viernes, 24 de agosto de 2007

Carta a Carola II: el bailarín.

Degas
Carolín, Carolán:

Le comenté a Alejandra que tenía una amiga que había ido a ver a Sarmiento en Boston, y le encantó saberlo; la mención de la obra de su mamá la puso nostálgica y se puso a contarme más de los amores que vivió Yvette con el bailarín. No, más bien me contó del bailarín, su historia, estábamos en el trabajo y mis alumnos tardaban en llegar, ojalá un día siga, y te contaré más. Me dijo que ella lo conoció y lo frecuentó sin saber que era su padre. Eso no tiene importancia, Alejandra tuvo una vida muy feliz, pero a los cuarenta enterarse de que aquel hombre talentoso y bello tenía algo que ver con su aparición al mundo la dejó un tanto soñadora e intrigada, además Carola, entre vos y yo, Alejandra se parece muchísimo a este señor, las fotos son indiscutibles. Ella guarda una foto de este señor que le dio su madre. Empiezo por donde empezó Alejandra... son sus palabras y algunas notas que me escribió luego mientras yo daba mis clases, que pongo aquí lo más fielmente posible.


Inés, la historia comienza en Budapest pero no por mucho tiempo. Ferenz Pinter a los 20 años se destacaba ya en su compañía de danza por su habilidad, su silueta ágil, larga, que a cada salto parecía alzarse como un pájaro hacia el cielo: L'Oiseau de feu. Tenía también muchas ansias de viajar, descubrir nuevos horizontes. Ferenz fue elegido para participar en una gira mundial con su compañía de ballet húngaro. ¡Roma, Barcelona, Casa Blanca, Río de Janeiro, Buenos Aires! En Buenos Aires, Ferenz se percata de que su gira se terminaba allí y al empacar su valija para tomar el barco que debía partir más tarde esa noche de regreso a Europa, su “desazón” fue inmensa. Para olvidar esa triste realidad y aceptar que había que regresar, salió del hotel a respirar el aire de la noche porteña por última vez. Caminó por la Avenida Corrientes. Entró en una cervecería, hacía calor, una música de tango resonaba como fondo, entrecortada con los resultados del fútbol, aromas porteños. Ferenz comió y bebió con gusto…Otra cerveza por favor, Señor!" Y entre un trago y el otro se quedó dormido sobre una mesa…

a las 5 de la mañana cuando comenzaban a limpiar los pisos poniendo las sillas sobre las mesas, lo despertó una mano dándole una palma sobre el hombro…

- Señor, cerramos, lo siento.

El barco había partido durante la noche. Ferenz, entre llantos y risas eufóricas saltó en el aire y el Pájaro de Fuego esta vez hizo un despliegue de alas y abrazó su destino.


-Mi Madre nacía esa mañana , el 18 de Diciembre de 1927 a las 11 horas.

Pasaron seis meses desde que Ferenz Pinter había salido de Hungría, y se preparaba a pasar su primera Navidad sin su familia, en esa ciudad tan grande y bulliciosa, en ese calor sofocante del verano de la ribera del Río de la Plata .


Sumergido en la nostalgia, todavía sin saber hablar el castellano, a parte de haber aprendido a decir : “ ¡Una cerveza por favor! ¡Gracias señorita! ¡Es usted muy bonita ! ¡Dónde puedo cambiar Forints por Pesos?.” Decidió no pasar las Navidades solo y se le ocurrió fijarse en la guía de teléfonos, con la esperanza de encontrar algún club u asociación húngara, así no se sentiría tan desarraigado. Encontró una dirección en la ciudad y decidió llamar por teléfono. Organizaban un baile de fin de Año para el 31,¡qué suerte! Para la noche de Noche Buena, fue a la misa en la catedral. Se quedó muy impresionado con la alegre atmósfera de la Misa de Gallo, ( villancicos, música de guitarra, herque, charango y bombo).

La música folklórica era tan distinta de la que él conocía, era una verdadera transgresión de culturas que inspiraba su curiosidad, se dejó envolver por el ritmo subyugante de los instrumentos y el compás del bombo resonaba en su pecho provocándole una necesidad esencial, dejarse absorber por esa música que llenaba su cuerpo y lo incitaba al movimiento. Claro que en medio de toda esa gente que asistía a la misa muy circunspecta no era fácil quedarse quieto en el recto banco de madera de la iglesia, salió hacia los costados y detrás de una gran columna dio libre albedrío a su cuerpo, imposible de resistir "al arrastre” de esa melodía que lo desafiaba y a la cual todo su ser se volvía permeable. Pensó que no tardaría mucho en adaptarse a este nuevo mundo. El lenguaje de la música y de la danza es universal. A la salida, unos jóvenes lo interpelaron preguntándole de dónde era .

- ¡Che !Vení a tomar un helado con nosotros ! la noche a penas comienza ! dijo uno de ellos.

- No problema ! Ferenz con su fuerte acento extranjero acepto con entusiasmo

Mirando la gente pasar se admiraba del ambiente festivo de las calles pasadas las doce de la noche, en su país estaría su familia alrededor de un fuego de chimenea tomando la famosa sopa de pescado húngara...

El 31 a la noche se puso su mejor traje y se fue al club húngaro.

“ Chokolom! Se ya! ……"


Se puso a bailar entre toda la gente siendo el gran centro de atracción , un joven alto, buenmozo, un bailarín recién llegado de un tour mundial con su compañía de danza, las chicas se peleaban para bailar con él. En un rincón, una chica, algo redondita de cara bonita estaba sentada tranquila observándolo tímidamente. Ferenz se acercó a ella para descansar. En su pobre castellano trató de entablar conversación;

- ¿Cómo llamas tu? ………….Fulana

- ¿Estás húngara? ………… Iguem!

A los dos meses se casaron, en los años que siguieron tuvieron dos hijas, Irma y Verónica, Verónica es la que me contó este cuento, más tarde llegó el varón, que llamaron Jorge. Ferenz Pinter abrió una escuela de danza, su trabajo era su pasión, le tomaba mucho tiempo

pero se sentía colmado y satisfecho de los resultados de sus esfuerzos . La escuela llegó a tener un gran renombre en la ciudad y también en las provincias, donde su compañía de ballet se producía en giras por las ciudades principales de Argentina. Desgraciadamente las ausencias prolongadas de Ferenz de su casa causaban el descontento de su mujer. Las escenas de celos se multiplicaban, y por consecuencia causaron el distanciamiento de la pareja. El matrimonio dejó de ser feliz. Ferenz sufría, amaba a su mujer pero ya no la deseaba.


Para su cumpleaños de sus 14 años, rodeada de su madre Valentine, la tía Lucie, sus hermanas Lucienne y Berthe, otros miembros de la familia y amigas del colegio. recibió como regalo, toda la familia participó para ofrecerle los famosos cursos de perfeccionamiento en la tan reputada escuela de danza clásica el “Instituto Ferenz Pinter”. El primer día de clase, Yvette muy emocionada y feliz, pero con una enorme aprehensión subió las escaleras amplias de mármol del instituto. Las piernas le temblaban, se agarró de la baranda para darse fuerza y llegando al segundo piso entro en la sala de cursos tímidamente. Había un grupo de chicas esperando, sentadas en el suelo, todas parecían mayores que ella. El track era inconmensurable ! De un momento a otro el maestro Pinter entraría en la sala, Yvette había oído hablar de él pero no lo había visto nunca en persona... La sala estaba fría pero gotas de sudor recorrían su cuerpo.

- No te aflijas! Dijo una de ellas

- ¿Sos nueva? Yo me llamo Mabel y vos?

- Yyyveette…….con una vocecita temblorosa .

- ¡Ya vas a ver! El profesor es un amor! … No tengas miedo.

Hubo un silencio, y como cuando una obra de teatro esta por comenzar , tres golpes resonaron detrás de un denso cortinado rojo que había hacia un extremo de la sala. La sensación que la función debía comenzar y que el telón se levantaría de un momento a otro. Ruidos de discos de vinilo precedieron la música de piano suave y embrujadora que no obstante invadió el cuerpo de Yvette.

Una mano larga y expresiva apareció apartando el cortinado sin dejar aparecer aún la figura a quien pertenecía.

La ansiedad de la pequeña adolescente llegó a su punto culminante. Trato de levantarse pero sus piernas no respondieron, estaba clavada en el suelo.

- No puedo ¡ me voy ! ¡comenzaré otro día!

Pero no tuvo tiempo de escaparse cuando , como por arte de magia , apareció la figura liviana y volátil del Maestro, quien se desplazó hasta el centro de la sala apenas rozando el piso con la punta de sus pies descalzos.

- Ariba muchachas! Todas a correr alrededor de la sala para aflojar !

- Un,dos,un,dos,un ,dos

- Debemos entrar en calor antes de comenzar los ejercicios

- Un,dos,un,dos

Yvette se levanto y comenzó a seguir a las otras, trotando detrás de Mabel, esperando no hacerse notar por el Maestro.

- Bien, … ya esta bastante ! ……..ahora a la bara ! ( la doble rr de barra le es imposible de

pronunciar, igualmente diferenciar el Ser y Estar, error muy común que cometen los extranjeros)

- Primera posicioooooon………..es bien.

- Segunda posicioooooon……….es bien

- Tercera Posiciooooooon……….es bien

El Maestro se acercó a Yvette y ligeramente tomando el brazo de la niña para corregir la posición dijo:

- Ah !Usted chiquilla está nueva ?

- Sí profesor, contestó Yvette

- ¿Cómo se llama ?

- Yvette Compagnion

- Ah, está un nombre francés! Parlez-vous français?

- Oui Monsieur.

- ¡Me alegro de recibir una nueva muchacha en mi clase! Soyez la bienvenue !

Así fue el encuentro, si hubiéramos tenido más tiempo, no te digo lo que te estaría contando ahora, Carola mía, ¡a que tengo amigas divertidas! Con esto, un beso.




3 comentarios:

  1. Guauau! Que historia! Espero que veas pronto a tu amiga otra vez para seguir con el relato.
    Besos!
    Carola

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  2. Ah, no, esto tiene que seguir. Si no, me voy nadando a París, encuentro a tu amiga y la acogoto hasta que cuente cómo sigue la historia.

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  3. Juancho, Juancho, ¿acogotándola a mi amiga? ¿No conocés otro medio de persuación vos? Además, primito, después de nadarte gran parte del Atlántico, el que necesitará respiración artificial, sos vos. Digo, no sé. En fin con estos santiagueños...

    Muchos besos, Carola, Juan.

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