lunes, 6 de enero de 2014

Un poema de Juan Gelman.

Esa mujer que ahora mismito se parece a santa teresa en el revés de un éxtasis/hace dos o tres besos fue mar absorto en el colibri que vuela por su ojo izquierdo cuando le dan de amar/

y un beso antes todavía/
pisaba el mundo corrigiendo la noche
con un pretexto cualquiera/ en realidad es una nube a caballlo de una mujer/un corazón

que avanza en elefante cuando tocan
el himno nacional y ella
rezonga como un bandoneón mojado hasta los huesos por la llovizna nacional/

esa mujer pide limosna en un crepúsculo de ollas
que lava con furor/ con olvido/
encenderla es como poner en la vitrola un disco de gardel/
caen calles de fuego de su barrio irrompible

y una mujer y un hombre que caminan atados al delantal de penas con que se pone a lavar/ igual que mi madre lavando pisos cada día/ para que el día tenga una perla en los pies/

es una perla de rocío/ mamá se levantaba con los ojos llenos de rocío/
le crecían cerezas en los ojos y cada noche los besaba el rocío/
en la mitad de la noche me despertaba el ruido de sus cerezas creciendo/

el olor de sus ojos me abrigaba en la pieza/ suenore ke vu ranutas verdes en las manos con que fregaba el día/
lavaba el piso del sur/

volviendo a esa mujer/ en sus horas más altas se posan los horizontes que miré mañana/
los pajaritos que volarán ayer/
yo mismo con su nombre en mi labios/

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