puedo aun sentir latir su vida en mi mano cuando apretaba sus largos dedos finos en lo que sería su último día, puedo aun sentir su calor, lo tengo en la mano y en el recuerdo; agradecida estoy de haberla besado y saber que vivía tenuamente, y que me oía, lo sé.
Recordándola y echándola de menos hoy día de descanso del trabajador. El mes de mayo florido en Montreal tiene tu pulso, mamá.
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