viernes, 9 de febrero de 2007

La peluquería

Sus dos manos firmes sostienen mi cabeza, me estremezco de repente pensando en el poder que tiene sobre mí esa muchacha teñida de rubio masticando chicle. Mira mi pelo con asco. "Oiga, que maltrato le estuvo dando a este pelo, parece rescatado de un campo de concentración, si me permite la comparación". ¡Epa! la niña ha estudiado historia, lo que hay que oír, no contesto, siento que le diré una barbaridad, entonces...: "Es que no me ocupo bien de mi cabello, muchos chicos, poco tiempo, esas cosas". El ruido de la peluquería aturde, voces, música pop sonando fuerte, secadores, teléfono, gente; siento que estoy entregada y que puede hacer de mí lo que le guste. Mi cabeza, mi pelo, mi apariencia para los próximos meses entre sus dedos. No presta atención a mi excusa y continúa, "está perdiendo pelo usted, ¿no?" -"Bueno, es invierno, es normal creo, eso me dijeron". -"Es normal, sí, en otoño, pero está perdiendo mucho pelo. Estará muy estresada", mi comadre sicóloga no deja de sorprenderme. "¿Come carne? " lanza mirándome a los ojos por el espejo. -"No mucha, no". -"¡Ah!lo sabía", dice feliz, "es eso, le falta hierro". Los talentos de esta mujer me dejan muda. La apariencia, la salud mental y mi sangre: todo me examina. Bueno, por lo menos me mira. Y me miro yo, siempre voy a la peluquería cuando ya no tengo elección, el último intento de salvar lo que veo en el espejo, pero sé que es más, vine a buscar más, ¿consuelo? qué me mimen un rato, acariciándome el pelo, mejorando el corte, dando fuerza, ya que yo no la tengo. Y yo le digo como siempre digo: "no me corte demasiado, las puntas por favor". Y dejo que mi mente se pierda entre sus dedos. Será eso que vine a buscar, un ambiente cálido, una sicóloga y dietista, ya dentro de poco me comentará la última barbaridad de la semana televisual, y estaré asintiendo con la cabeza, qué no se vaya a disgustar conmigo, estaré de acuerdo con todo, juro... Además, vine para que me suban el ánimo, no para hacerme una enemiga. Me siento pequeña, frágil, pero saldré un poco mejor, linda y peinada. Hoy temprano me miré en el espejo y pensé, no mujer, así no podés seguir, a ver querete un poquito, arreglá esa melena que no tiene forma, ni gracia, vamos. Pensé en los árboles que abrazo en mi jardín, bueno, esa es una otra historia, o quizás el comentario inocente de Benja: "es que ya sos mayor, mamá." No no, no es eso, es que me toca, dos veces al año, en momentos de cambios, de preparación, sí eso es, preparo mi aspecto a un momento diferente. Necesito marcar el cambio, mi vida ahora presa en un torbellino de posibilidades. Y saldré divina y me llamarán diosa, y caminaré por la calle tal Sophie Marceau, tan linda ella, la nariz levantada... y cantaré para que me oigan, descaradamente: "aujourd'hui, j'ai rencontré l'homme de ma vie... oh oooh oh ohhh" como Diane Dufresne, con ese acento tan de ella, y la gente me verá y aplausos resonarán con risas y buen humor...
"Son cincuenta y ocho euros, por favor"." ¿Puedo hacerle un cheque?"

1 comentario:

  1. Gracias, Clavel. He echado una mirada y me parece que tenés razón. Ya volveré allá con más tiempo. Un beso.

    ResponderEliminar