miércoles, 27 de diciembre de 2023

Éste texto es... ya lo subo para que lo leas.

 

sábado, 8 de julio de 2023

Salvaje

 


Me llevó al barco, sobre el San Lorenzo, a un lugar quieto lleno de juncos altos y protectores. Solo se oían los trinos, chirridos de los pájaros a lo lejos una vez que el motor se acalló. Se veía el agua moverse suavemente con el balanceo del bote. ¡Una tranquilidad! Las nubes moviéndose por la extensión del cielo era lo más activo. Todo lo demás, meneándose con lentitud. Ningún barullo. Calma y agua.

 

Sus manos expertas iban de una cosa a la otra en su embarcación parcheada, arreglada provisionalmente con cosas heteróclitas encontradas por ahí—por la calle, insiste, si supieras cuántas cosas se tiran por la calle; le faltaría un poquito de limpieza, pensé yo. Y en realidad, le faltaría sentido para mí, pensé también. Estar rodeado de agua sin poder caminar, bueno, bañarse sí, supongo, pero atrapado en un lugar reducido todo el día, ¿cómo puede pasarse la vida aquí? Solo caben dos personas sentadas, también hay una cabina para recostarse, una silla con función de mesa para almorzar. Nada más. Sin baño, sin cocina. Uf, un sitio para alguien que quiera leer todo el día, alguien que quiera escribir en un cuaderno a pesar del movimiento rítmico, alguien que quiera estar en una soledad pesada, densa de silencio y lejos de todo. Mi amigo no habla mucho, no cuenta nada, no hace preguntas. Me explica simplemente que necesita del agua cerca. Siempre fue así. Y yo necesito tierra firme. Nos llevamos bien, como dos personas de dos lados opuestos del planeta pueden llegar a llevarse bien: la sorpresa y la curiosidad por el otro participando a un mutuo respeto de lo ajeno, de lo dispar.

- ¿Habrá sapos por aquí? Pregunté.

- ¿Sapos?

-Sí, sapitos horribles, ya sabes, que croan y saltan de una planta al agua.

-Supongo que sí, las ranas toros, los ouaouaron como se los llama, pero no es sapo es rana. Una rana gorda y grande. ¿por qué preguntas?

-He leído por alguna parte que niños habían intentado ponerle un cigarrillo a la boca una rana, que ésta la respiraba y después de succionar la rana explotaba.

- ¿Y eso te gustaría hacer? ¿Ver explotar una rana?

-No, no, estaba pensando nada más…

-Sos un poco salvaje a veces.

-Hum, no sé.




domingo, 3 de diciembre de 2023

déconstruction: chronique d'une liaison passagère.



[...] Nos vimos un año entero, cuando pudimos, sin alterar nuestras vidas,  fuera del mundo, en un espacio íntimo, sin ruido ni palabras. Un año en el que también pude observar tus gestos, comer tu pan del domingo, salir por tus recorridos a la orilla de tu río, el agua que te es tan necesaria para vivir; en el que compartimos películas de tu infancia, muchas fenomenales. Un año en el que vos me esperaste que regrese de la milonga a la hora que se me ocurra, sin reproches, sin preguntas, tuviste que adaptarte a mis horarios y actividades de hiperactiva de las cuales estabas excluido. Nunca hubo obligaciones, reproches o peleas, solo cariño.

[...] Cuando pusiste sobre mis hombros, de un gesto controlado y seguro, el abrigo que me protegería del frío, sobre ese banco frente al río, enseguida he sentido una onda de algo indefinible que me atraería siempre hacia vos. Esa primera vez, caminamos un rato largo como si nos conociéramos de hace mucho tiempo. Un mes de octubre fresco después de días veraniegos, nos tocó poca suerte. Pensé en algún momento que podría ser tu olor, tu piel, tu forma de mirarme, tus silencios, tu tranquilidad. Creo ahora que era la sospecha de un entendimiento de nuestros cuerpos. Hablaron antes de que nosotros nos acercáramos el uno del otro.

[...] Viví una situación esquizofrénica. Sentí un cambio entre nosotros. Me asusté. Así que lo finalicé abruptamente, sin explicaciones. Los finales son injustos, crueles, como éste que te impuse. Vive en mí esa ternura, ese hechizo: te adoré, como mujer, pero nunca pude comprometerme con la persona social, no pude ser tu compañera.  ¿Será posible ese desdoblamiento?

 [...]V., sos lindo, te veo más allá de vos, te siento en lo profundo. Me conmueves, enterneces. No sé explicarlo.

 [...]En nuestro mundo post pandémico, donde descubrimos divisiones fuertes, ideas incompatibles, discordia, se reveló que demasiadas cosas nos separaban. Y por más que me justificara pensando que lo nuestro, una situación algo rara, --duraría lo que duraría, por qué preocuparse, por qué impedirse vivir algo bonito, ¿en nombre de qué? Adultos, casi viejos, libres y dispuestos. Éramos amantes, punto, ¿cuál es? --sabía que habría que terminarlo. Tenemos visiones del mundo irreconciliables a pesar del cariño, y auque esté acostumbrada a que no piensen como yo, hubo más, quizás una forma de encarar la vida.

[...] Te vi el otro día, me miraste. Te acercaste y me hiciste bailar (vos que no bailabas conmigo cuando estábamos juntos, nunca quisiste acompañarme a la milonga). También vi tu enojo, tu inquina. Sin embargo, cuerpo a cuerpo, el entendimiento sigue, late, respira, eso quedará entre nosotros, siempre. Es más, existe una adecuación natural. Me alejé después de la tanda, me miraste partir. Ya no se puede…

[...] De esa complicidad inmediata más allá de las palabras --que nunca fueron muchas--nació una inmensa ternura. Por ella, nació también el respeto de nuestras diferencias y hay que decirlo, una reserva prudente: se nos ocurrió que los naipes que se iban armando cuidadosamente en una edificación frágil podría derrumbarse en cualquier momento : lo nuestro fue cuerpos compatibles más que nada. Tacto, olfato, oído, vista, gusto, ternura, sí, ternura, pero ésta no basta. Fuimos cuidadosos el uno con el otro.

 

lunes, 23 de octubre de 2023

60

Le agrego a mis 60 este texto de Fontanarrosa que me hizo reír!

 Mi amiga Colette solía decir, y hace ya mucho tiempo, 'Estamos entrando en la edad del nunca me había pasado'...

Y es así.
Decimos: 'Es curioso. Nunca me había pasado, me agaché a recoger un tenedor y se me trabaron cuatro vértebras de la columna.
Escuchamos: 'Es notable. Nunca me había pasado. Mordí un caramelo de limón y un premolar se me partió en ocho pedazos.
Es que, así como se habla de un Primer Mundo y de un Tercero sin que nadie conozca a ciencia cierta cual es el Segundo, nosotros hemos pasado de la Primera Edad a la Tercera sin recalar por la Segunda y el cuerpo acusa recibo de tal apresuramiento.
El tiempo mismo, incluso, ha tomado una consistencia gelatinosa, plástica, mutante.
Calculamos: - 'Cuánto hace que se mudó Ricardo a su nueva casa?'.
Y arriesgamos: - 'Tres, cuatro años'. Hasta que alguien, conocedor,
nos saca de la duda: 'Catorce'.
Suponemos ante el amigo encontrado ocasionalmente en la calle: -'Tu pibe debe andar por los seis, siete años'.
- 'Tiene diecinueve - nos contesta el amigo
- Vení Tacho!'. Y nos presenta a una bestia de un metro ochenta, pelo verde, un clavo miguelito clavado en la ceja y un cardumen de granos sulfurosos en la mejilla.
Se corrobora entonces aquello que, dicen, decía John Lennon: 'El tiempo es algo que pasa mientras nosotros estamos distraídos haciendo otra cosa'. Y suerte que estamos distraídos haciendo otra cosa. Mucho peor es aburrirse.
Es dulce rememorar ciertos momentos, pero más me entusiasma pensar en las cosas que tengo para hacer. Es que muchos de esos ciertos momentos son muy viejos.
Y por lo tanto vale recordar el consejo dado por Javier Villafañe cuando alguien le preguntó cómo hacía para conservarse tan joven pasados los ochenta años. - 'No me junto con viejos', respondió el maestro.
Yo quiero agregar lo que un día dijo Jean Louis Barrault, famoso mimo francés: 'La edad madura es aquella en la que todavía se es joven, pero con mucho más esfuerzo'.
Por: Roberto Fontanarrosa




En vísperas de mis 60, me preguntaba desolada si todo iría para abajo a partir de esa fecha. La decrepitud del cuerpo, los dolores que aparecen de uno no sabe donde, la piel que se marchita, la memoria que se manda a mudar. Un mensaje de un amigo, sin embargo, me animó. "Estás empezando tu mejor década, Inés". Bueno, pensé, qué habrá querido decir este amigo. Y sus palabras se fueron incorporando a mi cerebro, apareciendo delante de mis ojos, uniéndose a los latidos de mi corazón,  y así está pasando ahora, las cosas, las mismas cosas de antes, de siempre, se volvieron más amables, y la verdad es que el año empezó de lo más bien. Algunos ajustes fueron necesarios: me alejé de los que no me aprecian; me callé mucho más de lo que solía hacerlo; me preocupo menos, me enojo menos, me indigno menos. Todo menos y algunas cosas más,  más tiempo para las cosas que me gustan.  Pocas veces he estado tan feliz, tan tranquila, y dicen... que se nota. 

El poder de las palabras, ¿no?






martes, 8 de agosto de 2023

Éloquence




C'est folie de croire que les périodes vides d’amour sont les ‘blancs’ d’une existence de femme. Bien au contraire. Que demeure-t-il, à le raconter, d’un attachement passionné ? L’amour parfait se raconte en trois lignes : Il m’aima, je L’aimai, Sa présence supprima toutes les autres présences ; nous fûmes heureux, puis Il cessa de m’aimer et je souffris… Honnêtement, le reste est éloquence, ou verbiage.

Bella-Vista de Colette.

martes, 1 de agosto de 2023

Un homme distrait



Cuando era chiquito, mi hijo mayor se solía retraer en una burbuja, o así me decían las profesoras, perplejas ante una desconexión con el resto de la clase, de los amiguitos, del mundo. Podía abstraerse feliz un rato como para no estar. Igual que el avestruz que hunde su cabeza en la tierra pensando que no se lo ve.  Sigue teniendo un mundo interior rico. A veces vive en su cabeza en una realidad peculiar separada de lo gregario. Puede parecer distraído, muy volado o ido. El adulto que se ha convertido tiene una fibra artística sin embargo que le da un aire de estar en las nubes. 

Y distraído estaba en Ámsterdam ese último día de viaje visitando un barrio turístico antes de tomar un avión que lo traería de vuelta a casa después de un mes por Europa por trabajo, amor y familia. Qué programa. 

Sentado al margen del canal Oudezijds Achterburgwal en el Rosse Buurt, estaba dibujando en su cuaderno con los pies libres hacia el agua. De repente, levantándose, plegando las piernas, oye que se le escapa el teléfono hacia el canal, splush, un ruido largo y aterciopelado indicándole que la caída había sido discreta, suave y definitiva. A su lado dos chicas fumando un porro lo vieron desvestirse lentamente, pedirles que le echaran un ojo a su mochila y se metió en el agua para intentar salvar su billete de avión, sus contactos, sus fotos… 

Mientras buscaba con los pies, barriendo el fondo poco profundo del canal, se pudo oír a lo lejos una sirena. Guy empezó a tiritar, el agua, la inmovilidad relativa- tampoco quiso hundirse del todo-, la desesperanza de no poder rescatar el teléfono: le entró frío. Estaba subiendo sobre la orilla, cuando constató un tumulto de gente que se había acercado para verlo; policías llegaban corriendo, se oían autos, ambulancia y hasta un helicóptero, todos abocándose hacia él. Casi desnudo, con su aire de extraterrestre llegado del planeta del principito, Guy se dio cuenta que su retirada por las aguas del canal había llamado la atención. 

El policía furioso le pidió que mirara en su entorno. - ¿Ve a toda esta gente? ¿sí? Bueno, ¡es para usted! ¿Qué estaba pensando? 

 Guy había creído otra vez pasar desapercibido. Hacer sus cositas como si el resto del mundo no existiera. Las chicas vigilantes de la mochila se habían esfumado en cuanto llegó la autoridad. Se quedó un rato largo pidiendo disculpas a un policía algo furioso y para no perder su avión tuvo que correr a un Internet café para encontrar y bajar su billete de avión del WEB. 

 

Es el tercer viaje donde pierde su teléfono. 

 

 

miércoles, 26 de julio de 2023

Robert Desnos

 J'ai tant rêvé de toi

J'ai tant rêvé de toi que tu perds la réalité.
Est-il encore temps d'atteindre ce corps vivant et de baiser sur cette
bouche la naissance de la voix qui m'est chère ?
J'ai tant rêvé de toi que mes bras habitués, en étreignant ton ombre, à se
croiser sur ma poitrine ne se plieraient pas au contour de ton corps,
peut-être.
Et que, devant l'apparence réelle de ce qui me hante et me gouverne
depuis des jours et des années, je deviendrais une ombre sans doute.
Ô balances sentimentales.
J'ai tant rêvé de toi qu'il n'est plus temps sans doute que je m'éveille. Je
dors debout, le corps exposé à toutes les apparences de la vie et de
l'amour de toi, la seule qui compte aujourd'hui pour moi, je pourrais
moins toucher ton front et tes lèvres que les premières lèvres et le
premier front venus.
J'ai tant rêvé de toi, tant marché, parlé, couché avec ton fantôme qu'il ne
me reste plus peut-être, et pourtant, qu'à être fantôme parmi les
fantômes et plus ombre cent fois que l'ombre qui se promène et se
promènera allègrement sur le cadran solaire de ta vie.



jueves, 20 de julio de 2023

Prisionera: un fin de semana

 Los caminos de noche son oscuros. Además, se oyen todo tipo de animales arrastrándose por ahí, escondiéndose, no sé, no me gusta.

 

¡Es el campo!

 

Y bueno, no me gusta el campo.

 

¿Qué no buscabas soledad, tranquilidad, descanso?

 

Uf, en el campo me aturde el silencio pesado de día y los ruidos indistintos de noche. Es más, no me siento sola en ningún momento. Nunca. Me espían de entre los árboles. Y la verdad verdadera es que nadie descansa en el campo. El campo es exigente.

 

Estás completamente loca.

 

Me sentí atrapada, emboscada, solo quería volver a la ciudad. En la ciudad me siento totalmente sola, anónima. En el campo, toses y los vecinos lo saben. El sonido se transporta lejos y fuerte. Un horror.

 

¿Y la naturaleza? ¿no te conmueve?

 

 ¡Qué cosas dices! sí, por supuesto, no soy insensible: me gustan los árboles, los colores, el canto de los pájaros, vamos, no me pueden no gustar.  Todo me supera. Me gusta, no quiere decir que la necesite. Además, esta naturaleza me paraliza, soy incapaz de hacer lo que sea. En la ciudad vivo, en el campo soy testigo, nada más. Saber que existe, me basta: te digo que quería volverme, lo más rápidamente posible.

 

No te entiendo. ¿Qué te asustaba? ¿Qué inquietud sientes?

 

No sé.

 

La mayoría de la gente, gente de ciudad, sufre, me oyes, sufre de no estar en contacto con la naturaleza. Presión arterial alta, ansiedad, depresión. Los hay que piensan que sin naturaleza…

 

Pero por favor, no es la naturaleza mi problema, es el campo. Las distancias, la ausencia de humanos o al contrario presencia de humanos inquisidores. Me sentí incómoda. Como si no estuviera en mi lugar. Una extranjera, un bicho raro fuera de sitio.

 

No querrías estar ahí, cuando uno hace algo contrario a su voluntad, …

 

Creo que sí. Tienes razón. Me gustaba la idea del campo. Y al final cuando estuve, ya no me agradó tanto, quise volver.  No pude relajarme. Supongo que esperaba que el campo me gane, me sorprenda, me hechice. Y lo que único que pasó fue que lloviera.

 

Jajajaja

 

No pude ni caminar, caía más fuerte que mi propia ducha. Mi macutillo empapado, la ropa chorreando ríos de agua. Desolador. Me puse a mirar el cielo y esperar que salga el sol. Y de vez en cuando salió, pero estaba ya de mal humor, yo y las juntas de mosquitos y moscas que me perseguían.

Por lo menos me sirvió para convencerme que me gustan las ciudades llenas de personas andando, con prisa o no; me gustan las veredas, los portones, las ventanas. Los miro, los necesito, aunque sean feos como aquí.  No me importa. Lo que necesito es la calle, la calle. No me alejaré más. Ya sé de donde vengo y donde voy. Al campo, se lo dejo a los sentimentales. Para el verde que te quiero verde, lo tengo al Mont-Royal donde voy una vez a la semana. Me gustan las plazas, los parques, jardines, sí, eso sí, el campo solo si necesario, cuando me invitan, cuando es por un día.

 

Ya

 

Creo que fue una cuestión de movimiento. Me faltó eso, que las cosas se movieran. En el campo todo vive, (es un mundo escondido) el viento mece las hojas, sin embargo, todo queda en su lugar. Algo así como una tumba buena para
la salud. Por ahí va la cosa.


Uy, qué exagerada,


Y sí, ya se sabe.

 

 

 

miércoles, 12 de julio de 2023

Milan Kundera (1929-2023)

 L'homme ne peut jamais savoir ce qu'il faut vouloir car il n'a qu'une vie et il ne peut ne la comparer à des vies antérieures ni la rectifier dans des vies ultérieurs. Vaut-il mieux être avec Tereza ou rester seul ?

Il n'existe aucun moyen de vérifier quelle décision est la bonne car il n'existe aucune comparaison. Tout est vécu tout de suite pour la première fois et sans avoir jamais répété. Mais que peut valoir la vie, si la première répétition de la vie est déjà la vie même ? C'est ce qui fait que la vie ressemble toujours à une esquisse. Mais même "esquisse" n'est pas le mot juste, car une esquisse est toujours l'ébauche de quelque chose, la préparation d'un tableau, tandis que l'esquisse qu'est notre vie est une esquisse de rien, une ébauche sans tableau.

sábado, 8 de julio de 2023

Salvaje

 


Me llevó al barco, sobre el San Lorenzo, a un lugar quieto lleno de juncos altos y protectores. Solo se oían los trinos, chirridos de los pájaros a lo lejos una vez que el motor se acalló. Se veía el agua moverse suavemente con el balanceo del bote. ¡Una tranquilidad! Las nubes moviéndose por la extensión del cielo era lo más activo. Todo lo demás, meneándose con lentitud. Ningún barullo. Calma y agua.

 

Sus manos expertas iban de una cosa a la otra en su embarcación parcheada, arreglada provisionalmente con cosas heteróclitas encontradas por ahí—por la calle, insiste, si supieras cuántas cosas se tiran por la calle; le faltaría un poquito de limpieza, pensé yo. Y en realidad, le faltaría sentido para mí, pensé también. Estar rodeado de agua sin poder caminar, bueno, bañarse sí, supongo, pero atrapado en un lugar reducido todo el día, ¿cómo puede pasarse la vida aquí? Solo caben dos personas sentadas, también hay una cabina para recostarse, una silla con función de mesa para almorzar. Nada más. Sin baño, sin cocina. Uf, un sitio para alguien que quiera leer todo el día, alguien que quiera escribir en un cuaderno a pesar del movimiento rítmico, alguien que quiera estar en una soledad pesada, densa de silencio y lejos de todo. Mi amigo no habla mucho, no cuenta nada, no hace preguntas. Me explica simplemente que necesita del agua cerca. Siempre fue así. Y yo necesito tierra firme. Nos llevamos bien, como dos personas de dos lados opuestos del planeta pueden llegar a llevarse bien: la sorpresa y la curiosidad por el otro participando a un mutuo respeto de lo ajeno, de lo dispar.

- ¿Habrá sapos por aquí? Pregunté.

- ¿Sapos?

-Sí, sapitos horribles, ya sabes, que croan y saltan de una planta al agua.

-Supongo que sí, las ranas toros, los ouaouaron como se los llama, pero no es sapo es rana. Una rana gorda y grande. ¿por qué preguntas?

-He leído por alguna parte que niños habían intentado ponerle un cigarrillo a la boca una rana, que ésta la respiraba y después de succionar la rana explotaba.

- ¿Y eso te gustaría hacer? ¿Ver explotar una rana?

-No, no, estaba pensando nada más…

-Sos un poco salvaje a veces.

-Hum, no sé.




jueves, 6 de julio de 2023

Disciplina


Siempre me ocurre, llegan las vacaciones y el día se esparce por el viento de las horas inconstantes de mis días felices como esas pelotitas sedosas, pelillos evanescentes, musgos volantes de los álamos de Montreal que mucha gente compara a copos de nieve de verano.

Necesito unos momentos antes de establecer un nuevo modus vivendi, un horario para que mis vacaciones no se esfumen.

Entonces pensé: iré con la bici por el centro, me encontraré un café, estableceré un cuartel general, ritmaré mis días entre bici, lectura, reflexiones, paseos y baile. Qué tal la felicidad.

Me obligaré a una regularidad, un compás, ando demasiado suelta, descampada ( si se puede usar ese adjetivo) para que mi verano tenga sentido, un sentido propio, personal, íntimo. Para que no me falte el aire en agosto, 

Los días corren como caballos salvajes por las montañas.



Ch. Bukowski

miércoles, 5 de julio de 2023

Le bon air de Buenos Aires

 Al asomarme al balcón para evaluar el calorcito de la tarde, pienso en el departamento de Nanina en Buenos Aires donde hace pocos meses me quedé. Hace calor estos días, así como hacía en Buenos Aires en marzo, un calor de verano, rico, poderoso, luminoso.

Me siento bien en el calor. Sin embargo en aquel departamento del microcentro de la capital argentina, me la pasé entre mosquitos y sudor, soñando en la calle; en una pieza minúscula entre plantas sobre un colchón ligero, atrapada entre una biblioteca polvorienta y un escritorio, me preguntaba con algo de indignación, cómo el arquitecto retorcido pensó en la transformación de esa parte del inmueble porteño  que debió ser grande y quedó incómodo con paredes de yeso abultadas, voluminosas, no sé bien explicarlo: paredes gruesas. No me malinterpreten, ¡el departamento está en pleno centro! Tiene dos cuartitos, una cocina, un baño, un saloncito, dos balcones pequeños, más que suficiente para mi prima. Pero tiene una construcción rara. Y ahí acostada sobre mi colchón, pensaba en la calle.

Calle que tenía el maravilloso atributo de un vientito redentor.

Ah, ¡mi Buenos Aires, querido! Vientos pamperos que me aliviaron la estadía a pesar de un sol, una humedad digna del mes de enero.

Ahí estaba en la calle de Balvanera, de Constitución, de San Cristobal y Montserrat, caminando horas a toda hora.

 Ahora voy a salir, aquí el viento viene del sureste débil y está más presente cerca del canal, allá voy. No será un recorrido como aquel en la capital, sino que al no poder cambiar el viento, le ajustaré las velas.

domingo, 18 de junio de 2023

Día de Lluvia con Atalhualpa

(...) Un día yo vi un camino

Y me puse a caminar
Y anduve, anduve y anduve
Mezclando dicha y pesar

Después de muchos trabajos
En un mundo fui a parar
Un mundo de nombre extraño
Se llamaba: soledad

Angustias e ingratitudes
Esas cosas de penar
Nunca podrán lastimarme
Mientras viva en soledad

Solo podría cambiarlo
Pero es imposible ya
Por un mundo de historias viejas
Y mañanas de cristal (...)


sábado, 3 de junio de 2023

Le paysage de mes yeux









He cambiando mi auto pour una bicicleta como modo de transporte principal y cuando no me animo a pedalear en la nieve o el hielo, entonces uso mis piernas, mis pies y mucha ropa. Estoy muy orgullosa de mi disciplina, intransigencia, testarudez por hacerlo todos los días sin excepción.  Pero hay que decir que me alegro de que haya llegado la primavera y que pueda ahora salir en mis rondas diarias un poco más rápidamente. Las hojas de los árboles aparecieron en un parpadeo de ojos, primero el ojo derecho, luego el izquierdo --tiene que ver con el sol. Y aun más, la semana pasada fueron los magnolias que alegraron mi camino, esta semana son las flores de la lila que me persiguen con su aroma tan propio. Empecé a tomar algunas fotos porque la gente me pregunta que hago el día entero al caminar. Y nada, digo, camino. ¿No te aburres? Nunca, todo lo contrario (mentira mía: escucho libros audio por eso camino tanto) Hace mucho que no estuve tan entretenida. No soy de mirar, las fotos no son buenas, sino que muestran por lo menos que algunas cosas veo. También me apareció como una certeza que esa misma actitud de la que me enorgullesco es una clara señal de vejez, tan claramente como la lentitud que tiene mi piel en curar mis heridas.

lunes, 1 de mayo de 2023

8 ans

 


A veces me siento enojada, como hoy; a veces me da un poco de rabia, eso de tener que largar una lágrima, o más que rabiosa, indiferente; a veces pretendo que es el 1 ro de Mayo, una fiesta y no tu muerte. A veces te siento lejos. A veces resiento el hecho que no estás conmigo. Hoy no es un buen día. Ando fría y molesta. Ando sin querer compartir. Hoy soy una mala hija, no quiero acercarme a tu recuerdo.  Voy sin paz, sin dolor, sin querer pensar en vos. No sé, ya me calmaré. Vendrás a mi mente como lo mereces, con cariño. Hoy no, no sé por qué. Hoy estás lejos. Muerta, tan muerta.

Saludaron las primas diciendo cúanto te querían. Eras querida.  

Paulina duele

Seguro que María Justa también.

Anna llamó

Yo quería que sea el 1ro de Mayo. El día del trabajador.

Hoy ando mal, pero no es por vos, no, hoy llueve, por eso.

Hoy te olvidé.

Hoy no escribiré, ya no escribo nunca.

Pasaron 8 años, mamá.


lunes, 10 de abril de 2023

!Está interdicto!

 


El Yerba Buena de mi infancia – ese donde corríamos pies descalzos por caminos de tierra, perseguidos por bandas de perros-- ya no es un barrio sino una ciudad. No solo ha crecido mucho estos últimos años, sino que sus residentes toman las calles por asalto en torno a la hora del almuerzo y a la tardecita. Aparecen colas de coches impacientes, una afluencia agresiva, todos queriendo llegar para el almuerzo a sus casas. Después de cinco años de ausencia, me quedé impresionada con el desorden de ese barrio que fue tranquilo; el número de autos apurados por las calles, calles que están en un estado aproximativo y que obviamente no han crecido tanto como la población. A tal grado que subiendo en un auto pensaba el ceño fruncido que sería lo que sería: un suspiro a la vez y la convicción de que el destino decidiría de mi suerte. Lo digo por la desorganización.

 El terraplén de la avenida Aconquija está salpicado con espacios abiertos para dejar pasar el auto de un lado al otro de la avenida. Algunos para girar a la izquierda, otros que dejan que los coches pasen hacia la derecha.

 

Por otra parte, tengo primos atentos, amigos del alma, que querían el tiempo de mi estancia que fuera feliz. Oímos hablar de una milonguita que se hacía en el barrio. Nos pusimos de acuerdo para ir a echarle un ojo, ya que todas las milongas ocurrían en el centro de San Miguel de Tucumán. Subidos al autito de mi prima por la avenida, mirando concentrados los números y los nombres de los locales, nos damos cuenta que el restaurante no es otro que uno que conocemos, el Santa Marta, ya, claro, ese que está allasito nomás y para llegar rapidito, tracate, sin más pensarlo, mi prima le da una vuelta al volante y entra en la entrada del terraplén para pasar al otro lado, pero sorprendentemente, un auto se coloca nariz contra nariz y no nos deja girar. Nos sentimos descolocados y algo malhumorados con la actitud irrazonable del auto, Ahí nos damos cuenta que hemos usado una entrada equivocada, una que le corresponde a los autos viniendo del centro.

 

-        - ¿Qué hace esa tarada?

-        - Estás a contramano, ella tiene razón

-        - Cómo va a tener razón, me impide moverme. Muevo el auto y se pega más a mí, no me deja pasar

-        - Tenés que salir de aquí

-        - Uy ingeniero, gracias por el consejo, pero estoy bloqueada.

Gritos por la ventanilla “Oiga señora, ¿me puede dejar pasar?”

-         -¡Está interdicto!

-        - ¡¿está interdicto?!  Repite mi prima con deleitación de pronunciar una palabra que suena familiar pero que no lo es. “Señora, por favor, tengo que pasar ¿no ve en qué situación estoy?” Está interdicto, interdicto, pero usted me está cerrando el paso.

-        - ¡está interdicto!, grita con rabia otra vez la conductora desde su auto

-        - Vieja loca, estará in-ter-dicto, pero no me puedo mover, no querrá que retroceda sobre la avenida, ¿no?

-        - Insensible, la señora grita: “está interdicto”

 

Mientras, fuera de sí, mi prima retrocede en una maniobra peligrosísima sobre la avenida, yo ando pensando, intrigada y divertida, en que sería esa palabra interdicto, qué graciosa, parece francés. No quiero echar leña al fuego y pregunto con voz leve de la prima gringa que no sabe nada de nada:  - “así que se usa esa palabra aquí, ¿interdicto?” Me entero de que no es desconocida del todo, sino que no se usa.  Ya está el amigo mirando el teléfono, “entredicho y palabra proveniente del derecho”. Sí, añado, pero eso será el sustantivo, que pasa con el adjetivo, ¿el adjetivo querrá decir prohibido?

 

A salvo del peligro, nos reímos, algo indignados, sin embargo, de las exclamaciones de la señora que decidimos era extrajera. A partir de ese momento, entró en nuestro vocabulario personal la expresión ésa y cada vez que no permitimos que ocurra algo, gritamos entusiasmados: ¡está interdicto!


En efecto, el restaurante Santa Marta presenta cantantes y músicos de tango, una vez a la semana, pero esa noche, no. Además, no es realmente una milonga, bailan los que quieren bailar. Sin pareja, más difícil. Después de unos minutos de estar sentados, nos levantamos y salimos a la calle.