domingo, 20 de agosto de 2006

La redención de Tsotsi

Empieza la película con un joven de 19 años mostrando un dedo erguido arrogante, en una actitud impasible, a todos los que lo insultan mientras camina por su barrio seguido por su banda. La música Kwaito --hip hop sudafricano-- suena fuerte, vibra contra las paredes de madera, de lata, y sobre el polvo que levantan sus pies. El tono está dado, la vida en el township de Soweto cerca de Johannesburgo donde vive Tsotsi es lo que es, violenta, difícil, al borde de todos los límites humanos. Tsotsi significa delincuente en Tsotsi-Ttaal, una jerga de Soweto, una mezcla de Afrikáans, Zulú, Xhosa, Tswana y Sotho. La película de Gavin Hood (2005), en la tradición de películas sobre jovenes sin ley ni futuro, Ciudad de Dios de Meirelles, o Pixote de Babenco, Boyz in the Hood de Singleton, es la adaptación de la novela de Athol Fugard (1980), y la historia de seis días en la vida de un sociópata privado emocional y economicamente, un chico violento, cruel, sin remordimientos o ningún criterio moral. Tsotsi, no tiene nombre, pasado, planes ni proyectos, existe. Existe en un presente airado, en un estado de supervivencia permanente. Sin embargo una noche de alcohol después de un crimen, durante una confrontación fuerte, su amigo y miembro de su banda le habla de decencia, le pregunta quien es, cómo se llama, de dónde viene, si tuvo madre, padre, perro, Tsotsi se abanlanza sobre el provocador y le destroza la cara.Sale corriendo por un campo abandonado, roba un auto, dispara sobre una mujer y descubre en camino que hay un bebé en el asiento trasero del coche . Lo abandona, vuelve, decide que se lo llevará a su casa. Y se ocupa de él.

¿Qué ha pasado? El amigo sin querer, luego el bebé, esa serie de eventos han desencandenado un recuerdo, una emoción violenta, y ahí está la clave de la película, una historia de redención por la memoria, y con la memoria la vuelta de su humanidad, irreversible.

Es una película fuerte, sincera, tensa, impresionante, sin complacencia, sin emociones a tres pesos, nunca cursi, ninguna intención de enternecer, hacer humor, no, no es así, tampoco es una película ambiciosa, a lo más una exploración en el mundo interior de los recuerdos, de la intimidad y de sus efectos sobre la conducta, con el trauma de su revelación. Cómo olvidarse de esa escena donde Tsotsi obliga a Miriam con su arma a darle de mamar al bebé, y mientras la mujer le susurra palabras suaves para tranquilizar al bebé, Tsotsi sentado en frente no puedo sino caer en el pozo de la memoria reprimida y recordar a su propia infancia.

Los actores siempre logran mantener el tono justo, son magníficos, Tsotsi, - (Presley Chweneyagae), Miriam - (Terry Pheto), Butcher - (Zenzo Ngqobe) un psicópata perfecto, Boston - (Mothusi Magano), el intelectual, Die Aap - (Kenneth Nkosi) el amigo de infancia y Zola que también firma parte de la banda sonora de la película.
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1 comentario:

  1. Eh. Esto me ha hecho acordar que hace mucho que no voy al cine. Una de estas noches la invito a Marcela.

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