miércoles, 19 de mayo de 2021

Carne y arena (18 de mayo 2021)

 


 Carne y arena

 

Sentí desde la puerta de entrada, la voluntad del museo de crear una atmósfera particular, ¿será el museo o el artista? (creo que le dicen experiencia ahora) - Largos pasillos negros para entrar, una demora con el propósito de mantener una suerte de ansiedad (además de detalles tecnicos); la gente va entrando gota a gota; en la salita de espera la voz de una encargada dice: “cuando usted entre, tendrá que despojarse de todo lo que trae, déjelo en la entrada”. Ni teléfono ni cartera, nada. Hubo algo teatral, solemne en la construcción de la exposición.

Desde el 17 de marzo hasta el 15 de agosto 2021, el centro Phi (en el Arsenal de arte contemporáneo) presenta la exposición Carne y arena del cineasta Alejandro Gonzales Iñárritu.

El asistente, luego de ser llamado, entra en una primera sala sin saber lo que le espera. La primera sala tiene el aspecto de un vestuario frío e impersonal, un detalle, sin embargo, zapatillas, zapatos, sandalias, todos usados y de tamaños diferentes han sido dispuestos contra las paredes metálicas de esa sala donde la temperatura es baja; ahí unos carteles nos piden de descalzarnos y poner los zapatos en un casillero, luego un foco colorado parpadea mostrando la puerta por la cual entrar. Todo tiene una apariencia glacial. Como preparándonos a perder algo de nuestra humanidad.

En la segunda sala: arena, la sensación rasposa bajo los pies de una arena tosca, una sala ni chica ni grande, rectangular. Una explicación de unos minutitos de cómo usar el casco de realidad virtual: el objetivo es que el sistema de realidad sea lo más completo posible. Viajaremos y estaremos inmersos en un desierto.

La experiencia virtual fue fuerte, un grupo de personas arrestadas por la policía de la frontera entre México y los EE. UU. Un helicóptero ruidoso y amenazante, gritos, pasos, penumbra, disparos, agitación, miedo, el foco implacable de las luces altas del jeep, movimientos repentinos, una tensión entre un policía y el supuesto coyote, una persona descompuesta, participamos en ese momento como espectador y partícipe. Podemos movernos, caminar, escondernos detrás de una roca. Yo no pude moverme. De repente, una mesa alrededor de la cual un grupo de personas esperan, no sê como explicarlo sino que estamos en Europa en una de las islas griegas que acogerieron a tantos refugiados sirios y demás países cercanos. Un guiño de Iñárritu (muy bien pensado).

No fue mi primera experiencia de realidad virtual, ya en dos o tres ocasiones experimenté esa sensación rara de estar en un lugar sin cuadro, ingrávido, volando en un ambiente tridimensional. La arena quería aquí recordarnos de nuestro cuerpo, mantenernos conectados.  El rato termina con la luz del día, la aurora y nos deja habiendo vivido una experiencia a solas, muda, con los ojos gran abiertos. Seguramente, en otra ocasión, la experiencia sería diferente, me sentaría, me movería más, no sé. Solo sé que cada vez que uno se pone ese casco virtual, la aventura es otra.

Iñárritu quería que sintiéramos, no tanto ver o comprender sino sentir el miedo, la desesperación, el cansancio de un grupo de gente, niños, mujeres, hombres.

Una última sala con fotos y sobre las fotos, la historia de los protagonistas de las historias que sirvieron a producir esta película. Los cuentos que alimentaron la escena.

Sí, algo de teatro hubo durante mi pasaje por la exposición, pero me gustó, me gustó mucho.

viernes, 14 de mayo de 2021

Casi casi el verano Sensations (Rimbaud, 1870)

 


Par les soirs bleus d’été, j’irai dans les sentiers,
Picoté par les blés, fouler l’herbe menue :
Rêveur, j’en sentirai la fraîcheur à mes pieds.
Je laisserai le vent baigner ma tête nue.

Je ne parlerai pas, je ne penserai rien :
Mais l’amour infini me montera dans l’âme,
Et j’irai loin, bien loin, comme un bohémien,
Par la Nature, – heureux comme avec une femme.

Vacances

 


domingo, 9 de mayo de 2021

Cantando

Desde esta mañana una canción que me gusta bailar va rondando por mi cabeza incansablemente. Tomando el café, ojeando el teléfono para saludar a las primas, pensando en mis clases que no terminé de preparar, buscando la energía que me falta para prepararme ya que tengo cita un poco más tarde. Solo quiero cantar. Ya van tres o cuatro veces que la voy gritando por la casa, brazos abiertos delante de la ventana que muestra una primavera florescente. Ah si supiera cantar. Aquí se la canto con un airecito de vals criollo...

Yo no sé si es cariño el que siento,
Yo no sé si será una pasión,
Sólo sé que al no verte, una pena
Va rondando por mi corazón...
Yo no se que me han hecho tus ojos
Que al mirarme me matan de amor,
Yo no se que me han hecho tus labios
Que al besar mis labios, se olvida el dolor.
Tus ojos para mi
Son luces de ilusión,
Que alumbra la pasión
Que albergo para ti.
Tus ojos son destellos
Que van reflejando
Ternura y amor
Tus ojos son divinos.
Y me tienen preso
En su alrededor
Tus ojos para mí
Son el reflejo fiel.
De un alma que al querer
Querrá con frenesí
Tus ojos para mí serán
La luz de mi camino
Que con fe me guiarán
Por un sendero
De esperanzas y esplendor
Porque tus ojos son, mi amor!









lunes, 3 de mayo de 2021

¿El mar?

 « Bleu, c'est la liberté, l'histoire du prix que nous payons pour elle. À quel point sommes-nous vraiment libres ? »

— Krzysztof Kieślowski

El cielo sigue celeste

 “156. Why is the sky blue? -A fair enough question, and one I have learned the answer to several times. Yet every time I try to explain it to someone or remember it to myself, it eludes me. Now I like to remember the question alone, as it reminds me that my mind is essentially a sieve, that I am mortal.


157. The part I do remember: that the blue of the sky depends on the darkness of empty space behind it. As one optics journal puts it, "The color of any planetary atmosphere viewed against the black of space and illuminated by a sunlike star will also be blue." In which case blue is something of an ecstatic accident produced by void and fire.”
― Maggie Nelson, Bluets

sábado, 1 de mayo de 2021

6 años

 






Me pasa en estos tiempos raros de confinamiento que me desubique en el tiempo por estar mirando perpetuamente una pantalla, lejos de lo que se llamaba la vida social, los otros, a mil lenguas del trabajo, de los alumnos, de la vida normal, de las milongas que desaparecieron, ¿será? o quizás por estar en la calle sola respirando profundo sin prestarle atención a nada ni a nadie, solo en el tironeo de mis piernas. Entonces levanto la cabeza y pienso ¿cuándo fue?

¿Cuándo fue? ¿Antes o después?

El primero de mayo 2015 se volvió la fecha referencia en mi vida. Mi antes y mi después. El hito temporal con el que mido el curso extraño de los acontecimientos que forman esta existencia caótica, en muchas cosas fallada, sin embargo feliz que es la mía.

Antes estabas presente, atenta, viva, conversadora y enterada; después es una vida sin vos, sin tu voz, tus comentarios, tu mirada, sin que sepas, mamá. Cosas ocurren y no te enteras. El dolor de tu partida se está reubicando en mi corazón. Aprendí a sobrellevar tu ausencia. Poco a poco. Ahora, algo me falta y me apena todavía dolorosamente. Es una estupidez quizás, pero madre, antes hablábamos en español todos los días: compartíamos los más mínimos detalles de nuestros sucesos más banales por teléfono y repito: todos los días. Eras mi unión con mi origen, mi ser profundo, mi equilibrio, mi lengua, mi infancia, mi consciencia. Eso, me sigue faltando ese lazo tan transcendente.

Antes era otra persona. Una persona que te tenía a vos.

Primero de mayo 2021. Otra vida. Otra cosa. Otro mundo, madre. Ya nada es igual. Sin embargo, date cuenta de que sin querer me seguís ayudando, guiando, situando como antes. Ahí estás parada en el medio de mi memoria y en mi cabeza como una brújula del tiempo. Dándome la hora justa al entrar en el último trecho de mi vida. Ya orientada y pensando en vos.