jueves, 9 de noviembre de 2006

Colonia la Condesa, DF, ciudad de México, el 5 de noviembre de 2006. En un café ruidoso.

(Piropos)


-¿No tomas mezcal?

-En realidad no soporto el alcohol.

-¿Cómo es eso?

-Mi abuela era japonesa

-¡Oh! japonesa, lo del enzima, ¿crees?

-Ajá, puede ser.

-Mirándote, con el mezcal ayudando, sí puedo ver que sos japonés.

-No te burles. Te lo aseguro, y, mi bella amiga, mi abuelo era francés.

-Ya me estás presumiendo. Tenés la barba roja.

-Del lado paterno, mi abuelo era español, mexicano español.

-Ya, qué interesante: o sea que sos un mexicano típico.

-Que las apariencias no te engañen, estás con un mexicano tomando mucho mezcal, tucumana. Y si sigues tomando así, tendré que llevarte a mi casa, sobre el hombro, ya te están brillando los ojos. Los tienes pícaros. Cuidado.

-Ah, sabes, sé tomar, sé cuando tengo que parar.

-Eso dicen hasta que se pasan, mejor, mejor, ya, ves, te estás acercando.

-Me estoy acercando porque no te oigo con tanto ruido. ¡Cómo gritan estos chicos! Siempre cantando ustedes, ¿no?

-Dentro de un ratito no oirás nada. Y tendremos una loca noche de pasión. Ya vas a ver.

-Me haces reír, mexicano, no creas que sea tan fácil. Aguanto bastante. Ya te voy a impresionar cuando salga de aquí marchando derechito.

-Ya lo haces, tienes una belleza inteligente, Inés.

-Sos el segundo mexicano que me dice eso, será un código para algo. Qué significa. No. No respondas. Me quedo con el piropo y ya.

-¿Qué hacemos entonces?, ¿otro?

-Órale, mexicano guapo, otro.

2 comentarios:

  1. Un diálogo ágil, creíble, que cautiva y conquista. Con un gancho tucumano que quita el hipo.
    Felicidades, Inés.

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  2. ¿Por qué será qué tienen en ese poder?

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