Camille Claudel, la hermana de Paul, la amante de Rodin, la loca, muchos la conocen, opinan, le tienen pena, era una mujer incomprendida, herida por la vida, ya, pero a Camille la artista ¿quién la conoce? Hordas de turistas moviéndose torpemente por el museo, siento un poco de hastío por tener que mirar por encima de hombros, por tener que moverme al ritmo del flujo, no, así no me gusta, a mí me gusta mirar de otra manera, no estoy tranquila ni cómoda, veo obras interesantes, grandes, pequeñas, caras, bustos, detalles, buenos, sí, otras que ya conocía y que me habían parecido fuertes, sin más, cuando de repente desde lejos mi mirada queda prendida a un cuello, un movimiento, desde donde estoy parece la estatua estar viva y no puedo más que ir hacia ella, me quedo parada sin poder respirar delante una pareja bailando, están bailando, se me llenan los ojos de agua, no puedo parar de mirar, además quiero tocar, quiero tocar, ¿por qué no se podrá tocar? es hermoso, y ya no hay nadie en el museo, estoy sola con ellos dos, conquistada, fascinada, la garganta trabada, El Vals es una obra que me abrió los ojos, luego todo tomó otro color, he vuelto, humildemente, a recorrer el museo, con el corazón latiendo con otro ritmo, mirando de otra forma, las expresiones de las caras, las manos, los pies, los cuerpos viejos, jóvenes, todo fue diferente, quise entender, sus ideas, su mirada y el trabajo de sus manos: ¡cuánta emoción! Ochenta esculturas y el descubrimiento de una artista asombrosa.
El Vals, más que tocarla, comerla, ¡parece de chocolate!
ResponderEliminarEsa forma de mirar, la tuya, creo que es la interesante.
Un abrazo sureño.
Hola Inés, me emocionó muchisimo tu escrito. Sabes? es algo que realmente "sentí" cuando pude ver la estatua El Beso de Rodin, a quien admiro. Lo expresaste maravillosamente, me encantó!
ResponderEliminarCariños.
Magui