lunes, 28 de agosto de 2006

De qué color era el caballo verde de...


Soy un lagarto, me arremango los pantalones hasta las rodillas y cae mi cabeza sobre el hombro, pongo los pies encima de la valija en un movimiento curvo. Ahora, completamente inmóvil sobre un banco del campo San Francisco, a la hora de la siesta, escucho música:.. ♪♫He said goodbye... So now I am trav´ling light... ♪♪♫ Y mientras se arrastra en mis orejas la voz de Billy Holiday, hermosa su voz, el sol pega fuerte. Disfruto de la luz y te espero: qué bueno está el calor; el libro en mano, sin poder leer, requeriría demasiada concentración, y no puedo concentrarme, apenas respirar y mirar estos bellos árboles en mi alrededor. ¿Me llamarás? Todo es tan verde. Verde húmedo, verde profundo, verde agua, como el agua de tus recuerdos, tantos, sumergidos de lluvia asturiana. Hasta las notas de jazz de Billy podrían ser gotas de agua sobre el cristal de tu ventana, pero hoy no llueve en Oviedo, y descanso al aire libre.

Un viejo se acerca a toda velocidad, incluso pensaría que corre, pero no me muevo hasta que entiendo que se viene derechito hacia mí, el lagarto que soy se estremece y toma pose humana, se agacha para hablarme, lo miro pero Billy, mi Billy, me sigue suspirando, la paro, me saco los audiófonos. "Hola", "Hola", me contesta y sigue: debe ser extranjera, ¿sí? ¿lo adiviné? Viejo astuto, yo sentada con la valija entre las piernas y un aire de estoy de vacaciones por toda la cara... "Hay que tener cuidado con el sol, con el calor, es tan insólito por estos lados", continúa el viejo. Suspiro y pienso: ¿querrá conversación? Se sienta a mi lado y me mira: tiene la mirada alegre y pícara, debío ser lindo hace cuarenta años, me dice que le encanta viajar, que fue a París, y a Hungría, y que empezó a hacerlo a la jubilación, hace veinte años, me explica que tiene familia en Veracruz. Veracruz es en México le preciso, cerca del mar, yo soy argentina, de la montaña. Eso: americana, me dice, se nota, se nota. Bueno, americana si quiere. Y se queda ahí mirándome un largo rato, entonces le pregunto alguna tontería, le gusta pasear, ha sido profesor de química, no le gusta el calor. Me invita a un café en el parque, le digo no muchas gracias, que espero a alguien, ¿un hombre? pregunta, no, le digo una amiga, entonces si tiene que esperar, puede tomar un café, cafecito, me convence que está ahí nomás, al lado, que si puedo hacerle el favor, a unos pasos nomás, y me siento estúpida de decirle que no, otra vez. Venga Carlos, vamos a tomar ese café.

Pero así es la vida, en el momento en que me levanto, me llamas, y te ríes, qué linda es tu risa amiga, y te cuento que de no haber hablado con nadie, estoy hablando con dos, ¿la ley de quién era ésa?, con tu risa y Carlos, bajamos unos escalones, y no te digo que el viejo empieza a toquetearme, los brazos, me los palpa, los agarra, quiere poner su brazo alrededor de mi cadera, se arrima, eh eh, le digo, no me toque Carlos o no hay café, guarde sus distancias. ¿Qué está haciendo? ¿Le gustaría irse de viaje conmigo? me pregunta. Es que estoy de viaje, Carlos, este es mi viaje. Me siento, la valija sobre mí, muy lejos de mi viejo verde, verde los árboles, verde los lagartos, los pavos reales del parque, tomamos un café, casi callados y Carlos desaparece tan rápidamente como llegó, y yo me río por dentro, no por cierto no les sienta bien el sol a los ovetenses, con tanto verde tanto verde ya me parecía raro a mí. Falta de costumbre.

viernes, 25 de agosto de 2006

Fuegos artificiales en Versailles

Madre mía que maravilloso espectáculo de danza, dirigido por Alfredo Arias, provocador, barroco, desplegando fantasía, contrastes, alegorías, osadía, un vestuario suntuoso, los abanicos por Dios, qué abanicos, la coreografía de Ana María Stekelman, música por Les Rita Mitsuko, texto de Chantal Thomas, bailarines estupendos, fabulosos, y en particular el patinador, Gastón, enhorabuena, Gastoncín, suerte mañana en tu début, los fuegos artificiales, el estanque de Neptuno con el castillo detrás. Una noche estrellada y una Inés perfectamente feliz de estar ahí en el medio de la locura, el frío, el humo, las risas, los aplausos, mis aplausos. Bravo les artistes.

Acumulando explicaciones

Anoche me hablaste de esta película que vimos ambos tres veces, ya te vale preguntarme cosas a las tres de la mañana, aquí te entrego una parte de la respuesta.

Voyager: c'est naître et mourir à chaque instant
V. Hugo (Les misérables)

Tout est permis en dedans
Céline (Voyage au bout de la nuit)

Al final de cuentas, viajar es una cuestión de actitud, es decidir irse, cerrar la puerta de su casa pensando: me voy, y mandarse a mudar, largarse, alejarse, partir, y ya...
Por supuesto me gusta el movimiento, el traslado, el camino, pero yo lo que busco, más que ausentarme, más aún que cambiar de decorado, olores, sabores, piso, cielo, en fin, es salpicar el curso inexorable de los días por digresiones, a veces deslumbrantes, que con suerte pasan--a veces no--, cuando se está dispuesto, o corresponde el momento con el ánimo también de paseo; digresiones que alteran y enriquecen la topología de mi realidad; en el tiempo, un viaje es un intervalo que tiene su lógica propia ligada, mucho más que en otras ocasiones, a nuestro mundo interior. Hay tantos viajes posibles. Regresar a un lugar conocido añorado puede resultar un periplo, jeje. Y ahí está el peligro para mí, cuando una brecha se abre y el hueco queda y no se colma. Cuando uno piensa hacer un viaje y pasa que es el viaje que nos hace o deshace. En ese caso el regreso me deja desencajada, por un tiempo. Últimamente busco interludios de voces, incursiones en un idioma, necesito percibir, sentir los latidos de la lengua española en todas sus variaciones, sus sutilezas, sus matices. ¿Te sorprende que viaje por el habla? Más que ver, yo soy de oír. Vuelvo a mi pago y el viaje es doble. A veces triple. Viajo en el espacio, en la memoria, en el cariño. Cuando salgo a España, qué poco me interesan las calles, pero sí cómo se las camina, el ruido de los pasos, los comentarios del caminante, busco encuentros con la expresión de una cultura. El mundo de la palabra. Será una fase en mi vida, una falta, un desequilibrio, ya pasará y podré emprender otros viajes, lejanos, curiosa y abierta.
Acabo de regresar de España, lo sabes y ¿en este momento? Estoy en Kabul, viviendo con la familia de Sultan Khan, su mujer Sharifa y su segunda mujer Sonya, sus numerosos hijos y sobrinos, hermanos, son once a vivir en la casa del librero. Me acompaña Åsne Seierstad, una periodista noruega. Nos sentamos las dos en el salón con las mujeres, dormimos en el piso sobre un tapiz al lado de la abuela, comemos arroz, a veces cordero, Kabul soleado, caliente, paseamos con burkas por las calles destrozadas de la ciudad. Viajamos a veces y nos encontramos con mucha gente. Ah, de ese tipo de viaje todavía no te hablé, el de los libros... será para una otra vez. Si no te dije que habían muchas formas de viajar...

jueves, 24 de agosto de 2006

domingo, 20 de agosto de 2006

La redención de Tsotsi

Empieza la película con un joven de 19 años mostrando un dedo erguido arrogante, en una actitud impasible, a todos los que lo insultan mientras camina por su barrio seguido por su banda. La música Kwaito --hip hop sudafricano-- suena fuerte, vibra contra las paredes de madera, de lata, y sobre el polvo que levantan sus pies. El tono está dado, la vida en el township de Soweto cerca de Johannesburgo donde vive Tsotsi es lo que es, violenta, difícil, al borde de todos los límites humanos. Tsotsi significa delincuente en Tsotsi-Ttaal, una jerga de Soweto, una mezcla de Afrikáans, Zulú, Xhosa, Tswana y Sotho. La película de Gavin Hood (2005), en la tradición de películas sobre jovenes sin ley ni futuro, Ciudad de Dios de Meirelles, o Pixote de Babenco, Boyz in the Hood de Singleton, es la adaptación de la novela de Athol Fugard (1980), y la historia de seis días en la vida de un sociópata privado emocional y economicamente, un chico violento, cruel, sin remordimientos o ningún criterio moral. Tsotsi, no tiene nombre, pasado, planes ni proyectos, existe. Existe en un presente airado, en un estado de supervivencia permanente. Sin embargo una noche de alcohol después de un crimen, durante una confrontación fuerte, su amigo y miembro de su banda le habla de decencia, le pregunta quien es, cómo se llama, de dónde viene, si tuvo madre, padre, perro, Tsotsi se abanlanza sobre el provocador y le destroza la cara.Sale corriendo por un campo abandonado, roba un auto, dispara sobre una mujer y descubre en camino que hay un bebé en el asiento trasero del coche . Lo abandona, vuelve, decide que se lo llevará a su casa. Y se ocupa de él.

¿Qué ha pasado? El amigo sin querer, luego el bebé, esa serie de eventos han desencandenado un recuerdo, una emoción violenta, y ahí está la clave de la película, una historia de redención por la memoria, y con la memoria la vuelta de su humanidad, irreversible.

Es una película fuerte, sincera, tensa, impresionante, sin complacencia, sin emociones a tres pesos, nunca cursi, ninguna intención de enternecer, hacer humor, no, no es así, tampoco es una película ambiciosa, a lo más una exploración en el mundo interior de los recuerdos, de la intimidad y de sus efectos sobre la conducta, con el trauma de su revelación. Cómo olvidarse de esa escena donde Tsotsi obliga a Miriam con su arma a darle de mamar al bebé, y mientras la mujer le susurra palabras suaves para tranquilizar al bebé, Tsotsi sentado en frente no puedo sino caer en el pozo de la memoria reprimida y recordar a su propia infancia.

Los actores siempre logran mantener el tono justo, son magníficos, Tsotsi, - (Presley Chweneyagae), Miriam - (Terry Pheto), Butcher - (Zenzo Ngqobe) un psicópata perfecto, Boston - (Mothusi Magano), el intelectual, Die Aap - (Kenneth Nkosi) el amigo de infancia y Zola que también firma parte de la banda sonora de la película.
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miércoles, 16 de agosto de 2006

Besos con sal (Joaquín Sabina)





























Tus pies bailan un tango con mi pasado,
tus cejas son las rejas de una prisión,
tus labios son el fuego por duplicado,
tu olvido es un descuido de mi pasión.

Tu cuello es una rama para colgarse,
tu mente un crucigrama por descifrar,
tu ombligo anda buscando por donde ocultarse,
tu boca es un milagro de la humedad.

Tus ojos son dos gatos por los tejados,
tu nuca un callejón al oscurecer,
tu pelo es el más negro de los pecados,
tus dientes son agentes de Lucifer.

Hembra y señora
que cada hora
cambia de piel,
golfa y decente
dulce serpiente
de cascabel,
flor de alquitrán,
lluvia que llueve,
besos con sal.

Tu lengua sale en todas mis pesadillas,
tus uñas acribillan mi corazón,
tus pechos dicen que eres una chiquilla,
tus muslos saben que eres mi perdición.

Tu piel es una patria para mis manos,
tu vientre un desayuno con vino y pan,
por tu cintura sale el sol más temprano
y se mueve el verano cuando te vas.

Tu pubis es un delta de agua salada,
tu falda… la más corta de Chamberí,
tu risa es una lágrima equivocada,
tu cama se inventó para no dormir.

viernes, 11 de agosto de 2006

Beso (copiado casi completamente de Juan Manuel Aragón)

Urgente, chiquito, vení que necesito un beso. Apurate que estoy desesperada del todo. Vení rápido, por favor, ¿no ves el estado de exaltación en que estoy? Dejá, por favor, todo lo que estés haciendo, secate las manos en la toalla, en los pantalones, en cualquier cosa y haceme la atención de venir. Pero no demores más, que me estoy muriendo de ganas de besarte.... ¿Qué dices?, ¿que ya vienes?, entonces, haceme el favor de traerme fueguito, que de paso quiero fumarme un pucho y no quiero dejar la cama, tan calentita que está.

Gracias Juan Manuel, por escribir tan bien... perdona haberte robado esto y haberlo transformado... Es tan lindo que ahora es mío.. Si no me perdonás vení a París y te dejo que me retes mucho mucho. Hazme el favor.