domingo, 28 de octubre de 2007

Las armas

Estrategia número tres: la cebolla.

O vestirse poniéndose capas y más capas. Lo que tiene la ventaja de poder despojarse de ellas cuando sale el sol y cuando, en la siesta, si tenemos suerte, se pone el tiempo más decente. Claro, si además pudieran no olvidarse mis tres amores esas capas en el patio de la escuela sería buenísimo. Para las tardes o temprano en el día, los cuatro en casa tenemos pantuflas, australianas, insuperables. Y yo un arma secreta.


Tengo un batón rosa, escandalosamente rosa, una cosa tan pero tan rosa que cuando me lo pongo mi cara resplandece, mi entorno también, irradia. Se me ve de lejos, para no parpadear hay que ponerse anteojos de sol. El padre de un compañero de Emilia que viene a buscar a mi hija el miércoles me entrevió detrás de la puerta una vez y le preguntó: "esa cosa de color violento, ¿qué era?" "Mi mamá", dijo calmamente mi hija: "mi mamá en batón". No crean que exagero. No. Mi batón será rosa pero también es una maravilla. Una maravilla que llegó a mi casa como regalo de navidad canadiense. Es largo, es espeso, es suave, muy suave, es caliente. Me lo pongo y ... no tengo frío. Me siento otra. Me muevo relajada por la casa. Un gato no se movería mejor. Mi vida: frío free, impresionante. Me siento tan bien con mi prenda fucsia que tardo, antes del trabajo, en vestirme, espero el último minuto para meterme en la ducha y ponerme ropa normal. Ese bienestar, ese confort, mi felicidad completa se debe notar, dar envidia, porque la otra mañanita, cuando nos moríamos de frío, quién veo aparecer en la cocina: mi hijo Benja vestido de mi batón rosa, con una sonrisa que se le abría de un lado al otro. "-¡Benja! me exclamé, no estás vestido, ¿qué hacés con mi batón?", -"tenías razón, mamá, este batón es una maravilla." "-Sí, pero el batón es mío. Mío. Y vos vas a llegar tarde al colegio." Yo, que no soy de estar en ropa cómoda, me suelo vestir con camiseta y jeans y quedarme con la misma ropa hasta la hora de dormir, ¿me estaré convirtiendo en una Zsa Zsa Gabor del frío? Porque, les digo muy sinceramente, me cuesta sacármelo estos días... Los amigos ya empezaron a hablar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario