viernes, 2 de marzo de 2007

Perturbada

Acaba de terminar la película Match Point de Woody Allen que empieza y termina con la imagen de una pelota rebotando sobre la red y muestra ese segundo en que la pelota se eleva y no se sabe de que lado caerá, para dentro o para fuera, la diferencia entre ganar y perder, ese pequeño empujón de suerte que a veces hace toda la diferencia. De repente me acuerdo que tengo cita con el ortodontista para Emilia, miro la hora y mi agenda, hay dos horas escritas, una a las tres y media, la otra a las cinco y veinte, y claro con los nervios que me vienen no me acuerdo de cual es la buena. Son las cuatro menos cuarto. Es incomprensible cuanto me cuestan esas citas con el ortodontista, es una saga de retrasos y olvidos, de mala cara médica y excusas patéticas, este viernes, no lo puedo creer que me haya, otra vez, olvidado, maldición, y todo por estar tirada una siesta viendo una película en casa. Pero en ese segundo, pienso: llego tarde a la primera, estoy con tiempo para la segunda. Como sospecho que es a las tres y media, la llamo a la gorda, qué tenemos que salir que se prepare, rápido hija, rápido, vamos ponete los zapatos en el auto. "Mamá si llegamos tarde otra vez, me van a retar..." En el auto, nerviosa llamo al consultorio y me confirman que es a las cinco y veinte, mi hija me mira fastidiada, uf, pienso, jodido Woody Allen, qué lo parió esa película.

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