Garúa de otoño, carta a mi primo Juan
Primó:
Delante de mí la ventana que da al pedacito de césped delante de casa, y el árbol. Lo estoy mirando porque desde esta mañana nieva hojas amarillas a lo bestia, el viento y la lluvia de otoño me lo están pelando más rápidamente que cualquier helada mañanera, que no hubo mucho, la verdad, el otoño está precioso en Montreal. Sabías que las hojas caen porque preparándose para el invierno la clorofila de las hojas se deteriora, permitiendo al árbol hacer reservas de carbono y azote; sin clorofila y con la ayuda de algunas enzimas, las hojas se tiñen de colores anaranjados, púrpuras y amarillos en fin, disminuida y multicolor, pesada ya, la hoja cae. Algo así, son cosas que aprendí en la escuela en otoño cuando la profesora de biología se sentía nostálgica y poética, y nos sacaba a pasear por el patio a mirar los árboles. Yo nunca me canso de mirar un árbol, en otoño, aquí, maravilloso espectáculo natural, el más bonito que he visto en mi vida, y con él el olor a tierra húmeda, las mañanitas frescas, el sol de la siesta que te hace abrir el saco y protestar: uno ya no sabe como vestirse caray, la nariz colorada al llegar la noche, el otoño, Juan, en Montreal es mi temporada preferida. La vivo con afán y un poco de tristeza, claro, es otoño, ¿no? Las calles acolchadas y el ruido amortiguado de los autos, las calabazas delante de las casas del barrio anuncian que falta poco para que acabe la media estación, sí, falta poquito.
Estoy de vacaciones, nueve días de inmovilidad casi completa, bueno ayudó mucho haber tenido una gripe de la san puta que me dejó temblando como una hoja, mareada y titubeante...oh, mira cayó otra tanda, qué viento, che. La casa está que reluce, la ropa lavada y planchada, los chicos mimados por una mamá disponible, en casa y sonriente, eso no lo veían desde hace tiempo, estoy tan a las apuradas, siempre, intranquila y nerviosa; estos días hasta me he puesto a cocinar, yo, mirá vos, leo macanas en revistas, cuando no me lloran los ojos, fue fea la gripe, en serio, y leo también algunas páginas de un libro de un loco que se fue a descubrir Asia en los años 20, y así pasan las mañanas, las siestas, y las tardes cada vez más cortas al aproximarse el momento que tendré que volver al trabajo. Y se me atraganta todo el otoño en la garganta, quiero salir corriendo y perderme, desaparecer, me pongo a toser, me siento débil, sigo con fiebre, seguro. Odio mi trabajo. Es más, me odio por odiar el trabajo. Es una espiral angustiosa y terrible. Sueño que soy terrorista y pongo bombas en las escuelas de Montreal, sueño que soy Ofelia y me deslizo por el agua ya sin sentir dolor o desesperación, sueño que yo no soy yo... soy otra.
Sueño tanto, primo, que pisé sobre mis anteojos y los torcí, no veo nada, y anoche incendié la cocina: llamas así de altas, el extractor que explotó, las paredes cubiertas de una película negra uniforme e incuestionable... He pasado toda la mañana limpiando, tratando de explicarme qué diablos pasó, necesitaré pintarlo todo, comprar un extractor nuevo, y ponerme las pilas para parar de soñar, no quiero pensar que podría pasar si... Estar infeliz es peligroso en mi caso, Juan. Y antes de que caigan todos los tonos de amarillo por el césped, tendré que tomar una decisión.
No tengo una vida aburrida, nunca la tuve, y siguen los tropezones que doy cada dos por tres, salpimentado los días. Mis chicos bien, realmente bien. Mi madre también, escribile, se siente un poco triste, es otoño, ya sabes.
Te quiero primito,
Inés
no hay mal que cien años dure
ResponderEliminareso ya lo sabes
ánimo, chavala
bank
olvidé algo
ResponderEliminarhoy comentaba una compañera que no le gusta el día de los difuntos, el 1nvbre, que le da miedo
¿miedo?, le pregunté. Sí, miedo. ¿Pero por qué te da miedo? Su respuesta fue movimientos con el hombto y la cabeza y que venían a decir porque sí.
y la conversación derivó hacia los muertos, los cementerios, el frío, las castañas asadas...
Aquí, lamentablemente, se está imponiendo la mierda del jalowe. La culpa la tienen los colegios porque lo utilizan para acercar el inglés a los críos.
Pues todo está lleno de disfraces, manda huevo, la tierra de los carnavales y festejan el día de los difuntos como anglosajones.
Yo no, yo soy típica, de la tierra, y lo celebro con las castañas asadas.
Aquí se les dice el día de los finados.
Y mira que no soy amiga de los cementerios, pero hace dos años me dio por acercame a uno. yo que sé, chica, me dio por eso y punto, ¿y puedes creer que me supo a gloria?
Salí de allí encantada, tampoco sé el por qué.
En realidad, me gusta tanto el día de los fiandos porque lo asocio al tenorio.
Era la época del estudio1 en la tve y siempre, por esas fechas, caía el don juan.
Así que con este día me ocurre como con ls navidaes: éstas sin pastel de carne y truchas, no son. y el 1 nvbre sin el tenorio y las castañas, tampoco.
joder, fuerte tocho sin sentido he largaqdo.
eah, me piro pal sobre que mañana curro
besos
pd: muerte al jaloguen, viva el tenorio.
La verdad es que nunca se me ocurriría festejar Halloween en España, o sea que grito con vos, viva el Tenorio,
ResponderEliminar"DON JUAN
¡Ah! ¿No es verdad, ángel de amor,
que en esta apartada orilla
más pura la luna brilla
y se respira mejor?
¡Ja! Me hiciste reír. Pero aquí, Bank las cosas son diferentes, no sé por qué pero la noche al aproximarse noviembre es negra, negra, oscura de verdad, el viento, las hojas, los árboles, no sé, se puede sentir un aire como que algo se acaba, un momento de transición, una atmósfera diferente. Te juro. De adolescente yo iba mucho a los cementerios, a veces sola, otras con amigos. Los cementerios anglosajones son al nivel de la tierra y no como en Argentina, bóvedas, cúpulas, aquí, son tumbas enterradas y es fácil pasear entre ellas. Instalarse y armar tertulia. Si te contara, Bank, las noches pasadas en cementerios...
Me puso de buen humor tu post, amiga divertida, gracias por los ánimos, los necesito,
Un beso cariñoso,
Inés
Caray Inés, me dejas helada.
ResponderEliminarA mí tampoco me gusta mi trabajo. Creo que a nadie le gusta su trabajo. Por lo menos no todo el tiempo. Pero por suerte tienes vacaciones. Precisamente me he estado planteando hacer oposiciones para dar clases y tener más vacaciones. Ya veremos... Un beso muy fuerte desde BCN. Seguro que el espectáculo de la caída de las hojas es precioso. ¿Pondrías una foto del paisaje?
A veces pienso en vos, primá. Y en mis pensamientos sigo insistiendo: tienes que estar en Santiago un domingo para que lleve a bailar chacareras en un patio de tierra, en la casa del Indio Froilán, que no es indio sino que le decimos así, de cariño nomás. Y tenemos que volver al mercado Armonía para que veas las novedades, los precios de las cosas. Si tenemos tiempo tal vez te haga probar los bichitos del agua que venden ahí. Y mostrarte lo crecida que está mi María Celia (tendrías que traer a tu hija para que se hagan amigas). Y hacer que Marcela te cebe esos mates dulces como beso de novia primeriza. Y llevarte a pasear por el parque, ahora que vivo a media cuadra, para mostrarte la estatua del Kakuy. ¡Y el río!, el ya mítico río Dulce a orillas del que los españoles decidieron fundar esta ciudad con más de cuatrocientos cincuenta años, cuatrocientos cincuenta castigos. Ya tengo asador, así que vamos a tirar unas costillas, unos chinchulines, chirozos criollos, morcilla, y los acompañamos con un vinito tinto que tengo bien guardado para las grandes ocasiones. Vení primá, aunque mi corazón a veces se inquiete cuando piensa en ese día. Te espero.
ResponderEliminarVuelvo a pasarme porque en estos días se representa (por X años consecutivos) el tenorio en la zona de vegueta; pero mira tú que al otoño le ha dado por vestirse de invierno y no hace más que llover (algunos dirían que ay que ver la que montamos por 4 gotas caídas)), meterse viento (algunos dirían que son brisas)y frío (algunos dirían que es que el sol anda escondido) ; y me da que el Tenorio si se hace, no estará lucido; y me da que me quedaré en casa. Tal vez, sólo tal vez, me coja el libro y me lo lea, pero ya te digo que es sólo tal vez y es que últimamente todo me parece que tiene el sabor de los tal veces (uys.. ¿estos talveces van juntos o separados?)
ResponderEliminarbank
O sea, ¡como Chaplin!
ResponderEliminarUn abrazo desde Colonia. Gracias por las hojas.
Cristina, enseñar puede ser muy divertido, sí, sí, además de las vacaciones, y te aseguro que a mí me gusta mucho hacerlo, imaginate: hablar, conversar, compartir, de una forma algo estructurada, comprender él que te está escuchando y hacerlo progresar o darle ganas de hacerlo.
ResponderEliminarEs un trabajo de contacto con gente, mucha gente sentada en frente de vos, eso es más delicado. Tenés que ver si es para vos.
La escuela donde estoy es un poco particular, ya lo contaré, con más distancia. Oíme, me parece bien que quieras dedicarte a la docencia, con una familia los horarios son perfectos. No se gana extremadamente bien, sin embargo...
Durante este mes de octubre me sentí muy cansada y con pocas pilas. Necesito cambiar algunas cositas para estar bien del todo. Es un caso particular.
Suerte con tus oposiciones, hermosa. Yo ya estoy mucho mejor.
Un abrazo.
Gracias Hank, ¿será una cuestión de edad? Ya es uno más honesto con sí mismo, quizás, no sé. Un abrazo fuerte a los murcianos. Otro para vos.
Juancho, bailaremos chacareras en lo del Indio Froilán, ya verás, o seguirás enseñándome a bailar tango, ¿qué te parece? Sí, me gustará mucho verlos de nuevo, primito, un beso a tus chicas, otro para vos.
Ay la lluvia, Banky, la lluvia y el viento. Oh, conozco esa condición: se llama verlainismo agudo: la conozco muy bien, te explico:
Il pleure dans mon coeur
Comme il pleut sur la ville;
Quelle est cette langueur
Qui pénètre mon coeur ...
Paul Verlaine
"Llora en mi corazón como llueve en la ciudad, ¿cuál es esta languidez que penetra mi corazón" (Perdón amiga, no sirvo para traducir)..
Para esta condición solo una cura, mucha risa y saber que después de la lluvia viene el sol. Ay, qué profunda soy, che. No me hagas caso. Me gustó mucho tu mensaje. Te dejo un beso, bamboleante, bonita, Bank.
Jorge, sí, ¡Chaplinesca mi vida! Ojalá dure tanto como él. Jiji. Un abrazo, amigo.