
El día que naciste hacía frío en Londres, maldito Londres. Londres gris de cielo bajo. El día más corto del año. La noche más larga. Tenía una barriga inmensa, protuberante porque estabas atravesado, mi amor, todo para fuera. Empezaron las contracciones a las cuatro de la tarde, me acuerdo que me llamó mi amiga Glenys para preguntarme si habías nacido, y yo le conté, entre risas y susto, que estabas por, que ya te anunciabas, que estaba yo esperando que las contracciones se hicieran regulares y fuertes para ir al hospital: Queen Charlotte, bonito nombre, ¿no? Llegué al hospital y me desnudaron, me pusieron en una bañadera para que me sintiera cómoda, la partera me dijo con un suspiro que iba para largo, primer bebé, no estaba dilatando. Mi madre me acompañaba y me contaba cosas, siempre me hace reír mi madre; se extrañaba que me dejaran tanto tiempo sin intervenir. Y qué van a hacer le decía yo, madre, qué van a hacer, además, este niño va a nacer sí o sí, es cuestión de horas, ya.... Me pusieron epidural cuando el dolor se hizo demasiado fuerte, llegó el médico y se decían chistes con mi madre, hasta pienso que recitaron poesía, no estoy segura, sería quizás una canción, tampoco sé en que idioma, mi madre no habla inglés, el médico no hablaba español, no sé, sería yo la que hacía la traducción, ya no recuerdo bien, estaba concentrada en la contracciones de mi cuerpo, que llegaban fuertes, tan fuertes, tu voluntad, Guy querido, en salir... Fue una noche larga, física y hermosa. Saliste a la madrugada de un día frío, de un día de invierno, casi Navidad. Eras perfecto, bebé de cesarea, gordito y rosa, gritando y llorando, perfecto. Te tuve entre mis brazos toda la noche, no querías mamar, querías mis brazos y mi atención. Mi vida, eras tan chiquito, y mírate ahora, trece años del día más feliz de mi vida, no hay un momento de tu nacimiento que no recuerde, tu carita, tu boca, tus ojos, tu puños cerrados, tus gritos, tan fuertes, tus ganas de vivir. Estás lejos mi hijo, mi querido, pero recuerdo tu cumpleaños como si lo viviera. Disfrútalo, yo estoy tan feliz que existas, mi alegría, muchos años de vida. Feliz cumpleaños.
Creo que esto te lo había leído, me suena la conversación a 3bandas entre tu madre, el médico y tú.
ResponderEliminarFelicidades al Guy y a la madre.
Hace frío, el gordo de navidad no me tocó, no tengo ganas de hacerme la comida, estoy en el limbo y... bueno, una amiga me dijo hoy que me comprara las bragas rojas para la noche de fin de año, dicen que trae suerte. Supongo que con eso me quiso decir que a ver si tenía más suerte el año que viene. Yo le respondí que mejor un consoxxx rojo y así, al menos, me lo pasaría foxxx ¿Se puede decir eso a estas horas? pues eso.
no sé qué más decirte
besos desde un punto del océano.
¿Bombachas coloradas? Me lo anoto. ¿Suerte? Muy bien.
ResponderEliminarNo me lo puedes haber leído Bank lo escribí anoche, quizás te suene a Inés... O quizás sí, lo de las conversaciones cruzadas, de eso ya he hablado, siempre me pasa cuando estoy con mi madre que no habla inglés.
Frío dices, ajá aquí también, tampoco tengo ganas de hacerme la comida. Yo quiero que empiece 2008 a ver, a ver, sí que empiece el año nuevo.
Besos desde el alto de mi colina helada.
Jo, se me ha escapado por este orden un escalofrío, un ahogo respiratorio y media lágrima (de esas que tengo aleccionadas para que no lloren en lugares comunes) que ha acabado por rodar cargada como agua de tormenta hasta quedarse suspendida en la barbilla sin saber qué hacer /y ahí la he dejado. Siempre se me olvida que eres madre. Me gusta cuando escribes así, sin pensarlo.
ResponderEliminarPta: nada de bragas, ni de bombachas, empecemos el año en bolapicá, es otra forma de empezar de cero...
Y una receta para comida: helado de limón con cava, o chanmpán, y algún dulce. Los sueños son divinos después...
Un abrazo, amiga mía, un abrazo.