lunes, 23 de octubre de 2023

60

Le agrego a mis 60 este texto de Fontanarrosa que me hizo reír!

 Mi amiga Colette solía decir, y hace ya mucho tiempo, 'Estamos entrando en la edad del nunca me había pasado'...

Y es así.
Decimos: 'Es curioso. Nunca me había pasado, me agaché a recoger un tenedor y se me trabaron cuatro vértebras de la columna.
Escuchamos: 'Es notable. Nunca me había pasado. Mordí un caramelo de limón y un premolar se me partió en ocho pedazos.
Es que, así como se habla de un Primer Mundo y de un Tercero sin que nadie conozca a ciencia cierta cual es el Segundo, nosotros hemos pasado de la Primera Edad a la Tercera sin recalar por la Segunda y el cuerpo acusa recibo de tal apresuramiento.
El tiempo mismo, incluso, ha tomado una consistencia gelatinosa, plástica, mutante.
Calculamos: - 'Cuánto hace que se mudó Ricardo a su nueva casa?'.
Y arriesgamos: - 'Tres, cuatro años'. Hasta que alguien, conocedor,
nos saca de la duda: 'Catorce'.
Suponemos ante el amigo encontrado ocasionalmente en la calle: -'Tu pibe debe andar por los seis, siete años'.
- 'Tiene diecinueve - nos contesta el amigo
- Vení Tacho!'. Y nos presenta a una bestia de un metro ochenta, pelo verde, un clavo miguelito clavado en la ceja y un cardumen de granos sulfurosos en la mejilla.
Se corrobora entonces aquello que, dicen, decía John Lennon: 'El tiempo es algo que pasa mientras nosotros estamos distraídos haciendo otra cosa'. Y suerte que estamos distraídos haciendo otra cosa. Mucho peor es aburrirse.
Es dulce rememorar ciertos momentos, pero más me entusiasma pensar en las cosas que tengo para hacer. Es que muchos de esos ciertos momentos son muy viejos.
Y por lo tanto vale recordar el consejo dado por Javier Villafañe cuando alguien le preguntó cómo hacía para conservarse tan joven pasados los ochenta años. - 'No me junto con viejos', respondió el maestro.
Yo quiero agregar lo que un día dijo Jean Louis Barrault, famoso mimo francés: 'La edad madura es aquella en la que todavía se es joven, pero con mucho más esfuerzo'.
Por: Roberto Fontanarrosa




En vísperas de mis 60, me preguntaba desolada si todo iría para abajo a partir de esa fecha. La decrepitud del cuerpo, los dolores que aparecen de uno no sabe donde, la piel que se marchita, la memoria que se manda a mudar. Un mensaje de un amigo, sin embargo, me animó. "Estás empezando tu mejor década, Inés". Bueno, pensé, qué habrá querido decir este amigo. Y sus palabras se fueron incorporando a mi cerebro, apareciendo delante de mis ojos, uniéndose a los latidos de mi corazón,  y así está pasando ahora, las cosas, las mismas cosas de antes, de siempre, se volvieron más amables, y la verdad es que el año empezó de lo más bien. Algunos ajustes fueron necesarios: me alejé de los que no me aprecian; me callé mucho más de lo que solía hacerlo; me preocupo menos, me enojo menos, me indigno menos. Todo menos y algunas cosas más,  más tiempo para las cosas que me gustan.  Pocas veces he estado tan feliz, tan tranquila, y dicen... que se nota. 

El poder de las palabras, ¿no?






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