domingo, 4 de octubre de 2009
Gracias, Negra hermosa
Ya la gente ni sabe lo que es un casete. Yo tenía un casete que me quedó de mi casa, qué habré robado seguramente justo antes de que mi madre y mi hermana menor se volvieran a la Argentina, a principios de los ochenta. Un casete de los éxitos de Mercedes Sosa. Como vivía sola, me lo ponía a todo lo que da para que la voz, esa voz tan familiar, se ensanche por todo el espacio. Yo he respirado esa voz. He oído tantas veces ese disco, tantas pero tantas veces, en la cocina, en el cuarto, despacito, fuerte, con amigos, explicando, cantando, que me conocía cada letra, cada golpecito de bombo, cada nota. Era como un domingo en familia. Era volver a casa, era salir de Montreal, y después, de París, y volver a casa.
Acababa de llegar a París, vivía un momento difícil, me dijeron unas colegas de trabajo que pasaba, en el Olympia, esa sala mítica de París, una argentina y que me invitaban a verla, para animarme un poco, por supuesto que acepté sin saber de quien hablaban: "pero claro que me apunto, chicas muchas gracias", luego me entragaron el billete y vi que era la Negra, mi Negra y sonreí. Verla en París, unos días después de haber pasado caminando por la calle de Atahualpa sin animarme a subir a su casa, pero sabiendo que allí vivía... Llegamos y nos instalamos en ese teatro bonito, ni grande ni chico, tan parisino. Entró Mercedes con su poncho y su bombo, los presentes se pusieron a gritar, a aplaudir y los de mi fila a llorar, salían sollozos de emoción, tan exagerados esos argentinos pensaban mis colegas franceses, ¿por qué tienen que hacer tanto ruido? ¿qué no la quieren escuchar? La Negra se puso a hablar en castellano agradeciendo la sala de estar ahí y preguntar, ¿hay alguien de Tucumán? ¿de Santa Fé? ¿de Córdoba? de... y así...y la sala entera iba levantándose y sentándose con más gritos y aplausos, y se puso a cantar, y nadie pudo oírla, todos cantaban y lloraban, nunca he visto a una sala llorar tanto.
No sé porqué la noticia de su muerte me puso tan triste... Debe ser una acumulación de muertes en mi familia, algo así como mi Tucumán que se muere, Mercedes era mi Tucumán afuera de Tucumán y todo mi Tucumán que tengo adentro llora, y grita y aplaude.
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La Muerte siempre anda por ahí, haciéndose la viva.
ResponderEliminarLa Distancia también se las da de lista...
Quieren hacernos cree que si no tenemos al lado a los que queremos , los perderemos.
Por suerte en el corazón, tenemos a la Memoria, que nos permite tomarle el pelo a las dos.
Un beso enorme.
Eduardo.
EJE BCN
Tenemos al catalán entristecido sobrmanera, con la partida de la Negra
Grande, Inesísima, grande y emotiva tu entrada.
ResponderEliminarSaludos desde Colonia. HjV
Eduardo querido:
ResponderEliminarDale un beso a J y pasale este poema chileno a ver si lo consuela un poco. A vos, por tus palabras certeras: un abrazo, un beso y toda y más profunda amistad. Los quiero muchísimo a los tres. Siempre están conmigo.
Inés
TRISTEZA, escarabajo
de siete patas rotas,
huevo de telaraña,
rata descalabrada,
esqueleto de perra:
Aquí no entras.
No pasas.
Ándate.
Vuelve
al Sur con tu paraguas,
vuelve
al Norte con tus dientes de culebra.
Aquí vive un poeta.
La tristeza no puede
entrar por estas puertas.
Por las ventanas
entra el aire del mundo,
las rojas rosas nuevas,
las banderas bordadas
del pueblo y sus victorias.
No puedes.
Aquí no entras.
Sacude
tus alas de murciélago,
yo pisaré las plumas
que caen de tu manto,
yo barreré los trozos
de tu cadáver hacia
las cuatro puntas del viento,
yo te torceré el cuello,
te coseré los ojos,
cortaré tu mortaja
y enterraré tus huesos roedores
bajo la primavera de un manzano.
Jorge, hola hola, gracias, gracias. Un abrazo.
Leo lo que escribes sobre la Negra Sosa, Inés, y me emociono. Qué sabrá ser, ¿no?
ResponderEliminarcomía frente a la tele cuando escuché la noticia,anda, la mercedes... murmuré. Y me remonté a la prehistoria, cuando la escuchaba a ella, a victor jara...sí que parece que tuvo lugar hace millones de años, incluído lo que ellos, y tantos otros, representaban.
ResponderEliminarMuchos no sabrán quienes eran, fueron y el por qué. qué cosas!
un punto en el océano
Sabrá ser que ya nos vamos poniendo más viejos vos y yo y que tenemos el corazón más blandito, además del cariño que nos tenemos, de las cosas de la vida...
ResponderEliminarHermosa la visita, Juancho.
Un besote,
Inés
Puntito: por un segundo te he visto la cara exclamándote, ¡anda! y me puse a reír. ¡Qué cosas! Que gusto verte por acá.
Abrazos otoñales verdes y anaranjados, si vieras lo bonito que está afuera...
Inés
Me pasó lo mismo que Juan, sera que estoy floja porque lloraba mientras leía
ResponderEliminarbesos prima querida
Virginia
Vir, Vir, Vir, hay veces que me siento lejos cuando lo que quiero es abrazarlos.
ResponderEliminarMuchos besos, prima querida.
Inés
Es parte de nuestra vida que paso y ahora se muriò
ResponderEliminarUn abrazo
Ramon
Es parte de nuestra vida que paso y ahora se muriò.
ResponderEliminarUn abrazo grande
Ramon