miércoles, 26 de julio de 2023

Robert Desnos

 J'ai tant rêvé de toi

J'ai tant rêvé de toi que tu perds la réalité.
Est-il encore temps d'atteindre ce corps vivant et de baiser sur cette
bouche la naissance de la voix qui m'est chère ?
J'ai tant rêvé de toi que mes bras habitués, en étreignant ton ombre, à se
croiser sur ma poitrine ne se plieraient pas au contour de ton corps,
peut-être.
Et que, devant l'apparence réelle de ce qui me hante et me gouverne
depuis des jours et des années, je deviendrais une ombre sans doute.
Ô balances sentimentales.
J'ai tant rêvé de toi qu'il n'est plus temps sans doute que je m'éveille. Je
dors debout, le corps exposé à toutes les apparences de la vie et de
l'amour de toi, la seule qui compte aujourd'hui pour moi, je pourrais
moins toucher ton front et tes lèvres que les premières lèvres et le
premier front venus.
J'ai tant rêvé de toi, tant marché, parlé, couché avec ton fantôme qu'il ne
me reste plus peut-être, et pourtant, qu'à être fantôme parmi les
fantômes et plus ombre cent fois que l'ombre qui se promène et se
promènera allègrement sur le cadran solaire de ta vie.



jueves, 20 de julio de 2023

Prisionera: un fin de semana

 Los caminos de noche son oscuros. Además, se oyen todo tipo de animales arrastrándose por ahí, escondiéndose, no sé, no me gusta.

 

¡Es el campo!

 

Y bueno, no me gusta el campo.

 

¿Qué no buscabas soledad, tranquilidad, descanso?

 

Uf, en el campo me aturde el silencio pesado de día y los ruidos indistintos de noche. Es más, no me siento sola en ningún momento. Nunca. Me espían de entre los árboles. Y la verdad verdadera es que nadie descansa en el campo. El campo es exigente.

 

Estás completamente loca.

 

Me sentí atrapada, emboscada, solo quería volver a la ciudad. En la ciudad me siento totalmente sola, anónima. En el campo, toses y los vecinos lo saben. El sonido se transporta lejos y fuerte. Un horror.

 

¿Y la naturaleza? ¿no te conmueve?

 

 ¡Qué cosas dices! sí, por supuesto, no soy insensible: me gustan los árboles, los colores, el canto de los pájaros, vamos, no me pueden no gustar.  Todo me supera. Me gusta, no quiere decir que la necesite. Además, esta naturaleza me paraliza, soy incapaz de hacer lo que sea. En la ciudad vivo, en el campo soy testigo, nada más. Saber que existe, me basta: te digo que quería volverme, lo más rápidamente posible.

 

No te entiendo. ¿Qué te asustaba? ¿Qué inquietud sientes?

 

No sé.

 

La mayoría de la gente, gente de ciudad, sufre, me oyes, sufre de no estar en contacto con la naturaleza. Presión arterial alta, ansiedad, depresión. Los hay que piensan que sin naturaleza…

 

Pero por favor, no es la naturaleza mi problema, es el campo. Las distancias, la ausencia de humanos o al contrario presencia de humanos inquisidores. Me sentí incómoda. Como si no estuviera en mi lugar. Una extranjera, un bicho raro fuera de sitio.

 

No querrías estar ahí, cuando uno hace algo contrario a su voluntad, …

 

Creo que sí. Tienes razón. Me gustaba la idea del campo. Y al final cuando estuve, ya no me agradó tanto, quise volver.  No pude relajarme. Supongo que esperaba que el campo me gane, me sorprenda, me hechice. Y lo que único que pasó fue que lloviera.

 

Jajajaja

 

No pude ni caminar, caía más fuerte que mi propia ducha. Mi macutillo empapado, la ropa chorreando ríos de agua. Desolador. Me puse a mirar el cielo y esperar que salga el sol. Y de vez en cuando salió, pero estaba ya de mal humor, yo y las juntas de mosquitos y moscas que me perseguían.

Por lo menos me sirvió para convencerme que me gustan las ciudades llenas de personas andando, con prisa o no; me gustan las veredas, los portones, las ventanas. Los miro, los necesito, aunque sean feos como aquí.  No me importa. Lo que necesito es la calle, la calle. No me alejaré más. Ya sé de donde vengo y donde voy. Al campo, se lo dejo a los sentimentales. Para el verde que te quiero verde, lo tengo al Mont-Royal donde voy una vez a la semana. Me gustan las plazas, los parques, jardines, sí, eso sí, el campo solo si necesario, cuando me invitan, cuando es por un día.

 

Ya

 

Creo que fue una cuestión de movimiento. Me faltó eso, que las cosas se movieran. En el campo todo vive, (es un mundo escondido) el viento mece las hojas, sin embargo, todo queda en su lugar. Algo así como una tumba buena para
la salud. Por ahí va la cosa.


Uy, qué exagerada,


Y sí, ya se sabe.

 

 

 

miércoles, 12 de julio de 2023

Milan Kundera (1929-2023)

 L'homme ne peut jamais savoir ce qu'il faut vouloir car il n'a qu'une vie et il ne peut ne la comparer à des vies antérieures ni la rectifier dans des vies ultérieurs. Vaut-il mieux être avec Tereza ou rester seul ?

Il n'existe aucun moyen de vérifier quelle décision est la bonne car il n'existe aucune comparaison. Tout est vécu tout de suite pour la première fois et sans avoir jamais répété. Mais que peut valoir la vie, si la première répétition de la vie est déjà la vie même ? C'est ce qui fait que la vie ressemble toujours à une esquisse. Mais même "esquisse" n'est pas le mot juste, car une esquisse est toujours l'ébauche de quelque chose, la préparation d'un tableau, tandis que l'esquisse qu'est notre vie est une esquisse de rien, une ébauche sans tableau.

sábado, 8 de julio de 2023

Salvaje

 


Me llevó al barco, sobre el San Lorenzo, a un lugar quieto lleno de juncos altos y protectores. Solo se oían los trinos, chirridos de los pájaros a lo lejos una vez que el motor se acalló. Se veía el agua moverse suavemente con el balanceo del bote. ¡Una tranquilidad! Las nubes moviéndose por la extensión del cielo era lo más activo. Todo lo demás, meneándose con lentitud. Ningún barullo. Calma y agua.

 

Sus manos expertas iban de una cosa a la otra en su embarcación parcheada, arreglada provisionalmente con cosas heteróclitas encontradas por ahí—por la calle, insiste, si supieras cuántas cosas se tiran por la calle; le faltaría un poquito de limpieza, pensé yo. Y en realidad, le faltaría sentido para mí, pensé también. Estar rodeado de agua sin poder caminar, bueno, bañarse sí, supongo, pero atrapado en un lugar reducido todo el día, ¿cómo puede pasarse la vida aquí? Solo caben dos personas sentadas, también hay una cabina para recostarse, una silla con función de mesa para almorzar. Nada más. Sin baño, sin cocina. Uf, un sitio para alguien que quiera leer todo el día, alguien que quiera escribir en un cuaderno a pesar del movimiento rítmico, alguien que quiera estar en una soledad pesada, densa de silencio y lejos de todo. Mi amigo no habla mucho, no cuenta nada, no hace preguntas. Me explica simplemente que necesita del agua cerca. Siempre fue así. Y yo necesito tierra firme. Nos llevamos bien, como dos personas de dos lados opuestos del planeta pueden llegar a llevarse bien: la sorpresa y la curiosidad por el otro participando a un mutuo respeto de lo ajeno, de lo dispar.

- ¿Habrá sapos por aquí? Pregunté.

- ¿Sapos?

-Sí, sapitos horribles, ya sabes, que croan y saltan de una planta al agua.

-Supongo que sí, las ranas toros, los ouaouaron como se los llama, pero no es sapo es rana. Una rana gorda y grande. ¿por qué preguntas?

-He leído por alguna parte que niños habían intentado ponerle un cigarrillo a la boca una rana, que ésta la respiraba y después de succionar la rana explotaba.

- ¿Y eso te gustaría hacer? ¿Ver explotar una rana?

-No, no, estaba pensando nada más…

-Sos un poco salvaje a veces.

-Hum, no sé.




jueves, 6 de julio de 2023

Disciplina


Siempre me ocurre, llegan las vacaciones y el día se esparce por el viento de las horas inconstantes de mis días felices como esas pelotitas sedosas, pelillos evanescentes, musgos volantes de los álamos de Montreal que mucha gente compara a copos de nieve de verano.

Necesito unos momentos antes de establecer un nuevo modus vivendi, un horario para que mis vacaciones no se esfumen.

Entonces pensé: iré con la bici por el centro, me encontraré un café, estableceré un cuartel general, ritmaré mis días entre bici, lectura, reflexiones, paseos y baile. Qué tal la felicidad.

Me obligaré a una regularidad, un compás, ando demasiado suelta, descampada ( si se puede usar ese adjetivo) para que mi verano tenga sentido, un sentido propio, personal, íntimo. Para que no me falte el aire en agosto, 

Los días corren como caballos salvajes por las montañas.



Ch. Bukowski

miércoles, 5 de julio de 2023

Le bon air de Buenos Aires

 Al asomarme al balcón para evaluar el calorcito de la tarde, pienso en el departamento de Nanina en Buenos Aires donde hace pocos meses me quedé. Hace calor estos días, así como hacía en Buenos Aires en marzo, un calor de verano, rico, poderoso, luminoso.

Me siento bien en el calor. Sin embargo en aquel departamento del microcentro de la capital argentina, me la pasé entre mosquitos y sudor, soñando en la calle; en una pieza minúscula entre plantas sobre un colchón ligero, atrapada entre una biblioteca polvorienta y un escritorio, me preguntaba con algo de indignación, cómo el arquitecto retorcido pensó en la transformación de esa parte del inmueble porteño  que debió ser grande y quedó incómodo con paredes de yeso abultadas, voluminosas, no sé bien explicarlo: paredes gruesas. No me malinterpreten, ¡el departamento está en pleno centro! Tiene dos cuartitos, una cocina, un baño, un saloncito, dos balcones pequeños, más que suficiente para mi prima. Pero tiene una construcción rara. Y ahí acostada sobre mi colchón, pensaba en la calle.

Calle que tenía el maravilloso atributo de un vientito redentor.

Ah, ¡mi Buenos Aires, querido! Vientos pamperos que me aliviaron la estadía a pesar de un sol, una humedad digna del mes de enero.

Ahí estaba en la calle de Balvanera, de Constitución, de San Cristobal y Montserrat, caminando horas a toda hora.

 Ahora voy a salir, aquí el viento viene del sureste débil y está más presente cerca del canal, allá voy. No será un recorrido como aquel en la capital, sino que al no poder cambiar el viento, le ajustaré las velas.