blindada del General Leclerc, de las Fuerzas Libres francesas, los que participarían en la liberación de París en agosto y llegarían hasta Berchtesgaden, el "haut lieu" de los nazis, tres días solamente antes de la capitulación de los alemanes. Era la meta, lo que los hizo pelearse duramente en Vittel, Dompaire, Baccarat, paso y no recuerdo todo, pero sí fue lo que les dio la fuerza para aguantar los combates severos en las Vosges, entrar triunfalmente en Estrasburgo y llegar a Alemania. Ah, un detalle: estos conductores eran mujeres. Estoy al volante y pienso en las Rochambelles, las primeras mujeres en participar en la lucha armada durante la segunda guerra mundial, voluntarias, todas, entrenadas y formidables. Estoy manejando desde hace horas, Svizzera ticinesa allá voy, y las recuerdo. Dejame que te cuente mejor. Todo empezó en Nueva York después de la derrota francesa en 1940. Florence Conrad, americana y rica, organizó un grupo de mujeres en los Estados Unidos en 1943 para evacuar los heridos, liberar hombres y permitirles entrar en los combates, fueron reconocidas oficialmente como parte de la Fuerzas Libres francesas antes de salir de los EE.UU. El nombre lo deben al conde de Rochambeau, un jefe de infantería francés que ayudó en la guerra de independencia americana. Conrad era una sentimental. Las Rochambelles llegarían al final de la guerra a ser un grupo de cincuenta y una mujeres, las primeras quince llegaron a Marruecos en 1944. El general Koening, contactado por Florence Conrad, las designó para las 2èmeDB, como se llama aquí a la columna Leclerc, suministrada, equipada y subordinada a la "III rd US Army" del General Patton, Leclerc, a pesar de estar reacio a ver mujeres en el frente no pudo rechazar la oferta de diecinueve nuevas ambulancias para su división, cortesía de Madame Conrad, con la condición de que estas voluntarias soportaran las duras condiciones de entrenamiento del ejercito en África del Norte. Pasaron por el campamento de Hull en Inglaterra --donde se prepararon los voluntarios del mundo entero para pelear contra los Nazis; desembarcaron en Utah Beach, conquistaron metro por metro, herido por herido, la completa y total admiración del General Leclerc que se las llevó hasta la frontera, y más allá, y más allá casi estoy, la veo, estoy llegando; después de largos meses de combate, de una vida completamente fuera de lo común les debe haber costado reintegrarse a la vida civil, en un tiempo cuando las mujeres todavía no tenían el nivel de libertad, de independencia o de acción que tuvieron allí. Pioneras de mi libertad.
Bonjour, passeport, s'il vous plaît.Le voici.
Où allez-vous, Mademoiselle?
Lugano.
Oh, c'est toujours tout droit, devant vous.
Merci Monsieur, bonne journée.
Bonne journée et bonne route. Bienvenue en Suisse.
Merci, Monsieur.


Les Rochambelles.
Ines, aqui no tenemos ambulancias y las colinas cambian de posicion segun el viento. Hay un pozo y una palmera con datiles espesos y dulcisimos; la pareja de patos arrogantes vigila el nido y el calor de los huevos. Esto es el laberinto del Rey de los arabes, donde el destino juega con cartas marcadas y el amor tiene la intensa lentitud de la sed. Aqui, como dijo el sabio, “la gloria sea con Aquel que no muere”. Dame de beber.
ResponderEliminarMe debes 850 Km. y un baile con sabor a fruta mordida.
Un beso y una sonrisa.
Muy interesante Inés, da para una novela tipo Adiós a las Armas. Qué bien retrató el viejo Hemingway a los convalecientes de la guerra y sus cuidadores.
ResponderEliminarEs muy interesante, de veras. Existe un libro, escrito por mi amiga Ellen Hampton, en inglés, se llama, Women of Valor, y cuenta todas las historias que le sucedieron durante dos años a estas mujeres, desde África hasta Alemania. Cómo vivieron, cómo fue estar allí con los hombres durante los combates, sus relaciones con ellos, etc. Ella es la que me contó de la Rochambelles. Yo trabajé sobre una historia paralela, un tucumanito de 17 años, Benjamín Jousset, cambió su nombre, y así quiere que esté, que se fue para Europa en el primer barco que encontró en Buenos Aires para combatir contra los Nazis, mintiendo sobre su edad; como nadie en Inglaterra lo entendía, ni los españoles del todo, pensaron que era Bretón. Lo hicieron conducir un carro de combate, y en dos años llegó a ser jefe, heroe, y en París, salvándolo a un señor, conoció a su mujer, la hija de este hombre que para agradecerle lo invitó a cenar. Tienen siete hijos. Son potencialmente novelazas, Ignatiumismo. No lo dudo. O películas, ¿no?
ResponderEliminarA.V. porque tienes sed.
ResponderEliminarSabes que el amor se nos contonea
Al compás de la marea
Que hasta el corazón baila al son
Que es fruta madura en la primavera
Que en invierno nos solea y del corazón nace el sol
Amor es el río del que bebo
en la fuente de tu cuerpo
y tú bebes de mi sueño y
Bebes de mí cuando te beso
Bebes de mí cuando estoy lejos
Bebes de mí cuando te quiero
Y cuando te odio, soy amor veneno que tú bebes de mí
Sabes que el amor se nos alborota
Libre como las gaviotas
Que hasta el corazón vuela al son
Es el firmamento que ven dos locos
Que se miran a los ojos
Y del corazón brilla el sol
A.V. la canción es de Rosana. Se me olvidó ponerlo.
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