sábado, 9 de enero de 2021

La culpa la tiene el sol

 

El sol volvió después de unos meses de haber desaparecido, se había ido como si fuera imposible ver nada positivo por estos lares. Fueron largas semanas de cielo gris, colores plomizos, opacos como solían ser los de los inviernos europeos. Hoy en este bonito día de sol, aun mejor un sábado, me puse alegre y con ganas de arreglar el departamento. Tenía que haber sido una tarea rápida, concluida en un pis pas antes de salir a disfrutar de un día glorioso. Qué ganas de estar afuera, de caminar. Pero para mi estupefacción el sol me mostró cosas que la luz eléctrica escondía: vi manchas, polvo, telas de arañas y frenética me puse a eliminar todos esos hallazgos adversos. Y lo que se anunciaba como una tarea habitual, se transformó en un trabajo mayúsculo. Sin embargo, me divertí, el sol me seguía por la casa, las plantas se removían de gusto, los vidrios se pusieron a relucir, el polvo terminó por desaparecer e incrédula me reía de no haber visto todo eso antes.  La casa se puso linda, toda iluminada por los reflejos del sol. Se me fue el día que se quería deportivo y resultó doméstico. Bah, pensé no suele ocurrir repetidamente o tanto como debiera. Y algo apurada, me fui a pasear: serán magníficos los días como los de hoy, no obstante siguen siendo muy cortitos: hubo que apurarse para seguir el caminar de los últimos rayos del sol hacia el oeste.

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