sábado, 8 de julio de 2023

Salvaje

 


Me llevó al barco, sobre el San Lorenzo, a un lugar quieto lleno de juncos altos y protectores. Solo se oían los trinos, chirridos de los pájaros a lo lejos una vez que el motor se acalló. Se veía el agua moverse suavemente con el balanceo del bote. ¡Una tranquilidad! Las nubes moviéndose por la extensión del cielo era lo más activo. Todo lo demás, meneándose con lentitud. Ningún barullo. Calma y agua.

 

Sus manos expertas iban de una cosa a la otra en su embarcación parcheada, arreglada provisionalmente con cosas heteróclitas encontradas por ahí—por la calle, insiste, si supieras cuántas cosas se tiran por la calle; le faltaría un poquito de limpieza, pensé yo. Y en realidad, le faltaría sentido para mí, pensé también. Estar rodeado de agua sin poder caminar, bueno, bañarse sí, supongo, pero atrapado en un lugar reducido todo el día, ¿cómo puede pasarse la vida aquí? Solo caben dos personas sentadas, también hay una cabina para recostarse, una silla con función de mesa para almorzar. Nada más. Sin baño, sin cocina. Uf, un sitio para alguien que quiera leer todo el día, alguien que quiera escribir en un cuaderno a pesar del movimiento rítmico, alguien que quiera estar en una soledad pesada, densa de silencio y lejos de todo. Mi amigo no habla mucho, no cuenta nada, no hace preguntas. Me explica simplemente que necesita del agua cerca. Siempre fue así. Y yo necesito tierra firme. Nos llevamos bien, como dos personas de dos lados opuestos del planeta pueden llegar a llevarse bien: la sorpresa y la curiosidad por el otro participando a un mutuo respeto de lo ajeno, de lo dispar.

- ¿Habrá sapos por aquí? Pregunté.

- ¿Sapos?

-Sí, sapitos horribles, ya sabes, que croan y saltan de una planta al agua.

-Supongo que sí, las ranas toros, los ouaouaron como se los llama, pero no es sapo es rana. Una rana gorda y grande. ¿por qué preguntas?

-He leído por alguna parte que niños habían intentado ponerle un cigarrillo a la boca una rana, que ésta la respiraba y después de succionar la rana explotaba.

- ¿Y eso te gustaría hacer? ¿Ver explotar una rana?

-No, no, estaba pensando nada más…

-Sos un poco salvaje a veces.

-Hum, no sé.




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