domingo, 31 de octubre de 2010

Tacto


i like my body when it is with your
body. It is so quite a new thing.
Muscles better and nerves more.
i like your body. i like what it does,
i like its hows. i like to feel the spine
of your body and its bones, and the trembling
-firm-smooth ness and which I will
again and again and again
kiss, i like kissing this and that of you,
i like, slowly stroking the, shocking fuzz
of your electric fur, and what-is-it comes
over parting flesh...And eyes big love-crumbs,

and possibly i like the thrill
of under me you quite so new
 

"i like my body" by e.e. cummings de Complete Poems 1904-1962.



El lago tan cerca del centro, abriéndose como el mar, moviéndose como el mar, adentrándose en la ciudad, transformado en río, alarga a Chicago con color azul, barriendo sus calles largas, pegando sus altos edificios con un viento casi marino. El lago Michigan abre el cielo a los residentes del gran Chicago, y éste llega con brisas, vientos, aires, de allá... del Norte, aire, claro, que hace tiritar o alzar el cuello del tapado a cualquiera.... no por nada la llaman los americanos the windy city... Y por ser octubre, otoño, media estación, llevaba, miedosa yo, remeras mangas largas, chalequitos, sacos  y hasta un tapado. No estoy acostumbrada al viento, me inhibe. Chicago sin embargo, soltó, por un fin de semana, un sol estival, un hálito cálido, uno treinta grados de verano, solo para que el tacto de ese aire tan temido se transformara en gotas de sudor, en peso del sol sobre la espalda, y en calor. ¡Chicago by the lake: una estación balnearia! El tacto del viento: una maravilla de incongruencia otoñal.


martes, 26 de octubre de 2010

Buddy Guy

Oído

Lo más natural
Me dejaste -como ibas de pasada-
lo más inmaterial que es tu mirada.

Yo te dejé -como iba tan de prisa-
lo más inmaterial, que es mi sonrisa.

Pero entre tu mirada y mi risueño
rostro quedó flotando el mismo sueño.

Amado Nervo.





Y entre la risa y la mirada, un tren aéreo que hace vibrar estruendosamente el piso, las paredes, los edificios exageradamente urbanos, altos, imponentes, y hasta también las flores decorando los cafés sobre las veredas del centro de la ciudad. Un ruido metálico que echa humo, que corta la respiración, aturde y aísla al peatón. Un ruido desusado, de otro tiempo, de cuando las ciudades eran en blanco y negro y los hombres usaban sombreros. Un ruido industrial en una época de preocupaciones ambientales, de maratones y de "aquí está prohibido fumar". De repente, cada cinco minutos, el "L" como lo llaman allá, hace resonar sus llegadas y partidas: una maravilla de raíles, madera, acero y chirridos. Imposible no enamorarse inmediatamente de Chicago.

viernes, 16 de julio de 2010

I am the eggman


Viendo la película de Tim Burton sobre Alice, inspirada del segundo libro de Lewis Carroll: A través del espejo y lo que Alicia encontró allí, yo recordaba a los Beatles ...

The sun was shining on the sea,
Shining with all his might:
He did his very best to make
The billows smooth and bright--
And this was odd, because it was
The middle of the night.
[...]
The Walrus and the Carpenter
Were walking close at hand;
They wept like anything to see
Such quantities of sand:
"If this were only cleared away,"
They said, "it would be grand!"

Lewis Caroll 1871

 Fue un día un poco loco: en el auto un francés cantaba que quería comer su banana en paz desnudo sobre una playa, y yo en el calor del mes de Julio canicular: pensaba sí, una rica banana desnuda sobre una playa. I am the walrus, I am the eggman 

No sé, debe ser el calor.


Ajá, así estamos: ¡grave!

domingo, 11 de julio de 2010

España campeona!

A mi hija de diez no le interesó mucho el futbol, pero como es solidaria de sus hermanos y de su madre, se sentaba a nuestro lado con un libro sin molestar. Hoy, por sentirnos tan frustrados con el último partido, levantó la vista y preguntó: ¿y? Nada hija, nada. Y justo entonces marca Iniesta. Emilia se da cuenta por nuestros gritos, alivio, y satisfacción, y pregunta: ¿quién marcó, él que se llama Inesita? No, Emilia: Inesita no, Iniesta. Ah, más bonito hubiera sido Inesita, ¡cómo mamá!

Sentí como si me hubieran regalado un gol, y qué gol ¿no?

Se terminó el mundial. Felicidades a la Furia Roja, se lo mereció.

lunes, 31 de mayo de 2010

La isla del encanto

Yo he sido adivina. En otros tiempos le adiviné el futuro a los bufones y a los locos.

Giannina Braschi

jueves, 29 de abril de 2010

Nieve con copa


Cartier, Cartier, ô Jacques Cartier,
Si t'avais navigué à l'envers de l'hiver,
Cartier, Cartier, si t'avais navigué
Du côté de l'été, aujourd'hui on aurait
Toute la rue Sherbrooke bordée de cocotiers
Avec, perchés dessus, des tas de perroquets
Et tout le Mont-Royal couvert de bananiers
Avec des petits singes qui se balanceraient.
(...) Robert Charlebois.

Nevó el 27 de abril, se cubrieron de blanco las flores, la nieve aplastándolas con copos pesados y húmedos, recurvándolas, desprevenidas que estaban, pobrecillas. Imagen incongruente de primavera interrumpida; algunas ramas brotadas, verdes casi, se cayeron dejando un rastro de color sobre montoncitos de nieve mojada. Nevó el 27 de abril y eso que no tuvimos invierno. Invierno canadiense, se entiende. De esos inviernos que adormecen a la ciudad como en un cuento de hadas. O que hicieron dudar en su tiempo a los franceses de establecerse aquí hasta muy adentrada la historia de la colonización, además, claro,  de haber tenido otros problemas como la hostilidad de la naturaleza salvaje, los iroqueses y demás peligros que se podían encontrar en estas tierras montrealenses. Cartier, ô Jacques Cartier, qué hubiera sido de Montreal si te hubieras ido para el otro lado, del lado del verano...¿eh?


Pero no. Ya se sabe, este es un país frío durante muchos meses. El deporte nacional es el hockey sobre hielo, o a falta de hielo, sobre el asfalto, que se juega detrás de la casa, en la callejuela, o también en frente, cuando no pasan demasiados autos. Todos los quebequeses juegan, patinan y sueñan con llegar a seguir los pasos de sus dioses, the Flying Frenchmen: Maurice Richard, Guy Lafleur, Jacques Plante, Patrick Roy, Mario Lemieux, entre otros... De hecho muchos forman parte de equipos buenos, y están entre los mejores jugadores de ese deporte. Para el franco-canadiense, históricamente, jugar a un nivel profesional, fue una forma de liberarse de la condición de ciudadano de segunda clase, de llegar a ser...alguien... para los quebequeses, también representa el partido del sábado a la tarde, la conversación del lunes, las extravagancias de los hinchas sobre la calle Ste-Catherine, las mañanitas de las madres que deben llevar a los niños a las prácticas con un equipo inmenso y pesado, en pleno invierno, sin luz. Dedicadas las madres quebecas, sip.


El 27 nevó sobre mis flores en Montreal y el día siguiente, los Canadiens, el equipo de Montreal, ganaron el hockey contra los Capitals de Washington DC.  Así que la gente, no solo el tiempo, anda algo trastornada por estos lares. Se irá la nieve, de hecho ya se está yendo, pero seguirán para los Canadiens las series eliminatorias para obtener la Copa Stanley, trofeo que han ganado más veces que cualquier otro equipo en América. Y aquí, que se le va a hacer, se lo creen.

jueves, 1 de abril de 2010

Alicia



...



lunes, 29 de marzo de 2010

Uno de Lorca

Tú nunca entenderás lo que te quiero
porque duermes en mí y estás dormido.
Yo te oculto llorando, perseguido
por una voz de penetrante acero.

Norma que agita igual carne y lucero
traspasa ya mi pecho dolorido
y las turbias palabras han mordido
las alas de tu espíritu severo.

Grupo de gente salta en los jardines
esperando tu cuerpo y mi agonía
en caballos de luz y verdes crines.

Pero sigue durmiendo, vida mía.
¡Oye mi sangre rota en los violines!
¡Mira que nos acechan todavía!

Ya que no sé cantar que lo hagan otros mejor que yo.

Qué lo cumplas feliz



domingo, 28 de marzo de 2010



Para vos, mi amor, con muchos besos que seguirán y seguirán

viernes, 26 de marzo de 2010

Globos

Mi jefe me llama hoy y me dice: "-Inés, tenés que dividir tu vida en tres globos, te explico: el primer globo es tu familia. El segundo globo tu trabajo, y el tercero lo personal, tu vida íntima. No debés mezclar esos globos" .Para los que no saben, advierto que mi honorable jefe fue profesor de matemáticas durante muchos años antes de ser sub-director, y su historia de globos me hace recordar mi primer año de secundaria cuando estudiábamos la teoría de los conjuntos, uf, teníamos que dibujar globitos, exactamente como los que me está haciendo él sobre un papel, sobre su despacho. Lo miro en diagonal, con una mirada cansada, ya sé lo que me va a decir. Mi jefe puede ser matemático pero también es predecible. -"Cuando estés con tu familia date a 100 por ciento a ella, en el trabajo, sé organizada y efectiva, en tu vida personal, ¿tu vida personal, Inés?" -- Si piensa que le voy a decir algo de mi vida personal se mete el dedo en el ojo hasta el codo-- -"tenés que darte un tiempo para que estés bien". -"Yes boss!" le respondo: "puedo irme a casa, patrón? Ya es hora" ... "-Inés, Inés", me dice, explicándome un poco más su teoría, "-piensa en lo que te digo. Para mí funciona".

Ah, les juro. Y no. Yo no funciono así, no tengo la habilidad puritana norte americana de encasillar la vida en cuadritos diferentes. Soy una histérica latinoamericana doblada de francesa y canadiense de procedencia étnica. Así soy, mezclando todo, todo el tiempo. Yo no puedo emborracharme con el colega de trabajo y volver al trabajo el día siguiente como si no hubiera pasado nada. No. Work is work!, Fun is fun! Sí, aquí es así, pero yo soy una, toda y entera:  un entrevero de cosas, y me va bien, bueno, más o menos bien, puesto que todo está, todo el tiempo, latiendo en mí. El trabajo, la familia y lo personal. Yo haré lo imperdonable, preguntaré al colega si ha dormido bien a pesar de la resaca...

Si no fuera por los jefes sicólogos que me dan lecciones de vida, ya estaría a medio camino hacia la escuela de mi hija, y no llegaría tarde, joder, tampoco me hubiera tocado el paso a nivel cerrado: en ese punto, los trenes pasan lentos y son largos, largos, largos..... magníficamente poéticos, ya lo contaré, pero hoy fastidiada por la lección y el retraso, pienso en mi hija, oigo la radio y recuerdo la clase de historia. Estos días, estoy intentando dar a mis queridos alumnos, nociones de historia y geografía del Quebec. ¿Cómo hacer para que se interesen, que retengan algo, que les quede algo en la memoria? Me gustan tanto esas materias, seguro que algo de mi entusiasmo se les pegará, sin embargo, se cansan tan rápidamente, se olvidan tan rápidamente. Pienso y espero que pase el tren, miro mi entorno, escucho la radio: y sin quererlo diviso en la esquina derecha del ojo una estatua. Oh, pienso: -"¿Y eso qué es? Es Louis Cyr. Louis Cyr mismísimo, "el hombre más fuerte del Canadá". Got it!, me digo en mi fuero interior, ya, el lunes empezaré la clase de historia con Louis Cyr... Louis Cyr es un hombre del siglo XIX que fue fuerte, grandote y fuerte, gordo y fuerte, fuerte y leñador, fuerte y policía, fuerte y en parte del l barrio St-Henri, el barrio donde trabajo, al sur de donde vivo, St-Henri el barrio detrás de la vía férrea, al sur de la riqueza, que fue obrero y que ya solo es pobre. Un barrio desolado, perdido pero con historia. Una historia fascinante. Pero esa es otra historia.

Miro de arriba abajo el cuerpo de mi franco-canadiense de los años de la gran emigración económica quebeca hacia los Estados Unidos y pienso que ahí está el Quebec enterito. Ya veo como les explicaré, su cara risueña, sus piernas fuertes como los árboles de los bosques inmensos e impenetrables, su barriga gorda llena de oro y de minerales, sus brazos duros como la piedra, la piedra cubierta de nieve, la piedra del escudo canadiense, suave llena de peces, la pezca, oh, sí la pezca, y  los ojos color de uranio y cobre. Ya, tenía mi clase: se acordarán de todo pensando en él... ¡Oh!, terminó de pasar el tren, "Mimi, allá voy, mi amor: compraremos pan antes de llegar a casa y pasaremos por el correo, sí mi vida, sacaré la foto de Louis, pensaré también en nuestro viaje a New York, los cuatro juntos para Pascua. El examen de gramática, el martes, sí, ah, mi amor". Y hablando de amor, amores y enamoramientos, pienso en mi querido amor: falta poco para su cumpleaños. El tren, qué bonito fue esperar que pasara...  ¿Qué boludeces dijo mi jefe, hoy? Ah, sí me habló de globitos. -"Emilia, querida, tenés que deshacerte de los globos que quedaron de tu cumple, ya sabés que no me gustan los globos, amor, explotan y me asusta el ruido...





Louis, AV, Mimi, mi jefe, la clase de historia, sí todo bien, un buen día...


Una canción inspirante. Me encanta. Es fantástica. Difícil de entender, pero toda poesía. Es de Raoul Duguay pero no encuentro una buena versión cantada por él. Amí me parece una maravilla.

domingo, 14 de febrero de 2010

Año Nuevo Chino: El Tigre

"Nunca mates una mosca sobre la cabeza de un tigre." proverbio chino.

La fiesta de la primavera se dice allá... 
 

El tigre es un animal hermoso.
Feliz feliz...

jueves, 11 de febrero de 2010

Cuentito

La Mujer Que No
Por Jorge Ibargüengoitia


Colonia Roma.
Un cuento que leí antes de ir a México y me hizo sonreír.

Debo ser discreto. No quiero comprometerla. La llamaré... En el cajón de mi escritorio tengo todavía una foto suya, junto con las de otras gentes y un pañuelo sucio de maquillaje que le quité no sé a quién, o mejor dicho sí sé, pero no quiero decir, en uno de los momentos cumbres de mi vida pasional. La foto de que hablo es extraordinaria mente buena para ser de pasaporte. Ella está mirando al frente con sus grandes ojos almendrados, el pelo estirado hacia atrás, dejando a descubierto dos orejas enormes, tan cercanas al cráneo en su parte superior, que me hacen pensar que cuando era niña debió traerlas sujetas con tela adhesiva para que no se le hicieran de papalote; los pómulos salientes, la nariz pequeña con las fosas muy abiertas, y abajo... su boca maravillosa, grande y carnuda. En un tiempo la contemplación de esta foto me producía una ternura muy especial, que iba convirtiéndose en un calor interior y que terminaba en los movimientos de la carne propios del caso. La llamaré Aurora. No, Aurora no. Estela, tampoco. La llamaré ella.

Esto sucedió hace tiempo. Era yo más joven y más bello. Iba por las calles de Madero en los días cercanos a la Navidad, con mis pantalones de dril recién lavados y trescientos pesos en la bolsa. Era un mediodía brillante y esplendoroso. Ella salió de entre la multitud y me puso una mano en el antebrazo. "Jorge", me dijo. Ah, che la vita é bella! Nos conocemos desde que nos orinábamos en la cama (cada uno por su lado, claro está), pero si nos habíamos visto una docena de veces era mucho. Le puse una mano en la garganta y la besé. Entonces descubrí que a tres metros de distancia, su mamá nos observaba. Me dirigí hacia la mamá, le puse una mano en la garganta y la besé también. Después de eso, nos fuimos los tres muy contentos a tomar café en Sanborns. En la mesa, puse mi mano sobre la suya y la apreté hasta que noté que se le torcían las piernas; su mamá me recordó que su hija era decente, casada y con hijos, que yo había tenido mi oportunidad trece años antes y que no la había aprovechado. Esta aclaración moderó mis impulsos primarios y no intenté nada más por el momento. Salimos de Sanborns y fuimos caminando por la alameda, entre las estatuas pornográficas, hasta su coche que estaba estacionado muy lejos. Fue ella, entonces, quien me tomó de la mano y con el dedo de enmedio, me rascó la palma, hasta que tuve que meter mi otra mano en la bolsa, en un intento desesperado de aplacar mis pasiones. Por fin llegamos al coche, y mientras ella se subía, comprendí que trece años antes no sólo había perdido sus piernas, su boca maravillosa y sus nalgas tan saludables y bien desarrolladas, sino tres o cuatro millones de muy buenos pesos. Fuimos a dejar a su mamá que iba a comer no importa dónde. Seguimos en el coche, ella y yo solos y yo le dije lo que pensaba de ella y ella me dijo lo que pensaba de mí. Me acerqué un poco a ella y ella me advirtió que estaba sudorosa, porque tenía un oficio que la hacía sudar. "No importa, no importa." Le dije olfateándola. Y no importaba. Entonces, le jalé el cabello, le mordí el pescuezo y le apreté la panza. . . hasta que chocamos en la esquina de Tamaulipas y Sonora.

Después del accidente, fuimos al Sep de Tamaulipas a tomar ginebra con quina y nos dijimos primores.

La separación fue dura, pero necesaria, porque ella tenía que comer con su suegra. "¿Te veré?" "Nunca más." "Adiós, entonces." "Adiós." Ella desapareció en Insurgentes, en su poderoso automóvil y yo me fui a la cantina el Pilón, en donde estuve tomando mezcal de San Luis Potosí y cerveza, y discutiendo sobre la divinidad de Cristo con unos amigos, hasta las siete y media, hora en que vomité. Después me fui a Bellas Artes en un taxi de a peso.

Entré en el foyer tambaleante y con la mirada torva. Lo primero que distinguí, dentro de aquel mar de personas insignificantes, como Venus saliendo de la concha... fue a ella. Se me acercó sonriendo apenas, y me dijo: "Búscame mañana, a tal hora, en tal parte"; y desapareció.

¡Oh, dulce concupiscencia de la carne! Refugio de los pecadores, consuelo de los afligidos, alivio de los enfermos mentales, diversión de los pobres, esparcimiento de los intelectuales, lujo de los ancianos. ¡Gracias, Señor, por habernos concedido el uso de estos artefactos, que hacen más que palatable la estancia en este Valle de Lágrimas en que nos has colocado!



Al día siguiente acudí a la cita con puntualidad. Entré en el recinto y la encontré ejerciendo el oficio que la hacía sudar copiosamente. Me miró satisfecha, orgullosa de su pericia y un poco desafiante, y también como diciendo: "Esto es para ti." Estuve absorto durante media hora, admirando cada una de las partes de su cuerpo y comprendiendo por primera vez la esencia del arte a que se dedicaba. Cuando hubo terminado, se preparó para salir, mirándome en silencio; luego me tomó del brazo de una manera muy elocuente, bajamos una escalera y cuando estuvimos en la calle, nos encontramos frente a frente con su chingada madre.

Fuimos de compras con la vieja y luego a tomar café a Sanborns otra vez. Durante dos horas estuve conteniendo algo que nunca sabré si fue un sollozo o un alarido. Lo peor fue que cuando nos quedamos solos ella y yo, empezó con la cantaleta estúpida de: "¡Gracias, Dios mío, por haberme librado del asqueroso pecado de adulterio que estaba a punto de cometer!" Ensayé mis recursos más desesperados, que consisten en una serie de manotazos, empujones e intentos de homicidio por asfixia, que con algunas mujeres tienen mucho éxito, pero todo fue inútil; me bajó del coche a la altura de Félix Cuevas.

Supongo que se habrá conmovido cuando me vio parado en la banqueta, porque abrió su bolsa y me dio el retrato famoso y me dijo que si algún día se decidía (a cometer el pecado), me pondría un telegrama.



Y esto es que un mes después recibí, no un telegrama, sino un correograma que decía: "Querido Jorge: búscame en el Konditori, el día tantos a tal hora (p.m.) Firmado: Guess who? (advierto al lector no avezado en el idioma inglés que esas palabras significan "adivina quién"). Fui corriendo al escritorio, saqué la foto y la contemplé pensando en que se acercaba la hora de ver saciados mis más bajos instintos.

Pedí prestado un departamento y también dinero; me vestí con cierto descuido pero con ropa que me quedaba bien, caminé por la calle de Génova durante el atardecer y llegué al Konditori con un cuarto de hora de anticipación. Busqué una mesa discreta, porque no tenía caso que la vieran conmigo un centenar de personas, y cuando encontré una me senté mirando hacia la calle; pedí un café, encendí un cigarro y esperé. Inmediatamente empezaron a llegar gentes conocidas, a quienes saludaba con tanta frialdad que no se atrevían a acercárseme.

Pasaba el tiempo.

Caminando por la calle de Génova pasó la Joven N, quien en otra época fuera el Amor de mi Vida, y desapareció. Yo le di gracias a Dios.

Me puse a pensar en cómo vendría vestida y luego se me ocurrió que en dos horas más iba a tenerla entre mis brazos, desvestida. . .

La Joven N volvió a pasar, caminando por la calle de Génova, y desapareció. Esta vez tuve que ponerme una mano sobre la cara, porque la Joven N venía mirando hacia el Konditori.

Era la hora en punto. Yo estaba bastante nervioso, pero dispuesto a esperar ocho días si era necesario, con tal de tenerla a ella, tan tersa, toda para mí.

Y entonces, que se abre la puerta del Konditori, entra la Joven N, que fuera el Amor de mi Vida, cruza el restorán y se sienta enfrente de mí, sonriendo y preguntándome: "Did you guess right?"

Solté la carcajada. Estuve riéndome hasta que la Joven N se puso incómoda; luego, me repuse, platicamos un rato apaciblemente y por fin, la acompañé a donde la esperaban unas amigas para ir al cine.



Ella, con su marido y sus hijos, se habían ido a vivir a otra parte de la República.

Una vez, por su negocio, tuve que ir precisamente a esa ciudad; cuando acabé lo que tenía que hacer el primer día, busqué en el directorio el número del teléfono de ella y la llamé. Le dio mucho gusto oír mi voz y me invitó a cenar.

La puerta tenía aldabón y se abría por medio de un cordel. Cuando entré en el vestíbulo, la vi a ella, al final de una escalera, vestida con unos pantalones verdes muy entallados, en donde guardaba lo mejor de su personalidad. Mientras yo subía la escalera, nos mirábamos y ella me sonreía sin decir nada. Cuando llegué a su lado, abrió los brazos, me los puso alrededor del cuello y me besó. Luego, me tomó de la mano y mientras yo la miraba estúpidamente, me condujo a través de un patio, hasta la sala de la casa y allí, en un couch, nos dimos entre doscientos y trescientos besos . . . hasta que llegaron sus hijos del parque. Después, fuimos a darles de comer a los conejos.

Uno de los niños, que tenía complejo de Edipo, me escupía cada vez que me acercaba a ella, gritando todo el tiempo: " ¡Es mía!'' Y luego, con una impudicia verdaderamente irritante, le abrió la camisa y metió ambas manos para jugar con los pechos de su mamá, que me miraba muy divertida. Al cabo de un rato de martirio, los niños se acostaron y ella y yo nos fuimos a la cocina, para preparar la cena. Cuando ella abrió el refrigerador, empecé mi segunda ofensiva, muy prometedora, por cierto, cuando llegó el marido. Me dio un ron Batey y me llevó a la sala en donde estuvimos platicando no sé qué tonterías. Por fin estuvo la cena. Nos sentamos los tres a la mesa, cenamos y cuando tomábamos el café, sonó el teléfono. El marido fue a contestar y mientras tanto, ella empezó a recoger los platos, y mientras tanto, también, yo le tomé a ella la mano y se la besé en la palma, logrando, con este acto tan sencillo, un efecto mucho mayor del que había previsto: ella salió del comedor tambaleándose, con un altero de platos sucios. Entonces regresó el marido poniéndose el saco y me explicó que el telefonazo era de la terminal de camiones, para decirle que acababan de recibir un revólver Smith & Wesson calibre 38 que le mandaba su hermano de México, con no recuerdo qué objeto; el caso es que tenía que ir a recoger el revólver en ese momento; yo estaba en mi casa: allí estaba el ron Batey, allí, el tocadiscos, allí, su mujer. Él regresaría en un cuarto de hora. Exeunt severaly: él vase a la calle; yo, voyme a la cocina y mientras él encendía el motor de su automóvil, yo perseguía a su mujer. Cuando la arrinconé, me dijo: "Espérate" y me llevó a la sala. Sirvió dos vasos de ron, les puso un trozo de hielo a cada uno, fue al tocadiscos, lo encendió, tomó el disco llamado Le Sacre du Sauvage, lo puso y mientras empezaba la música brindamos: habían pasado cuatro minutos. Luego, empezó a bailar, ella sola. "Es para ti", me dijo. Yo la miraba mientras calculaba en qué parte del trayecto estaría el marido, llevando su mortífera Smith & Wesson calibre 38. Y ella bailó y bailó. Bailó las obras completas de Chet Baker, porque pasaron tres cuartos de hora sin que el marido regresara, ni ella se cansara, ni yo me atreviera a hacer nada. A los tres cuartos de hora decidí que el marido, con o sin Smith & Wesson, no me asustaba nada. Me levanté de mi asiento, me acerqué a ella que seguía bailando como poseída y, con una fuerza completamente desacostumbrada en mí, la levanté en vilo y la arrojé sobre el couch. Eso le encantó. Me lancé sobre ella como un tigre y mientras nos besamos apasionadamente, busqué el cierre de sus pantalones verdes y cuando lo encontré, tiré de él... y ¡mierda!, ¡que no se abre! Y no se abrió nunca. Estuvimos forcejando, primero yo, después ella y por fin los dos, y antes regresó el marido que nosotros pudiéramos abrir el cierre. Estábamos jadeantes y sudorosos, pero vestidos y no tuvimos que dar ninguna explicación.



Hubiera podido, quizá, regresar al día siguiente a terminar lo empezado, o al siguiente del siguiente o cualquiera de los mil y tantos que han pasado desde entonces. Pero, por una razón u otra nunca lo hice. No he vuelto a verla. Ahora, sólo me queda la foto que tengo en el cajón de mi escritorio, y el pensamiento de que las mujeres que no he tenido (como ocurre a todos los grandes seductores de la historia), son más numerosas que las arenas del mar.

sábado, 6 de febrero de 2010

Cosas veredes de viernes por la noche.

-Buenos días, sería posible hablar con Laura Paz.
-Soy yo, ¿de la parte de quién?
-Buenos días señorita, llamo de la parte de su compañía Internet. Hemos comprobado que es una excelentísima cliente, nunca ha pagado su cuenta con retraso. (Bueno eso le tengo que decir, soy nuevo y no me sale esa frase con naturalidad). Hemos notado sin embargo que usa el Internet más de lo que le es autorizado y consecuentemente paga penalidades de más de cincuenta dólares por mes. Queríamos proponerle un acceso Internet ilimitado por 58.97 dólares por mes, y evitarle así de pagar las penalidades. (Ya, la llamo porque le tengo que proponer este nuevo abono).
-Oh, tiene una primera aproximación poco frecuente, esa pseudo honestidad...sí, mi consumición Internet es alta. Pero a veces la uso a veces no. Este mes, no creo haber sobrepasado el tiempo asignado. Puede hacerme el favor de fijarse, señor, si no le molesta.
-No crea, soy verdaderamente nuevo y torpe, y por supuesto señorita miro su cuenta al instante. Perdón, señorita, mientras me fijo, ¿es usted argentina?, tiene un acento cantarín precioso, poco usual por estas partes.
-Usted también tiene acento.
-Me hubiera gustado ir a la Argentina... siempre fue un sueño mío.
-Espere, me suena, pero no estoy segura, usted es de...
-No lo adivinará.
-Sí,sí, tengo buena oreja. Es lo único bueno que tengo, ... en fin.
-Me dijeron que en Argentina todo tenía un gusto diferente.
-¿Un gusto diferente? No entiendo.
-La vida, señorita, la vida tiene otro sabor.
-Ah, ¡ese gusto!, qué extraña la palabra. Bueno, mire, las cosas en Argentina ... depende, si tiene trabajo, casa, es como en todas partes, ¿no?
-¿Sabe cantar?
-¿Cómo?
-Con su acento me encantaría que canturree un poquito solo para ver como suena.
-Me parece que a pesar de ser nuevo y torpe, se ha vuelto loco .¿Ya ha encontrado mi cuenta en su computadora?
-Por favor,¿conoce la canción Yo vivo en una ciudad? Yo le cantaré algo también.
-¿De Pedro y Pablo? Oh, no sé, oh, hace tanto tiempo que no la he oído. Pero.. quiero decirle que yo sé de dónde viene. El problema es que tiene dos acentos y uno es más fuerte que el otro. O sea que sigo dudando un poquito...
-Señorita, hágame el favor, una cancioncita sencilla. Solo le quiero oír la voz, con ese acento.
-Oiga, me dice cuanto he usado este mes, por favor. De otra manera cuelgo.
-¿Cuántos viven en su casa?
-¿Por qué la pregunta?
-Su consumición. ¿Entra usted muy tarde de noche?
-¿Puede ver esas cosas?
-Sí. Y más.
-¿Más?
-¿Algo de los Enanitos Verdes?
-¿Los Enanitos verdes, pero de qué época es usted?
"Esta tarde no pasa nada, las calles parecen desiertas, Carmencita se fue de viaje, y quizás nunca más la vea. Yo mirando por la ventana, el asfalto brillando perlas... Y aunque hoy no estás, voy planificando, una y otra vez, amores lejanos"...
Ahora exijo un descuento fenomenal.
-Oiga, sabe, sigo queriendo ir a la Argentina. (No, no ha sobrepasado su límite este mes. No creo que lo vuelva a hacer, jem.)
-Son doce horas de avión. No hay vuelos directos. En general salen de Toronto, y cuestan más o menos: $ Can. 1 500.00.
-Vamos, entonces.
-Rumano, ruso, ¿cuál de los dos? Tiene los dos acentos.
-¡Oh!, domniåÿoara Laura Paz, me inclino. Es la primera vez que adivinan mi procedencia. Soy de Moldavia. Mitad rumano y mitad ucraniano: me llamo Eugen. ¡Tiene buena oreja!
- Eugen, ¿no me va a vender el abono nuevo?
-No, señorita, y la tengo aquí en una lista especial para que no la molesten.
-Eso por mi talento de cantante del viernes por la noche.
-No señorita, su voz es preciosa, pero sobre todo es por no ser como los otros. Me ha encantado hablar con usted. ¿En serio no quiere ir conmigo a la Argentina?
-A la Argentina quiero ir, pero lo lamento, no con usted Eugen. Hasta luego. Ah, y prepare su viaje para la Argentina, no creo que dure mucho en su puesto.
-¡Ja!, la vida dirá. Mi más profundo respeto, adiós.

lunes, 18 de enero de 2010

Calor


Esta cantante me acompañó durante mi primer viaje a Europa, fue regalo de mi amigo Gastón, que me hacía casetes divinos para hacerme reír y llorar. Divino. Un tango mexicano...



Para Antonio,


Era un día de calor en Montreal, hace muchos años. Mi madre rodeada, rondada por unos amigos míos, conversaba. Oía yo las risas y las voces a lo lejos mientras entraba y salía de la cocina a la terraza de mi casa donde estaban sentados. Remigio dijo: "Marta, tienes que vivir en Zacatecas", ¿de qué iba la conversación?, del calor supongo, no sé, sino que quedó zumbando la palabra en el oído. Zacatecas. Hay palabras sonantes, que esconden misterios y aventuras detrás de sus letras y sonido.....¿De qué hablan chicos? Preguntaba yo curiosa. En el centro de México, existe una ciudad bella, en cuyo sitio sería perfecto vivir sin calor ni frío en aquel clima seco de las alturas de las sierras mexicanas.

Hasta hace dos años no conocía  México más allá de los libros, las películas, los boleros y las voces de los mexicanos con los que me encontré a lo largo de mi vida. Hace dos años, sin embargo, entró México en mi vida de una forma resolutiva.

Siguiendo con el tema del calor, estoy caminando por Mérida, un verano ardiente, buscando estatuas a lo largo del Pasaje Montejo, arteria paqueta de la capital colonial del Yucatán, cuando de la mano me hacen entrar en un museo con aire acondicionado--alivio cultural y antropológico de esa tarde calurosa. El Palacio Cantón presentaba además de su exposición permanente, en el segundo piso, una muestra de fotografías impresionantes;  el fotógrafo:  el señor Romualdo García de Guanajuato. Así decía un cartelito discreto sobre la pared: Guanajuata. Quedó pegada la palabra a mis pupilas. Existen palabras que retratan en el aire historias, revoluciones, polvo y calor, angelitos vestidos, padres endomingados, las facciones duras, la mirada triste, la muerte rondando, reproducidos con tacto y belleza.


Y hace poco volví a México, otra vez al DF,  esta vez buscando calor, en aquella ciudad mágica donde desaparecen árboles en los bosques de Chapultepec, ciudad intensa, enorme, vibrante, musical, sucia, hermosa, que recorrí  a pie y de la mano del que me la puso en el mapa y cuando buscamos donde dormir, el hotel no tenía calle, estaba enfrente de una plaza, entre Zacatecas y Guanajuato.  Dos calles de la colonia Roma, al sur. Ahí viví el amor, ese que aísla a los amorosos del resto de la humanidad y recibí el año.



La próxima vez iré a Zacatecas y a Guanajuato.

jueves, 14 de enero de 2010

Tan solo un minutito y...

Yo no he ido a Port au Prince. No conozco Haïti. Pero fui al País sin sombrero de Dany Laferrière, así lo llama porque se enterraba a los hombres sin sombrero.  Dany, un haitiano un escritor que vive aquí y allá, y que a mí, personalmente, me habló durante páginas y páginas, a mí solita, ¡eh!, convocado por mis ojos, en el metro, en mi cama, a través el tiempo, una conversación susurrada, de libro a ojos, tanto y cuando yo lo quise;  el escritor y su libro me trataron como a una princesa caprichosa. Así describe Laferrière la modernidad del libro:  mejor que una máquina del tiempo, y mucho más moderno que una computadora: una conversación íntima y privada entre dos personas. Y hoy, me apropio esa idea, se la pido prestada porque me gustó, como me apropio también de sus recuerdos, de su país, de sus letras, de sus amores y sus penas; el país de Dany, es hermoso, luminoso y terrible.


 
La couleur un peu violette de l'aube donne une teinte assez étrange aux choses, mais c'est tout. Les mêmes crevasses vous obligent à faire attention en marchant pour ne pas tomber dans un trou d'eau verte. Le même chien jaune doit s'appuyer contre un mur pour japper à cause de son extrême maigreur. La même petite fille est en train de balayer la galerie de l'épicerie du coin.



Yo no necesito preguntarme para que sirve la literatura. Me sirve para mirar la realidad y, sobre todo, para poder encararla, poder aguantarla. La verdad en su esencia. 


Poesía y palabras mezcladas de miseria, de amor en medio de la destrucción poesía de tierra, mar, cielo y gente, belleza y sol. Poesía que ha conocido el hambre, y el orgullo de ser hombre.


 

Elle a toujours considéré son fils comme un prince. C'est ce qui m'a permis de survivre au début de mon séjour à Montréal, quand les autres ne voyaient en moi qu'un Nègre de plus. Quelqu'un dans une petite maison à Port-au-Prince a toujours pensé que j'étais un prince.

Son 60 000 haitianos en Montreal pensando si existará todavía la casa donde quizás fueron príncipes. Pero esta no es la primera calamidad, han sido muchas y repetidas. Esa madre en una casita de Port au Prince que ya no puede ni mirar al que le habla...

L'armée des zombis, finit par murmurer ma mère. Ils sont des dizaines de milliers. Les prêtres vaudou ont réveillé tous les morts qui dormaient du sommeil du juste. Partout... Au Borgne, à Port-Margot, Dondon, Jérémie, Cayes, Limonade, Petit-Trou, Baradères, Jean Rabel, Petit-Goâve, oui, Petit-Goâve aussi...Une mangue tombe, presque aux pieds de ma mère. Elle ne cille même pas. Complètement ailleurs. Les gens sont morts, conclut-elle et on refuse de les laisser reposer en paix.


No existe país más acorralado entre la esperanza y la maldición. Las violencias sísmicas que han sacudido el país no vienen solas, también arañan, agrietan los muros frágiles de la dignidad. Haïti, ya se han muerto tus hijos, tus hermanos, te han quitado el pedazo de chapa de tu casa, qué más podían sacarte...?




Bon Dieu tellement connin ça li connin, li bail chien malingue deyè tête li pou li pas capab niché'l. (Dieu est tellement fin qu'il peut placer une blessure derrière la tête du chien s'il ne veut pas qu'il la lèche).




Dieu pas si fin que ça, hein Dany?


sábado, 9 de enero de 2010




Montreal la consideraba suya, Lhasa con su voz emocionante, su ritmo lento, tan poco moderno, hay que saber esperar..., y su entrega al público cuando cantaba en directo, falleció el primer día del 2010: adieu saltimbanque mexicaine. So long.

Gracias a tu cuerpo doy
Por haberme esperado
Tuve que perderme pa'
Llegar hasta tu lado

Gracias a tus brazos doy
Por haberme alcanzado
Tuve que alejarme pa'
Llegar hasta tu lado

Gracias a tus manos doy
Por haberme aguantado
Tuve que quemarme
Pa'llegar hasta tu lado