
De los hijos de mi padre soy la primera. No habré nacido varón pero salí igualita a él. Idéntica. Es buenmozo mi padre ¡eh! Tenemos hasta el mismo color de ojos. Por suerte no he heredado sus bigotes, ni tampoco, desdichadamente, sus buenos dientes y su vista. No, salí con su cara, su pelo, su color, y su mal carácter y nada más. Mi madre, Aragón de ojos negros y grandes, se acuerda de mi abuela paterna que decía que nosotros, los Negrete, teníamos ojos "normales". Y con ese recuerdo estalla una risa impetuosa. Mi madre cuando ríe se oye: tiene una risa magnífica. Y así pasó la expresión de Elena a la posteridad. No, tiene mi padre, y tengo yo, ojos achinados y pequeños. Tampoco son en almendra como mi bella hermana María Justa, no, solamente achinados. Por eso en casa mi padre me llamaba china, o negra, dependiendo de su humor. Ahora bien, estoy en el consultorio de la oftalmóloga y me dice: "le explico: es como la punta del iceberg..." Me quedé pensando en el océano, imaginando el agua ondulando, inmóvil en su extensión y en permanente movimiento, y en el medio algo que sale y que no es del todo lo que se ve: así veo yo. No veo nada claro, ni de cerca ni de lejos, ni de los costados, ni por encima ni por debajo. He perdido en algunos meses tanta visión que no tuve otra que ir de rodillas para no perder el camino, a que me atiendan. "Cuando era joven, continúa la médica, su vista noséqué compensaba su vista nosécuanto*, ajá acepto yo, y cuando con el cansancio de los ojos, --forma bonita de llamar la presbicia--, en su caso, brutal, tengo que admitir, ha perdido la posibilidad de compensar, eso ha tenido por consecuencia que perdiera de una misma vez la vista de lejos y de cerca. Además tiene un ligero problema de astigmatismo..." Yo, hace rato que no la oigo más, me he perdido en su idioma chino, me vino un terrible malhumor y la verdad es que me quiero morir. Estoy en el medio del agua y me ahogo. Maldición de las maldiciones, la medíca, los ojos y los icebergs. Me siento como el Titanic. Nunca he usado anteojos y me rehúso a pensar que... Pregunto con cara de culo: ¿tendré que usar tres pares de anteojos? ¿Me van a sacar los ojos y dar unos nuevos? ¿Puedo vivir sin ver? Porque doctora, le cuento, yo prefiero mil veces no ver nada a usar anteojos de forma permanente". Y la médica un poco sorprendida, se ríe. Yo no. Ver, sí, bueno, algo se necesita, ¿no? Además no puedo seguir con los dolores de cabeza que me han empezado a atacar de forma diaria desde hace un par de semanas. El proceso de aceptación no es evidente. Cuando llego a la óptica para que me preparen los anteojos, me pongo a llorar. Odio los anteojos, me quedan mal, me pesan sobre la nariz, quedo como Nana Mouskouri, quedo seria y me parezco a una maestra de escuela: qué horror. Me dice el pobre hombre, que tampoco entiende bien lo que me pasa, todo el día fue tan excesivo, "vamos señorita, no es para tanto, estoy seguro que si usa este marco va a quedar sexy y todo". Lo miro con tristeza: ¿sexy, yo? ¿Con anteojos? ¿Usted cree? Caminando de vuelta a mi casa, he pensado en la buena vista de mi padre, la risa de mi madre y mi querida abuela con sus ojos normales, y toda yo hundiéndome en el océano. Ya. Así la vida. Ah, y ¡qué vivan los impresionistas caray!
*(la hipermetropía latente se compensa con un esfuerzo de acomodación"),
Pues con el mal caracter de tu padre, y sin sus bigotes, has quedado bastante aparente. Lo de los ojos achinados me parece una exageracion familiar; puede pasar, supongo, pero yo he conocido chinas, de las de la China, que tenian ojos achinados y no eran como los tuyos.
ResponderEliminarNada mas excitante que, durante un baile lento, quitarle las gafas a tu pareja y arrimarte a su oido para susurrar unas palabras con calor de aperitivo. Definitivamente, Nana Mouskouri me gusta mucho mas con gafas y bailando.
Pissarro, Ines sobre el puente y con gafas. Y un beso desde la punta del iceberg que se derrite.
Monsieur A. V.,
ResponderEliminarESO ERA AMOR
Le comenté:
Me entusiasman tus ojos.
Y ella dijo:
¿Te gustan solos o con rimel?
Grandes,
respondí sin dudar.
Y también sin dudar
me los dejó en un plato y se fue a tientas.
A. González
Ines,
ResponderEliminarFui testigo de la historia que cuenta Monsieur Gonzalez: es inexacta. La mujer que rimelaba los ojos que despertaban entusiasmo dudo, dejo tan solo uno, el grande, en el plato y se alejo murmurando no se que de las gafas de Polifemo. Al final del pasillo, pario un nino joven que crecio con vocacion de ciclope; es fama que fue nombrado Lord en Southampton e invento el monoculo.
Justesse, Mademoiselle, justesse!
Querida Inès Quanto te comprendo !!!. Yo los tengo de casi un año, y de casi sei mesi no puedo trabajar sin ellos. Ademas creo que los anteojos te quedaran lindos y sexi !! Un gran abrazo
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