
Madre mía que maravilloso espectáculo de danza, dirigido por Alfredo Arias, provocador, barroco, desplegando fantasía, contrastes, alegorías, osadía, un vestuario suntuoso, los abanicos por Dios, qué abanicos, la coreografía de Ana María Stekelman, música por Les Rita Mitsuko, texto de Chantal Thomas, bailarines estupendos, fabulosos, y en particular el patinador, Gastón, enhorabuena, Gastoncín, suerte mañana en tu début, los fuegos artificiales, el estanque de Neptuno con el castillo detrás. Una noche estrellada y una Inés perfectamente feliz de estar ahí en el medio de la locura, el frío, el humo, las risas, los aplausos, mis aplausos. Bravo les artistes.
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