viernes, 28 de abril de 2006

Azúcar

Sabes, el otro día después de oír tu voz me han venido ganas de salir a caminar, a correr, a que me pegue el viento, me moje la cara la lluvia. Era de tarde y no he sentido el frío, toda envuelta que estaba de vos. He bajado la calle que me lleva al centro, una calle empinada, resbalándome, patinando sobre la vereda mojada. Tan rápida fue la bajada que me puse a reír, sí de esa risa que te gusta tanto, salía fuerte la risa Negro y se la llevó el viento. Había mucho viento o sea que ya la debes estar por recibir. Estaba yo llena de una energía potente te digo, ganada por el sentimiento de privilegio que me dio el regalo de tu voz. Esa voz cálida, rica, dulce, que sale lenta y como arrastrando todo tu norte por detrás. ¡Ay ese norte que adoro! En ella he sentido tu cariño aunque sea lejano, y eso me animó. Me hizo bien. He llegado a mi café habitual. El que está al lado del correo. Uno que uso de base estratégica para mis observaciones cotidianas. Ahí me siento a mirar a la gente, a descansar, antes de volver a partir a mis cosas. El mozo que ya me conoce se acercó y me preguntó que mosca me había picado.- "¿por qué, qué tengo de extraño?" Levantó los hombros con un gesto cansado. -"Usted sabrá", me dijo, y yo me reía sola, sí yo sabía. -"Me trae un café, please, mocito". Me puse a pensar, mirando las luces que han colgado estos días encima de la calle principal, luces de Navidad para alegrar la oscuridad de este mes sombrío, y pensé: qué cosa que una conversación casi banal, de todo y de nada, de jardinería y tonterías, me haya dado tanta fuerza, che, tantas ganas de levantarme y salir corriendo. Tantas ganas de cantar, ¿te canto algo Negro? De ese modo concentrada, recordándote, tomé el turroncito de azúcar entre los dedos y lo puse hasta la mitad en el café, así nomás para empaparlo y cambiarle el color a medias, cerré los ojos y me lo llevé a la boca. La sensación dulce y amarga del azúcar mezclada al café, me reveló en un instante lo que me estaba preguntando desde hace un rato sentada sola pensando en vos. Sos mi azúcar Negro, y ahora estoy toda café.

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