Ines, has elegido la mas luminosa de las pinturas negras y, a pesar de ello, la mas inquietante. El perro se hunde en la arena rodeado de nada: la mayor parte del lienzo esta vacio, es puro color que no reproduce algo inmediatamente reconocible. Con este cuadro, Goya se deshizo por completo de lo narrativo que habia en la pintura y se centro en el uso exclusivo de la luz y el color para impresionar el corazon del observador. La nausea del destino tristemente humano condensado en la cabeza de un perro.
Esta pintura cerro la puerta y abrio el futuro.
No visitaste la Ermita de San Antonio de la Florida, con frescos hermosos y panteon de los restos descabezados de Goya. Otra vez sera, no?
Ah, El Prado, Antonio, qué maravilla. El aire, la luz, no sé por donde empezar. Goya y Velázquez. Necesitaría de más tiempo. Mucho mucho más para procesar en mi pobre cabeza todo lo visto y sentido. A la Maja Desnuda, se la ve tan hermosa, sensual, acostada con pereza sobre su sofá de almohadones, esos ojos con una mirada ajena y conciente de su belleza, su boca gitana, su piel luminosa, sus curvas perfectas y femeninas, se tiene ganas de acercarse y tocarla para sentir como reaccionaría su piel. Pienso en ella porque la teníamos en una reproducción en casa, yo creía conocerla bien. No, me equivocaba, es otra cosa verla viva delante de uno. De una sala a otra fueron horas de emoción. Me sentí un poco mareada, soy tan lenta para mirar. Entré en una sala grande donde había mucha gente, grupos, ahí descansaría un momento, cuando de repente la muchedumbre desapareció de la sala de golpe y me quedé casi sola delante de las Meninas de Velázquez. Sería el mareo, pero mirando ese gran cuadro tenía la impresión de estar en la misma pieza con las meninas y la señorita infanta Margarita, el aire sería, la luz perfecta, las sombras, los efectos creado por un genio, me levanté para acercarme de los reyes, allá perdidos detrás de la ventana en la entrada de la sala y saludarlos. Me di vuelta a la izquierda, le sonreí a Diego, y lo llamé al perro de un "eps, tú, ven", sabes: no me hizo caso, siguió ahí de guardia, y mí mirada se quedó atrapada por la luz que venía de la puerta de atrás o adelante, váyase a saber, y no sé quien, un hombre parecía echar una mirada a la obra que se pintaba sobre la tela... cerré los ojos, y un nuevo grupo de italianos se habían colocado delante de mí, y miraban como yo pasmados a una obra única. Así henchida de España, pensé que ya, era suficiente para el día, y me metí por curiosear en una última salita del museo. Madre mía: descubrí las pinturas negras de Goya que no conocía, no lo pude creer, me impresioné, no entendí, me quedé fascinada por esta parte de la obra del aragonés. Dicen que se las llaman negras por su contenido más que por su colorido. Originalmente estaban pintadas al fresco en los muros de la casa que Goya poseía en las afueras de Madrid y entre transportes y transformaciones... En estas Goya deja hablar su corazón, sus emociones, muestra otra cosa: la oscuridad del alma humana, la vida y la muerte. Pero en esa misma sala, al lado de las pinturas estremecedoras de Goya se puede admirar un auténtico prodigio de ternura y belleza, mi más preferido de todos mis preferidos ese día: La lechera de Burdeos. ¿A qué no te extraña, AV.?
No, Ines, no me sorprende tu eleccion. Dos cosas, aunque sean tres o siete, y un viaje de cabezas. Goya admiraba a Velazquez, era el amor del reconocimiento; hablas de las Meninas pero no mencionas un detalle soberbio del cuadro: Velazquez aniquila una parte del lienzo pintando la parte de atras del canvas en el que trabaja. Esto es un atrevimiento grave porque en aquella epoca se apreciaba la simetria en la pintura. Detalle de genio en el Oeste del cuadro. Goya, en su retrato de la familia de Carlos IV, hace exactamente lo mismo, dedica espacio muerto a la trasera del lienzo y, como Velazquez, se retrata en la obra. Homenaje y aplauso. Goya era jugueton, tengo que mostrarte su firma en el retrato de Fernando VII, la cosa tiene intenciones golfamente antiproocolarias. Ya veras.
Te invito a un viaje de cabezas, Ines. Nos vamos a Espana, Francia y Suecia, tres paises que me tocan. Por donde empezamos? La Maja, desnuda o vestida, Espana y la Duquesa de Alba: dicen las malas lenguas, con razon de lenguas malas, que la Maja era la Duquesa y Goya pinto otra cabeza en el cuerpo esplendido de la dama para evitar el escandalo: cuerpo real al que se despoja de cabeza. Bueno, Goya se marcho a morir en Burdeos, antes de morir pinto tu lechera, probablemente pensando en el futuro de tu mirada, y despues de morir permitio que robaran su craneo. Asunto de frenologos, pero cuando se transladaron sus restos faltaba la cabeza: la venganza de la Duquesa por haber muerto en la dulce Francia y haber negado su rostro. Pero la dulce Francia tambien se rinde a la barbarie escandinava: Descartes, el logico, paso sus ultimos anos en Suecia bajo la proteccion de la reina Cristina, amante de las Ciencias y el SABER, asi con muchas mayusculas, todas las mayusculas, no seamos racanos. El problema es que todas las mayusculas no pudieron evitar que Descartes muriera de neumonia. Y alli que lo enterraron y lo desenterraron algo despues para devolverlo a suelo frances. Influencia de la diplomacia: el embajador frances corto su dedo indice antes de enviar el cuerpo a la Abadia de St. Etienne-du-Mond. Ines, tu sabes que las abadias tienen tendencia a ser cerradas; la abadia se cerro y Descartes fue transladado a la capilla de Sacre Coeur en la iglesia de St. Germain-des-Pres. El craneo que hay en la tumba no es de Descartes, no es sorprendente despues de tantos viajes en efigie filosofica. Dice la literatura secreta sueca que la cabeza de Descartes viajo en las alforjas de un capitan de la guardia real camino de Linkoping. Cosa de frenologos y mercaderes.
Volviendo a la pintura: no viste los retratos de la Monstrua vestida y la Monstrua desnuda en el Prado? Pinturas sorprendentes que no pinto Goya, ni explico Descartes. El sueno de la razon produce mostruos y nadie les roba la cabeza.
Lo siguiente interminable seria Buero Vallejo en la carcel con Miguel Hernandez y su hermosa cabeza retratada. Son ganas de hablar contigo, Maja.
Ines, has elegido la mas luminosa de las pinturas negras y, a pesar de ello, la mas inquietante. El perro se hunde en la arena rodeado de nada: la mayor parte del lienzo esta vacio, es puro color que no reproduce algo inmediatamente reconocible. Con este cuadro, Goya se deshizo por completo de lo narrativo que habia en la pintura y se centro en el uso exclusivo de la luz y el color para impresionar el corazon del observador. La nausea del destino tristemente humano condensado en la cabeza de un perro.
ResponderEliminarEsta pintura cerro la puerta y abrio el futuro.
No visitaste la Ermita de San Antonio de la Florida, con frescos hermosos y panteon de los restos descabezados de Goya. Otra vez sera, no?
Ah, El Prado, Antonio, qué maravilla. El aire, la luz, no sé por donde empezar. Goya y Velázquez. Necesitaría de más tiempo. Mucho mucho más para procesar en mi pobre cabeza todo lo visto y sentido. A la Maja Desnuda, se la ve tan hermosa, sensual, acostada con pereza sobre su sofá de almohadones, esos ojos con una mirada ajena y conciente de su belleza, su boca gitana, su piel luminosa, sus curvas perfectas y femeninas, se tiene ganas de acercarse y tocarla para sentir como reaccionaría su piel. Pienso en ella porque la teníamos en una reproducción en casa, yo creía conocerla bien. No, me equivocaba, es otra cosa verla viva delante de uno. De una sala a otra fueron horas de emoción. Me sentí un poco mareada, soy tan lenta para mirar. Entré en una sala grande donde había mucha gente, grupos, ahí descansaría un momento, cuando de repente la muchedumbre desapareció de la sala de golpe y me quedé casi sola delante de las Meninas de Velázquez. Sería el mareo, pero mirando ese gran cuadro tenía la impresión de estar en la misma pieza con las meninas y la señorita infanta Margarita, el aire sería, la luz perfecta, las sombras, los efectos creado por un genio, me levanté para acercarme de los reyes, allá perdidos detrás de la ventana en la entrada de la sala y saludarlos. Me di vuelta a la izquierda, le sonreí a Diego, y lo llamé al perro de un "eps, tú, ven", sabes: no me hizo caso, siguió ahí de guardia, y mí mirada se quedó atrapada por la luz que venía de la puerta de atrás o adelante, váyase a saber, y no sé quien, un hombre parecía echar una mirada a la obra que se pintaba sobre la tela... cerré los ojos, y un nuevo grupo de italianos se habían colocado delante de mí, y miraban como yo pasmados a una obra única. Así henchida de España, pensé que ya, era suficiente para el día, y me metí por curiosear en una última salita del museo. Madre mía: descubrí las pinturas negras de Goya que no conocía, no lo pude creer, me impresioné, no entendí, me quedé fascinada por esta parte de la obra del aragonés. Dicen que se las llaman negras por su contenido más que por su colorido. Originalmente estaban pintadas al fresco en los muros de la casa que Goya poseía en las afueras de Madrid y entre transportes y transformaciones... En estas Goya deja hablar su corazón, sus emociones, muestra otra cosa: la oscuridad del alma humana, la vida y la muerte. Pero en esa misma sala, al lado de las pinturas estremecedoras de Goya se puede admirar un auténtico prodigio de ternura y belleza, mi más preferido de todos mis preferidos ese día: La lechera de Burdeos. ¿A qué no te extraña, AV.?
ResponderEliminarNo, Ines, no me sorprende tu eleccion. Dos cosas, aunque sean tres o siete, y un viaje de cabezas. Goya admiraba a Velazquez, era el amor del reconocimiento; hablas de las Meninas pero no mencionas un detalle soberbio del cuadro: Velazquez aniquila una parte del lienzo pintando la parte de atras del canvas en el que trabaja. Esto es un atrevimiento grave porque en aquella epoca se apreciaba la simetria en la pintura. Detalle de genio en el Oeste del cuadro. Goya, en su retrato de la familia de Carlos IV, hace exactamente lo mismo, dedica espacio muerto a la trasera del lienzo y, como Velazquez, se retrata en la obra. Homenaje y aplauso. Goya era jugueton, tengo que mostrarte su firma en el retrato de Fernando VII, la cosa tiene intenciones golfamente antiproocolarias. Ya veras.
ResponderEliminarTe invito a un viaje de cabezas, Ines. Nos vamos a Espana, Francia y Suecia, tres paises que me tocan. Por donde empezamos? La Maja, desnuda o vestida, Espana y la Duquesa de Alba: dicen las malas lenguas, con razon de lenguas malas, que la Maja era la Duquesa y Goya pinto otra cabeza en el cuerpo esplendido de la dama para evitar el escandalo: cuerpo real al que se despoja de cabeza. Bueno, Goya se marcho a morir en Burdeos, antes de morir pinto tu lechera, probablemente pensando en el futuro de tu mirada, y despues de morir permitio que robaran su craneo. Asunto de frenologos, pero cuando se transladaron sus restos faltaba la cabeza: la venganza de la Duquesa por haber muerto en la dulce Francia y haber negado su rostro. Pero la dulce Francia tambien se rinde a la barbarie escandinava: Descartes, el logico, paso sus ultimos anos en Suecia bajo la proteccion de la reina Cristina, amante de las Ciencias y el SABER, asi con muchas mayusculas, todas las mayusculas, no seamos racanos. El problema es que todas las mayusculas no pudieron evitar que Descartes muriera de neumonia. Y alli que lo enterraron y lo desenterraron algo despues para devolverlo a suelo frances. Influencia de la diplomacia: el embajador frances corto su dedo indice antes de enviar el cuerpo a la Abadia de St. Etienne-du-Mond. Ines, tu sabes que las abadias tienen tendencia a ser cerradas; la abadia se cerro y Descartes fue transladado a la capilla de Sacre Coeur en la iglesia de St. Germain-des-Pres. El craneo que hay en la tumba no es de Descartes, no es sorprendente despues de tantos viajes en efigie filosofica. Dice la literatura secreta sueca que la cabeza de Descartes viajo en las alforjas de un capitan de la guardia real camino de Linkoping. Cosa de frenologos y mercaderes.
Volviendo a la pintura: no viste los retratos de la Monstrua vestida y la Monstrua desnuda en el Prado? Pinturas sorprendentes que no pinto Goya, ni explico Descartes. El sueno de la razon produce mostruos y nadie les roba la cabeza.
Lo siguiente interminable seria Buero Vallejo en la carcel con Miguel Hernandez y su hermosa cabeza retratada. Son ganas de hablar contigo, Maja.
Un beso.