martes, 3 de abril de 2007

3 de abril

(Como te lo expliqué por teléfono, te puse acá un poema difícil, desconocido, un poeta irreconocible. Me gusta sorprenderte mamá. Enseñarte cosas nuevas.)


Mamá, porque yo sé lo que te debo.

Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar:
tu acento.
Margarita, te voy a contar
un cuento.

Era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha del día
y un rebaño de elefantes.

Un kiosko de malaquita
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonita,
Margarita
tan bonita como tú.

Una tarde la princesa
vio una estrella aparecer;
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.

La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso y una perla,
una pluma y una flor.

Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti.
Cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así.

Pues se fue la niña bella,
bajo el cielo y sobre el mar,
a cortar la blanca estrella
que la nacía suspirar.

Y siguió camino arriba
por la luna y más allá;
mas lo malo es que ella iba
sin permiso del papá.

Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.

Y el rey dijo: "¿Qué te has hecho?
te he buscado y no te hallé;
y ¿qué tienes en el pecho,
que encendido se te ve?"

La princesa no mentía.
Y así, dijo la verdad:
"Fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad."

Y el rey clama: "¿No te he dicho
que el azul no hay que tocar?
¡Qué locura!¡Qué capricho!
El Señor se va a enojar."

Y dice ella: "No hubo intento;
yo me fui no sé por qué;
por las olas y en el viento
fui a la estrella y la corté."

Y el papá dice enojado:
"Un castigo has de tener:
vuelve al cielo, y lo robado
vas ahora a devolver."

La princesa se entristece
por su dulce flor de luz,
cuando entonces aparece
sonriendo el Buen Jesús.

Y así dice: "En mis campiñas
esa rosa le ofrecí:
son mis flores de las niñas
que al soñar piensan en Mí."

Viste el rey ropas brillantes,
y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.

La princesita está bella,
pues ya tiene el prendedor
en que lucen, con la estrella,
verso, perla, pluma y flor.

Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar
tu aliento.

Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento.

Ruben Darío, Margarita de Bayle

Feliz cumpleaños y muchos besos.


6 comentarios:

  1. La Sonia lo recitaba muy bien. Una vez cuando éramos chicos, estábamos en lo de la abuela Miquita y lo dijo. Yo habré tenido diez años y quedé embelesado para siempre con Rubén Darío. Hasta hoy.

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  2. La Sonia, mi mamá se ponían a dos, un duo, las dos voces, en Montreal, era con Paële, ese poema es mi magdalena, me lo recitaron cantando, seriamente, cómicamente, de día, de noche, en la cocina, en un jardín. Yo era chiquita y me gustaban las palabras malaquita, tisú, mucho, y por supuesto el rebaño de elefantes, era un cuento, un poema, pero sobre todo, Juan, la voz de mi mamá. De la casa de la Miquita solo recuerdo el armario donde guardaba los masticables que nos daba cuando veníamos a visitarla.

    Inés

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  3. ¡Oh!
    Esa la recito yo cuando he tomado muuuuuuuuuchas copas de más...

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  4. Me has dado una buena idea, Anónimo, sí una buenísima idea. Salud!

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  5. Qué preciosidad Inés. No lo conocía...

    : )

    Gracias y besos

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  6. Me has sacado una carcajada Cristina... Besos

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