viernes, 11 de mayo de 2018

Año de mierda


Hoy en clase una alumna vomitó por el calor y la falta de aire. A mí me duele la cabeza desde hace una semana. De todos modos, la verdad es que ando con un malhumor sólido desde el principio del año, pero esa es otra historia; dos alumnas se levantaron y se fueron a su casa. La directora vino a explicarnos que los problemas de ventilación del edificio donde trabajamos (estamos relocalizados: no quedan locales en el centro donde se supone que enseño) no estaban programados, como si eso no lo supiéramos o justificaría lo que sea. Nos explicó que las condiciones actuales eran las que tendrán ellos, futuros profesores, cuando logren el examen que preparan conmigo. Tómenlo como un ejercicio preparatorio, explicó. Hay escasez de escuelas, de aulas, de docentes, las cosas son así, dijo. Cuando una de mis alumnas quiso explicar cuan difícil era estar ahí, la directora amenazó con cerrar la clase y anular el curso. ¿Es lo que quieren? Me quedé parada a su lado asqueada y avergonzada. ¿Cuánto le hubiese costado pedir disculpas y asegurarnos de mejorar la situación? No, cuidado, no se quejen, prohibido, hay gente que la pasa peor ¡eh! Joder lorito. Las condiciones laborales se desmejoran día a día.

Existe en el trabajo una tensión nueva desde hace unos meses, hecha de malentendidos que crean una situación liosa. Por suerte, están los alumnos.

Tengo la arrogancia siempre latente, parecería ser. ¡Cuánto me enorgullecía de haber remediado mi problema de ciática!, pensando que el baile, una actitud activa, qué se yo… Y no, este año de mierda volvió la ciática, después de cinco años sin dolor, fuerte, mordaz, unos cuantos movimientos y esfuerzos torpes y chas, pumba, la espalda trabada; además, me arrancaron una uña en una milonga creando un charco impresionante de sangre por el piso de madera y mucha conmoción. La edad va entrando. Y para bailar, con los zapatos de tango, bailo vendada.¿Cuánto demora crecer una uña? Uf.

Los amores, año de mil mierdas, ¿cómo viene la cosa?: un desastre monumental. 

El peor invierno del siglo.

Hay más, un amigo, colega querido, se murió de cáncer.

Y para terminar una tristeza que me acecha.

Ya no doy más. Mayo y ya no doy más.


Quiero mantenerme digna con la cabeza recta al viento hasta que termine, hasta que que pasemos al 2019, olvidarme de hoy, ayer, mañana.


Ojalá el verano que pasaré en invierno sea más amable, ya estoy cansada de andar rechinando los dientes, frustrada, insatisfecha. Pucha che, qué año fiero.


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