viernes, 1 de junio de 2007

Delante del quiosco -I-

Cuando la vio, corría, corría a perder el aliento. Le agarró como una locura que la impulsó hacia adelante, sentir sus piernas, su cuerpo moverse y el aire intentar detenerla, qué lo intente nomás, estaba corriendo y con ganas de romper leyes físicas, atravesando el espacio, partículas y átomos complejos, ligera y veloz, usando el empuje desquiciado de su mente que unos minutos parecía haber perdido el control; lo que quería era disparar sin rumbo para el frente, llevándose por delante el tiempo, la luz, la ocasión, el cuerpo, sin saber por qué, una imprudencia que no duró mucho, apenas un acelerón, una arqueada, que la dejó agotada y feliz para luego retomar el ritmo normal de su recorrido, temblando. Ese día cruzaba el parque. Y ya que estaba se tiró al pasto respirando hondo, mirando el cielo, estirando los miembros, oliéndolo todo, cerró los ojos, calmó los latidos de su corazón, se levantó pasando una mano sobre su ropa para quitar las hojas, la hierba pegada a su ropa, y continúo su camino. Él supone que habrá durado unos diez minutos: detrás del mostrador, el viejo volvió a tomar su diario en silencio y empezó a leer.


II
Llegó al trabajo un poquitín despeinada pero al mismo tiempo casi a la hora justa, para su mayor asombro, la alumna no estaba esperando delante de la puerta, estaba con tiempo. Entró, se preparó, entra la alumna, se sienta, dió clase. De repente, sintió cosquillas en el ombligo, pasó una mano por debajo de la remera, y se encontró con una hormiga negra por la panza. La miró la alumna y de su sonrisa, casi extrañada, le preguntó, ¿todo bien? Sí, sí, dijo, todo bien. Estaba explicando que ...


III
En la parada del autobús escolar, la mamá esta y aquella, holacomoleva, bien, graciasyusted. Se quedan paradas juntas en silencio un momento.

-Va a llover
-No, ¿qué no ve el sol? Ya pasó, ya no.
-Que va a llover
-Ah, no creo

De regreso a casa, los chicos meriendan, salen al jardín, juegan al fútbol, y al cabo de un ratito, vuelven indignados: mamá, ¡qué está lloviendo a cántaros!
En ese momento, la mamá sonríe porque sabe que en algún lugar, alguien está pensando en ella, mirando la lluvia furiosa caer. Final del día. Tormenta de primavera. Hormigas y carreras en el cuerpo, fue lindo día.

3 comentarios:

  1. Me sigue gustando mucho, aunque creo que esto es anterior al otro. Saludos.

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  2. Ignatiusmismo, ahora los he puesto en orden. Tu comentario: no me los perdí, están guardaditos, no sé como volverlos a poner soy algo bestia con el Internet, pero muchas gracias, eres muy amable conmigo. Saludos

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